Princesa De La Muerte

35 - Valery

"La vida es corta, no hay tiempo de dejar palabras importantes sin decirse"

Estábamos viendo una película, pero mis pensamientos no podían quedarse quietos. El tiempo seguía corriendo, cada vez faltaba mucho menos para ese día tan desastroso que cambiaría nuestras vidas para siempre. El sonido de la película estaba apagado en mi mente, como si solo yo pudiera escuchar el eco de mis propios pensamientos.

Mi jefe me había anunciado que habría una fiesta de gala esa noche, y que podía llevar a Adeus conmigo para que los socios de él supieran que no podían tocarlo. La idea parecía lógica en principio, una forma de demostrar mi posición y protegerlo a él, pero al mismo tiempo, no podía dejar de pensar que yo me iría pronto, y no sabía si volvería. ¿Qué iba a pasar después de esa fiesta? La incertidumbre me rodeaba como una niebla densa.

—¿Princesa? —me llamó Adeus, su voz rompiendo mi ensimismamiento. Lo miré, sus ojos oscuros llenos de preocupación.

—Mmmmjh —respondí, sin mucho ánimo, sin poder evitarlo. Estaba demasiado perdida en mis pensamientos.

—¿Estás bien? Estás demasiado pensativa, princesa —dijo con suavidad, su mano buscando la mía. Su preocupación era evidente, lo cual solo hacía que me sintiera más culpable por no decirle lo que realmente me pasaba.

—Solo pienso, puberto —dije, acomodándome en su pecho, buscando refugio en su calidez. Necesitaba pensar con claridad, pero, por alguna razón, su cercanía me desconcertaba. Era como si su sola presencia tuviera el poder de hacer que olvidara por un momento las sombras que se cernían sobre nosotros.

—¿En qué? —preguntó, besando mi cabeza de manera tierna, intentando calmarme.

—Mi... ¿papá? —dije, dudosa de cómo mencionarlo frente a él. Lo miré a los ojos, esperando ver una reacción, pero su rostro solo mostraba calma.

—¿Qué tiene? —respondió, y su tono relajado solo me hizo sentir más confusa. Suspiré profundamente y apoyé mi barbilla en su pecho, mirando sus ojos de cerca, buscando consuelo.

—Me invitó a una fiesta de gala esta noche, pero no quiero ir sola... —dije, casi sin darme cuenta. La idea de enfrentar esa situación por mí misma me aterraba. No quería ir sin él, no quería estar sola en ese mundo de sombras al que pertenecemos.

—Yo voy contigo —dijo, besando mi nariz con dulzura, como si fuera la cosa más simple del mundo. —Así puedo conocerlo... —Añadió con una sonrisa, pero pude ver la duda en sus ojos. Estaba listo para seguirme, para enfrentar lo que fuera que el destino nos tuviera preparado.

Dudé por un momento, pero sentí que ya era hora de ser sincera. Ya no podía seguir ocultándole la verdad.

—No quiero meterte en estas cosas... —dije, mi voz grave, tensa. Adeus frunció el ceño, y por un segundo pensé que me rechazaría, que se apartaría de mí.

—¿Estas cosas? —dijo con curiosidad, levantando una ceja, esperando una explicación. —¿Qué cosas? —su tono era serio ahora, y el peso de la conversación cayó entre nosotros como una pesada carga.

—En lo que trabaja él y yo... —dije, sentándome lentamente. Adeus me miraba fijamente, sin comprender. Fruncí el ceño, luchando con mis palabras. —Bueno, es hora de que lo sepas... —Lo miré directa a los ojos, preparándome para decirle la verdad.

—¿Saber qué? —dijo, pausando la película y girándose completamente hacia mí. En sus ojos pude ver la preocupación y la ansiedad.

Estaba listo para escucharme, pero ¿yo estaba lista para compartirle mi mundo?

—Somos mafiosos... —dije, directa, sin rodeos. No pude evitar sentir una extraña satisfacción al ver su rostro reflejar sorpresa. Él quedó con los labios en una perfecta "O", como si intentara procesar lo que acababa de decir.

—¿Ma...fiosos? —repitió, con una mezcla de incredulidad y desconcierto. Asentí lentamente, sin poder evitar una pequeña sonrisa triste.

—Él es jefe de la Cosa Nostra, y yo, como su hija, soy su mano derecha. Pronto seré la jefa... —mentí en lo último. Bechet quería que algún día fuera su sucesora, pero él sabía que eso jamás pasaría. Yo no quería esa vida, y él lo sabía. Pero tenía que decirlo de esa forma, para que Adeus entendiera el tipo de mundo en el que estaba involucrada.

—¿Cosa Nostra? —dijo, asintiendo lentamente. —¿Los rivales número uno de "Los Camorra"? —continuó. Reí de lado, un sonido amargo, y volví a asentir. Luego se encogió de hombros, como si de repente todo pareciera un juego. —No creo estar menos metido en ese "mundo" si voy contigo a la dichosa fiesta... —dijo con simpleza, como si todo fuera menos complicado de lo que realmente era.

Me sentí sorprendida por su reacción. Esperaba miedo, tal vez rechazo, pero lo que encontré fue aceptación. Y eso me hizo sentir más insegura.

—Me preguntaba cuándo me lo dirías—dije, besando sus labios de manera casta, tratando de calmar la tensión entre nosotros. —Por eso te dije que esa bruja no te tocaría... —seguí, y él me miró raro, como si estuviera buscando algún tipo de truco en mis palabras.

—¿El gorila que me sigue siempre me lo colocaste tú? —dijo, haciéndose el ofendido. Reí por lo bajo, tocando su rostro con ternura.

—Claro, no dejaría que esa bruja tocara a mi príncipe... —sonreí, y él me tomó de manera posesiva de la cintura, acercándome a él.

—¿Quieres jugar? —dije, rosando mi nariz con la suya. Su risa se desbordó, y por un momento el mundo que nos rodeaba desapareció.

—Tú sabes cómo me prende que me digas "mi príncipe" —respondió con voz rasposa, su aliento acariciando mi oído. Sonreí de lado, sintiendo un calor que no tenía nada que ver con la situación que enfrentábamos.

—Mmmmm... No, no lo sé... Mi príncipe —dije, acercando más mi boca a la de él, disfrutando de esa cercanía que parecía un refugio.

—Te amo, princesa... —dijo sobre mis labios, y la suavidad de su voz hizo que mi corazón se acelerara. Reí, acariciando su barbilla, y lo miré directo a esos ojos negros, en los que podía perderme y jamás regresar. Sus ojos eran mi lugar seguro, y ahora, más que nunca, sentía que lo necesitaba a él más que a nada en el mundo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.