Capítulo Quince

Luhan miró a Sehun cuando rió. —¿Lo has comprendido? —preguntó Sehun.

Luhan se encogió de hombros. —Sé que puedes ser un verdadero idiota, pero no creo que ataques a la gente sin una buena razón.

Se había sorprendido un poco cuando Sehun se había lanzado hacia Cho. Realmente no lo había entendido hasta que Sehun le pidió las esposas. Considerando que ellos habían discutido usar fuerza excesiva si era necesario antes de que entraran al edificio, parecía raro para Luhan que Sehun esposara a Cho. Sehun resopló. —Tenía razones incluso antes de que Cho me lo pidiera.

Luhan alzó una ceja. —¿Oh?

Sehun lo miró. —No me gustaba lo que estaba diciendo.

—¿Sobre mí? —preguntó Luhan, sorprendido—. ¿Lo atacaste porque estabas celoso?

—Creo que nos estamos desviando un poco, chicos, —dijo Himchan desde el asiento trasero donde estaba sentado junto a Cho—. Obviamente, el Sr. Cho quería estar a solas con nosotros. ¿No será mejor que descubramos por qué?

Sehun sintió que su rostro enrojecía. Miró por el espejo retrovisor para ver a Cho sonriéndole. Frunció el ceño.

—Entonces, ¿qué pasa, Cho?

—Te lo dije, mi oficina está pinchada, —dijo Cho, perdiendo la sonrisa—. También sospecho que hay un video de vigilancia que no es mío.

—¿Por qué? —preguntó Luhan, girando la cabeza para mirar a Cho.

Cho se encogió de hombros. —Ellos, quien quiera que sean, evidentemente piensan que sé algo.

—¿Cómo sabes que tu oficina está pinchada? —preguntó Sehun.

—Después de que dejarán mi oficina, decidí investigar un poco más. Mientras buscaba, descubrí un enlace remoto en mi ordenador hacia fuera del edificio. Alguien ha estado hackeando los archivos de mi ordenador, todos mis datos, todo. Lo tienen todo.

—¿Qué conexión hay entre eso y la vigilancia? —preguntó Luhan.

—Empecé a notar la correlación entre las llamadas telefónicas que recibía, las reuniones que tenía, y todas encajaban con mis archivos hackeados. Cada vez que entrevistaba a un nuevo sumiso, mis archivos eran hackeados. Esto data desde hace tres años. Pero no lo noté hasta hace poco.

—Eso explicaría las fotos que vio Jongup, —exclamó Luhan.

—¿Fotos? —preguntó Cho—. ¿Qué fotos?

—Jongup Moon, una de las víctimas de Kasper que sobrevivió, dijo que las fotos que nos diste eran las mismas que tenía Kasper, —explicó Luhan—. No hice la conexión de que eran exactamente las mismas fotos hasta ahora. Son copias de las mismas fotos que tienes de tus sub.

—¿Está seguro de que son las mismas fotos? —preguntó Cho.

—A mí me pareció bastante seguro, —contestó Luhan, asintiendo.

—Bueno, ¡mierda!

Luhan rió. Había pensado lo mismo. Si las fotos de Jongup y las de Cho eran las mismas, eso significaba que alguien estaba usando a Cho para hacer un perfil de las víctimas. Eso no era nada bueno.

—¿Entonces, por qué los videos de vigilancia, Cho? —preguntó Luhan.

—A parte de querer ver quien pinchó mi oficina, no podría preocuparme menos de los videos de mi oficina. Era el otro video el que quería que tomarás.

Luhan miró a Sehun con curiosidad. —¿Qué otro video? Sehun sacó el disco de su bolsillo.

—Este.

Luhan lo cogió, girándolo en sus manos como si pudiera leer lo que había en él solo mirándolo. Cuando no pudo, miró a Cho.

—¿Qué hay?

Cho sonrió. —Jaehyo Ahn.

Todo lo que Luhan podía hacer era quedarse sentado tranquilo hasta que llegaran a la casa. Quería mirar el video, podía saborearlo. Sabía que el avance del caso que estaban buscando estaba en ese disco.

Había algo más, algo en sus entrañas le decía que a Luhan no le iba a gustar lo que veía en el disco. Su estómago se revolvía cada vez que pensaba en ellos. En el momento en que llegaron a casa de Baekhyun y entraron todos, Luhan atrajo a Sehun a su lado.

—¿Puedo hablar contigo un momento? —preguntó. Sehun se veía confuso pero asintió de todas formas. —¿Por qué no se lo das a Eunhyuk y le dices que lo lleve al ordenador mientras hablo con Luhan? —preguntó, mientras le pasaba el disco a Himchan.

Luhan se dirigió a la habitación de invitados, sabiendo que Sehun estaba cerca tras él. El momento en que la puerta de la habitación se cerró, se giró y presionó su cuerpo contra el de Sehun, sus labios buscando los del otro hombre.

Luhan no podía explicar la repentina, hambre fiera que se disparó a través de su cuerpo. Se moría por él. Tenía una desesperada necesidad de sentir los labios de Sehun. Nunca había experimentado este nivel de pura lujuria antes. Le asustaba, pero no podía parar.