La noche late con vida.
El rugido de los motores, las luces de los autos modificados y la mezcla embriagadora de adrenalina con olor a gasolina me envuelven. Este es mi mundo. El lugar donde el asfalto se convierte en mi trono y la velocidad en mi mayor arma.
Estaciono junto a Xavier, apago la moto con un movimiento mecánico y me quito el casco. El aire nocturno acaricia mi rostro, y sacudo un poco mi cabello mientras clavo la mirada en mi amigo.
-Hola, Valery -me saluda con esa sonrisa de complicidad que siempre lleva cuando algo interesante está por suceder.
-Hola -respondo, cruzándome de brazos-. ¿Contra quién corro? Espero que valga la pena.
Siempre lo hace. Desde que pisé este mundo, no ha habido una sola carrera que no haya sido un reto, pero ahora... ahora hay una pequeña diferencia. No estoy aquí solo para correr. Estoy aquí para reclamar lo que es mío.
Xavier suelta una risa breve antes de responder.
-Oh, créeme, lo vale. Es el que ha estado en primer lugar desde que te retiraste... -su tono es burlón, casi desafiante-. Pero ahora que has vuelto, tienes que recuperar tu puesto como Reina de las carreras.
Ah, el maldito título. No es que me moleste, es solo que nunca quise que se volviera algo tan simbólico. Sin embargo, me lo gane a pulso. La Reina. La única que podía dominar cada curva, cada pista, cada maldita competencia.
Sonrío con un deje de burla.
-¿Así que tenemos un rey? -arqueo una ceja con fingido desinterés-. Qué lástima que su reinado acaba de terminar.
Fingo una expresión de tristeza exagerada y Xavier suelta una carcajada.
-Ahí está -dice, señalando con la cabeza.
Dirijo mi mirada hacia donde indica, y una VOGE 300R, 300RR y 500R negra se desliza entre la multitud con una confianza casi arrogante. Con solo verlo, sé que sabe lo que hace.
Pero eso no es lo que me inquieta.
Justo detrás de él, otra moto-una gris, de la misma marca-lo sigue con fluidez.
-Interesante... -murmuro para mí misma, observando con atención mientras ambos se acercan.
El primero se quita el casco con un movimiento fluido. Cabello castaño, ojos azules. Hay algo en su mirada que grita "soy el mejor", y aunque no puedo evitar reconocer que tiene presencia, sé que está equivocado.
Porque yo soy la mejor.
El segundo chico apaga la moto y se quita el casco.
Sus ojos azules de alguna manera me recuerdan al puerto.
Habla con el otro tipo con una expresión que no le había visto antes.
Quedo sumamente perpleja. No por sorpresa, sino porque una sonrisa burlesca se dibuja en mis labios casi automáticamente.
Es él.
El maldito puberto.
¿Qué carajos está haciendo aquí?
Parpadeo una vez, procesando lo que veo. Él todavía no me ha notado, pero yo lo observo con detenimiento.
No es la sonrisa tonta de siempre, esa de cachorro faldero que me sigue a todos lados.
No.
Es una sonrisa maliciosa.
Y, por alguna razón, me gusta.
Mi cerebro analiza la situación rápidamente. Esto no es una coincidencia. Si el puberto está aquí, si está metido en este mundo, significa que hay algo que no sé de él.
Algo que no es igual a sus demás versiones.
La curiosidad me pica el costado.
Miro a Xavier con el ceño ligeramente fruncido, pero sin apartar la atención de los dos chicos frente a mí.
-¿Cuál de los dos es? -pregunto en un murmullo.
-El de la moto negra -responde él, inclinándose un poco hacia mí.
-¿Y el otro?
Xavier se encoge de hombros.
-No lo sé. Es la primera vez que Chock trae a alguien a ver su carrera.
Chock.
Así que ese es su nombre en este mundo.
Mis labios se curvan en una sonrisa lenta.
-Debe ser porque es la primera vez que se enfrenta a La Reina.
En este mundo, los nombres reales no importan. Los apodos son la única identidad que vale. Yo soy La Reina, él es Chock.
No sé qué esperaba, pero esto... esto acaba de volverse mucho más interesante.
Me doy la vuelta con un gesto despreocupado, dándoles la espalda con desinterés fingido, y miro a Xavier.
-¿Bien? ¿Lo hacemos rápido o espero a que se besen? -comento con tono divertido.
Xavier se ríe y sacude la cabeza antes de llamar la atención del chico.
-¡Chock!
Ambos voltean al instante.
Y finalmente, el puberto me ve.
Sus cejas se elevan en pura sorpresa.
Me tomo mi tiempo para analizar su reacción. Sus ojos recorren mi figura, como si no creyera lo que está viendo.
¿Qué pasa, puberto? ¿No esperabas encontrarme aquí?
A su lado, el ruso frunce el ceño y me observa con incredulidad. No me conoce, pero sabe quién soy.
Sonrío de lado, dejando ver apenas mis colmillos.
-¿Ella? -pregunta Chock con su acento ruso marcado, señalándome con la cabeza.
Xavier sonríe con orgullo.
-La Reina.
El puberto todavía no dice nada.
Pero su expresión lo dice todo.
El ruso suelta una risa seca y niega con la cabeza.
-¿Con ella competiré?
Su tono es de burla. Error.
El puberto frunce el ceño con molestia, y yo solo me divierto más.
-Amo que me subestimen -comento sin borrar la sonrisa.
Chock deja de reír y me observa con más detenimiento, como si intentara descifrar si hablo en serio.
-No lo hago, linda -dice con calma-. Solo que... te ves muy linda e inocente para ser la dueña de todos los rumores sobre La Reina.
Sonrío con indiferencia.
-Pues... vas a comer asfalto, rusillo.
Y sin esperar respuesta, camino hacia mi moto con pasos seguros.
No me importa quién es Chock ni qué tanto haya logrado.
Lo único que sé es que esta noche, voy a destrozarlo en la pista.
-Vamos, que quiero correr en las clandestinas -digo, montándome sobre la Kawasaki Ninja 650.
Xavier arranca su moto y asiente.
-Vamos al punto de la carrera. Los espectadores ya nos esperan.
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Editado: 16.05.2025