XVIII. Simples Recuerdos.

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Fátima era igual que una fogata en una noche ventosa, incontrolable e inestable; la joven princesa estaba nerviosa, habían pasado dos semanas desde aquel beso con Jone, ambos habían acordado no hablar del tema, pero el la había invitado a una cita justo ese día.

Solo como… como amigos, ya sabes solo amigos, no me malinterpretes, aunque yo, hay dios empezare de nuevo – dijo el chico mientras pasaba una mano sobre su cara tratando de apartar aquel color rojo de sus mejillas, Fátima poso una mano en el hombro del chico y sonrió con dulzura.

Tranquilo Jone, nos vemos a las 7:00 ¿en? – pregunto la princesa de Fuego.

Es una sorpresa – dijo el chico mirándola nuevamente – paso por ti a las 7:00 – sonrió antes de alejarse de prisa con su cámara colgando del cuello.

Eso había pasado hace tan solo unas horas y Fátima reviso y prácticamente ataco su armario buscando algo que ponerse sin éxito alguno hasta que un conjunto llego a su mente, desgraciadamente no era suyo, no perdió tiempo alguno y tomo su teléfono marcándole a la dueña del atuendo perfecto y después de intercambiar unas pocas palabras, la princesa de Fuego ya se encontraba corriendo a la mansión de la familia Flores.

Tania no perdió el tiempo y busco el vestido rojo con flores que su amiga quería, lo dejo en su habitación y anuncio que iría por algo al cuarto de su madre mientras Fátima se cambiaba, pero algo paso mientras Tania salió, una pequeña chispa brillo en los ojos de Fuego para después convertirse en una verdadera llama que emano de su mano y que por poco quema el vestido, emitió un pequeño grito de sorpresa y se apresuró a sumergir su mano en agua con la intención de apagar aquel fuego hasta que de este solo quedo rastro de humo, respiro aliviada y miro su mano con temor.

Faty ¿Ya te cambiaste? – pregunto Tania al otro lado de la puerta.

Solo un momento - dijo Fátima aun observando con temor su mano, respiró repetidas veces de forma exagerada se cambió la ropa velozmente y agradeció a Tania prometiéndole devolver el vestido limpio al día siguiente y antes de decir algo salió corriendo alegando que ya era muy tarde lo cual no era del todo mentira.

La cita de Fátima no fue exactamente perfecta Jone y ella apenas y pudieron decir palabra ya que el chico recibió una llamada y sumamente preocupado se excusó con Fátima antes de irse del lugar. La princesa de Fuego de cierta forma estaba aliviada pues sus manos literalmente echaban humo y no estaba muy segura del porqué, pero tan pronto como Jone se fue así como sus nervios, todo volvió a la normalidad.

Al llegar a casa se cambió la ropa y se tumbó en su cama dando un largo suspiro, su teléfono empezó a vibrar como desquiciado eran mensajes de Acua preguntándole por la tarea la cual Fátima había olvidado por completo, estaba por iniciar a hacerla cuando una llamada de un número no registrado entro en su teléfono y algo dudosa respondió.

Fátima no termino su tarea, ni siquiera la inicio tras la llamada se dirigió al lado de Jone pues el chico estaba en el hospital porque su padre había tenido un infarto y no sobrevivió, ese día los Adams habían perdido un miembro importante de la familia y la princesa de Fuego intento ser lo más cálida posible en especial con Jone pues al ser el mayor estaba bajo suma presión, Fátima le hizo una promesa al viento dirigida al señor Adams.

Cuidare de Jone, de toda su familia lo prometo - esa fue la promesa que hizo y que al cumplir cierta edad no podría cumplir.

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Si había algo que Acua odiaba, era la tarea "acaso no podían enseñarnos lo suficiente en las horas de escuela" pensaba frustrada la princesa, recuerda que hace un par de años intento hacer una huelga para deshacerse de las tareas pero nadie la apoyo, Hilary a la que Acua algunas veces llamaba cerebrito decía que las tareas eran necesarias para reforzar lo aprendido, a Fátima no le molestaba hacer la tarea eso evitaba que su madre la metiera a alguna clase de modales o algo parecido, Valentina prefería no meterse en problemas y Tania bueno fue durante el tiempo en el que la princesa de Tierra estaba en el internado como a los 11 años.

Otra vez recordando, bonita - se giró levemente para encontrarse con Ocean, había pasado casi un mes desde que vio a Blake y algo en ella le decía que quizás no lo volvería a ver después de todo el beso fue su culpa, probablemente el chico se escondía de ella porque él no sentía lo mismo o al menos eso dedujo la joven por lo que intentaba olvidar los oscuros ojos de Blake remplazándolos por los verdes oscuros de Ocean, pero ni de cerca se comparaban.

Solo pensaba - respondió dando un largo suspiro y dejándose caer en la arena dramáticamente - demasiada tarea.

Que mala suerte - dijo el chico con notable burla.

¿Cómo es que tú nunca tienes tarea? Debería cambiarme a tu escuela - eso era un juego que a Acua le divertía bastante, ella misma lo llamaba 'La mentira del mentiroso' ya que sabía la verdad acerca de Ocean, sus mentiras para seguir manteniendo la apariencia de chico normal le divertían bastante, la última vez había dicho que tenía vacaciones alargadas ya que era un estudiante brillante.

Estudio en línea, no hay tarea en esa forma de educación - dijo el chico con esa mueca de lado que delataba su mentira, dijo unas cuantas cosas rápidas y como ya estaba acostumbrada él le dijo una excusa poco antes de irse, la princesa suspiro frustrada, se levantó, se sacudió la arena de sus pantalones y fue a casa. Realmente no tenía ganas de hacer la tarea por lo que llamo a Hilary su mejor amiga siempre cumplida podría pasársela pero su llamada fue directo a buzón como solía suceder comúnmente a esa hora, rodo los ojos preguntándose qué es lo que estaría haciendo su amiga como para no contestar, intento con Fátima pero recordó que tenía una cita con Jone por lo que solo envió mensajes esperando no interrumpir nada, envío un par de mensajes más hasta que su tarea estaba casi terminada y que se podía decir que era copiada pero eh nadie dijo que Acua era aplicada; solo tenía una que por desgracia no podía pedirle a ninguna de sus amigas puesto que esa clase la tomaba sola y no conocía a ninguno de sus compañeros lo suficiente como para pedir la tarea.