Primeras Veces

Capitulo 3

Íbamos caminando en silencio por una colina que era solitaria a más no poder, el único lugar de ella donde no había yerba verde mi árboles era el pequeño sendero de tierra por el que se notaba que cruzaban con regularidad. Yo iba acariciando la yerba con mi mano libre, mientras en la otra traía las botas.  

-Esto sigue tal como lo recordaba. 

-Al parecer hay cosas que no cambian, sin importar el tiempo que pase-  

Sus palabras sonaron muy profundas como si se estuviera refiriendo a algo en específico, algo importante para él.  

Me miró un segundo, mostró su sonrisa de medio lado y volvió a mirar al frente.  

-¿Recuerdas la vez que vinimos solos por aquí?- preguntó ahora mirando el camino.  

-Como olvidarlo. Fue la última vez que te vi antes de irme y también fue una tarde única.  

Había pasado mucho tiempo de aquello, pero era uno de los recuerdos más lindos que tenía de la infancia, tal vez porque mientras todo mundo estaba envuelto en un caos nosotros estábamos persiguiéndonos en la yerba, mirando el cielo y dando vueltas en el suelo, o tal vez porque ese día nos dijimos que nos queríamos por primera vez, fue una cosa de niños, lo sé, pero recordarlo siempre me saca un sonrisa.  

-Me alegra saber que no soy el único que lo piensa. ¿Qué has hecho en la ciudad todos estos años?-  

-Estudiar. Ese podría ser el resumen perfecto de mi vida, hice cursos de idiomas que al final no terminé, de manualidades, de piano y demás. Pero también, hice un grupo de amigos y de vez en cuanto salgo con ellos a pasear, así que no me quejo.  

Sé quedó callado un rato.  

-¿Amigos?- preguntó luego  

-Si. Luis, Amanda y Laura, son realmente increíbles. Sería lindo que los conozcas alguna vez. Estoy segura de que les caerías muy bien.  

-Si tú lo dices- por su respuesta supe que no le agradó mucho la idea y cambié el tema.  

-Oye  ¿Tú qué tal has pasado los años por aquí?-  

-No me puedo quejar, ya soy tío, estoy trabajando para pagar mis estudios y en unos meses me iré a la universidad.  

Sonreí  

-¿Qué vas a estudiar?- 

-Educación, quiero ser maestro de literatura. 

-Wow, esa una profesión un poco complicada, manejar más de diez muchachos reveldes no es pan comido, pero seguro que podrás con eso y más.

Me sonrió.  

-Gracias. La única persona que me había apoyado hasta ahora era mi madre, así que me vienen bien tus palabras.   

Le puse la mano en el hombro.  

-Siempre puedes contar conmigo para lo que sea. ¿y cómo es eso de que eres tío?-  

-Mi hermana mayor se casó y tuvo mellizos. Son tremendos, pero los quiero mucho.  

Minutos más tarde y luego de caminos llenos de lodo y de subir y bajar montañas y cruzar por un camino a la horilla de un precipicio, llegamos a La lomita.  

Era un terreno inmenso lleno de elevaciones y yerba, con un árbol de mango exageradamente grande sembrado en la cima de la elevación más alta. Lo increíble de ese lugar era que estaba tan elevado que al mirar alrededor podrías pensar que estabas en la cima del mundo.

Siempre me había parecido mágico y tranquilizante estar allí, podría pasar horas contemplando los alrededores y no me quejaría.  

Sin pensarlo mucho subí a la elevación más alta pues desde allí la vista era aún mejor.  Me senté en la sombra del árbol y permanecí largo rato mirando un conjunto de árboles con diferentes matices a lo lejos, los árboles que tenían la delantera eran muy verdes, pero los que estaban más atrás iban tornándose grisáceos, y habían otros tan distantes que tenía que entrecerrar los ojos para distinguir su figura en el cielo pues se veían casi trasparentes.  

-¡Cris, tenemos que volver!- escuché la voz de Anthony y lo miré. 

Estaba a gran distancia y sostenía la cuerda a la cual estaba atado un caballo marrón oscuro.  

-¡Tranquilo, me sé el camino. Puedo volver sola!-  

-¡No pienso dejarte aquí y lo sabes muy bien, así que no perdamos el tiempo en una discusión que no va a llevar a nada!-  

-¡Llegaré sana y salva a casa!- Dije mientras veía cómo se pasaba la mano por el pelo. Lo que me indicó que se estaba enojando.  

-¡Viniste conmigo y también volverás conmigo, así que, por favor, evítame el tener que ir hasta allí y traerte cargada!-  

Me reí y bajé.  

-¿Te han dicho alguna vez lo lindo que te vez enojado?- pasé por su lado y empecé a seguir el camino de vuelta.  

-No creas que porque me alagas voy a olvidar esto- respondió empezando a caminar junto a mí.  

-No creas que te alago para que lo olvides- Le palme el hombro con cariño  -Solo digo lo que creo.  

-¿Eso significa que crees que soy lindo?-  

-Puede que si- levanté los hombros para restarle importancia y él me empujó suavemente con su cuerpo mientras ambos sonreíamos.  



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En el texto hay: miedo, huir, amor amigos pasado

Editado: 24.01.2024

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