Capitulo 1
Oscuridad…frio…y…silencio; Eso era lo único que describía el lugar en el que Emilia se encontraba, lo único que recordaba antes de su secuestro era que había ido a ver a unas amigas, pero nunca llego al lugar del encuentro, alguien la dejo inconsciente y la arrastro hasta este lugar. Quizás estuvo ahí días, o semanas, no lo sabía ya no tenía noción del tiempo, probablemente nadie la esté buscando, ¿Quién la buscaría?, una “prostituta”, vender su cuerpo era la única manera de ganarse la vida.
Una luz la cegó por unos momentos, pasos pesados, y una figura esbelta se acercaba a ella, aún estaba desorientada, pero al oír su voz comprendió que era el desgraciado que destruyo su vida.
- ¿Te acuerdas de mí? – Hablaba con una voz hostil y ronca- Te has vuelto más callada, cuando te conocí eras una parlanchina muy molesta…
- ¡Cállate! Eres un desgraciado- Un estruendo, un golpe en su mejilla sonó tan fuerte que hizo eco en el lugar
-Como te atreves a siquiera levantarme la voz, alguien de tu clase no tiene el derecho de hablarle así a alguien de la alta sociedad-
- ¡Tu acabaste con mi vida!, por tu culpa…mi vida…esta…esta arruinada- su voz quebrada delataba la impotencia y lo decepcionada que estaba en esos momentos al recordar tan cruel realidad en la que vivía, la horrible vida que llevaba desde ese día.
- Yo no arruine tu vida, tu sola arruinaste tu vida, eras alguien muy respetable antes de ese día, es tu culpa por dejarte llevar, quien diría,…que alguien de la alta sociedad estuviera tan sucia, vivías acomodadamente en esa enorme casa, tenías dinero, sirvientes, pero tu error, tu gran error fue meterte con ese hombre, y para completar tu pecado decidiste tener el hijo de ese hombre y engañaste a tu marido que lo amo como su hijo, pero que sucedió…tu oscuro secreto fue descubierto, y de un momento a otro tu buena vida se acabó…se esfumo.
- ¿Qué es lo que quieres conseguir recordándome eso? – Emilia aun no comprendía el por qué se encontraba ahí
- Este es tu fin Emilia, tu hija está siendo trasladada con su padre, mientras tu estas aquí, a punto de…morir-una enorme carcajada lleno la habitación poco iluminada en donde se encontraban.
Unos hombres entraron a la habitación y se llevaron a Emilia a otra habitación, la encadenaron para luego desvestirla y una vez desnuda dejarla encerrada, no había nada, solo un retrete y otra vez mucha oscuridad.
Así paso los siguientes días Emilia encadenada en esa oscura y fría habitación, la alimentaban una vez al día, un poco de arroz y huevo, en las tardes la sacaban para que se bañara la vestían con ropa interior y era llevada con el jefe…donde era violada sin saber los motivos de estas acciones ella solo se dedicaba a llorar, pero a pesar de su continuo sufrimiento todos los días se ponía de pie una y otra vez, complacía a su secuestrador, ¿Por qué? ¿Por qué no rogaba por su vida? Todos los que trabajaban con él sentían lastima por ella, pero nadie tenía permitido hablarle, solo observaban su sufrimiento continuo.
Los días empezaron a ser más fríos, y su corazón de a poco se fue enfriando, no tenía salvación nadie la iría a buscar, la única que lo buscaba era él y no era para darle consuelo.
En una mañana helada él llego personalmente a su habitación, él nunca había ido allí, siempre iban sus hombres, Emilia asustada se acurruco en una esquina, estaba desaliñada, su pelo cobrizo era un alboroto, su piel pálida estaba sucia, llevaba días sin bañarse, su secuestrador llevaba mucho tiempo sin llamarla, y que el estuviera ahí era extraño.
-Emilia, hoy es el día, el gran día, no sabes cuánto espere por esto, no sé cómo tomara Aurelio esto, pero espero causar una buena impresión, digo…matar a su amante, madre de su hijo, su verdadero amor, ¡ay, Emilia no sabes lo feliz que me siento de acabar con tu asquerosa vida!; por favor, sáquenla de aquí.
Dos hombres escoltaron a Emilia en dirección a un bosque, vestida con un vestido de rojo carmesí; era la primera vez en mucho tiempo que volvía a ver el cielo, estaba oscureciendo, la noche se acercaba, y una vez más Emilia era introducida en una gran oscuridad pero esta vez un largo camino blanco y muchos árboles la acompañaban, se introdujo sola, sin cadenas que la retuvieran en mucho tiempo sintió la libertad, el deseo de sentir el helado viento la hizo querer empezar a correr, corrió tan lejos como se lo permitieron sus fuerzas y después de un gran estruendo ese hermoso camino blanco se cubrió de rojo, y el cuerpo sin vida de Emilia cayó sobre el enorme manto blanco de nieve.
...
Días de color negro se fueron acumulando, cuarenta días pasaron, Aurelio no entendía por qué le tenía que pasar esto, su gran amor descansaba bajo tierra en el cementerio, después de tanto tiempo sin verse quien iba a creer que se verían de esa manera, él con lágrimas en los ojos y ella con una pequeña sonrisa congelada.
El alma de Emilia se fue felizmente agradecida de dejar atrás su sufrimiento; a pesar de todos los momentos horribles que vivió, murió libre, como un ave que después de mucho tiempo enjaulada vuela libremente en el cielo…una hermosa ave carmesí.