Capítulo Dieciséis

—¿Entonces, estás seguro sobre seguir con Luhan?

Sehun sonrió, girándose para mirar a Heechul. —Si tengo suerte.

—¿Cuales son tus planes? —preguntó Heechul.

Sehun resopló. —Lo primero que tengo que hacer es descubrir si queda algo en mi apartamento. No he vuelto desde que el lugar explotó. En este punto, podría no tener ni un bote donde mear.

Heechul rió. —¿Crees que Luhan te dejará quedarte con él?

—Puedo tener esperanza, —contestó Sehun—. No quiero empujarlo o hacer que se sienta incómodo. Ha sido bastante duro para él dejarme volver a su vida.

Heechul asintió. Era una de las pocas personas en que Sehun había confiado sus sentimientos por Luhan y su anterior relación. Sehun sabía que Heechul entendía.

—Bueno, sabes que siempre puedes quedarte en mi casa si lo necesitas.

—Sí, gracias, hombre, eso significa muc...

—¿Sehun? —la voz de Luhan vino del comunicador en la oreja de Sehun.

—¿Luhan? —contestó Sehun. Podía escuchar aprensión en la voz de Luhan—. ¿Qué va mal?

—Necesito que vengas a la furgoneta.

—¿Qué pasa? —preguntó Sehun, mientras salía del coche.

—Te lo diré cuando llegues. Solo ven.

Sehun aceleró su paso a la furgoneta aparcada al girar la esquina. La última vez que escuchó ese particular tono en la voz de Luhan, acababan de descubrir que había habido otro asesinato. A Sehun no le gustó escucharlo en ese momento, y no le gustó escucharlo ahora. Luhan estaba muy molesto.

Sehun alcanzó la esquina justo cuando un gran coche negro paró delante del club. Sehun se presionó contra el lateral del edificio y miró por la esquina. El conductor salió, caminó a la puerta, y la abrió.

Observó a un alto y delgado hombre salir del coche, poniéndose bien su traje negro en el momento en que se levantó. Otro hombre vestido en altos tacones y una falda muy corta de cuero salió tras él. La única razón por la que Sehun supo que era un hombre era la ausencia de camisa en él.

El hombre en traje dijo algo a alguien de dentro del coche. Sehun vio aparecer un bastón, luego unas piernas, antes de que el siguiente ocupante saliera del vehículo. En el momento en que lo hizo, el suelo bajo los pies de Sehun se separó y supo que estaba en el infierno.

No importaba cuanto tiempo había pasado, cuanto hubiera odiado al hombre y nunca deseara volver a verlo de nuevo, Sehun no tenía duda de que estaba mirando a su padre. El hombre podría haber ganado algo de peso y perdido su cabello negro, pero no había forma de esconder la maldad en sus ojos azules, los mismos ojos azules que Sehun veía en el espejo cada mañana.

Sehun empezó a dar un paso adelante y demandar que diablos estaba pasando cuando alguien lo agarró, arrastrándolo por la esquina antes de empujarlo contra una pared de ladrillos. Una mano rápidamente cubrió su boca antes de que pudiera decir algo.

—Di una palabra y arruinarás toda la operación, —susurró Luhan en su oído—. Necesitamos saber que diablos pasa y si tiene algo que ver con la desaparición de Jongup. Puedes pegarle a tu padre después de eso.

Sehun se mordió los labios llenos de ira y apretó sus puños. Sabía que Luhan tenía razón. Encontrar a Jongup era más importante que descubrir porqué su padre no estaba a seis pies bajo tierra en una fría tumba en el este.

Finalmente, asintió. Luhan apartó su mano y dio un paso atrás. Sehun miró por la esquina a tiempo de ver a los tres hombres entrar en el edificio. Se inclinó y cogió aire antes de mirar el preocupado rostro de Luhan.

Apuntó alrededor de la esquina. —¿Era de eso de lo que querías hablar?

Luhan sacudió la cabeza, se detuvo, luego asintió.

Sehun gruñó. —Bueno, ¿qué pasa, Lu?

—No sabía esto, —dijo Luhan, señalando al edificio—. Eunhyuk y yo estábamos viendo los videos que Cho quería que viéramos. Vi a tu padre. —Luhan frunció el ceño—. Pensaba que tu padre estaba muerto.

—Igual que yo.

—Entonces, ¿qué vas a hacer?

Sehun podía decir que Luhan estaba preocupado. No culpaba al hombre. La última vez que habían estado en el mismo lugar que su padre, Sehun había dejado a Luhan. Sehun estaba seguro de que Luhan estaba pensando en eso.

Agarró a Luhan, atrayendo al hombre más cerca de él. —Nada que involucre dejarte.

Sehun sabía que había acertado cuando Luhan de repente soltó el aire y la tensión se fue de sus hombros. Sehun ahuecó el rostro de Luhan, llevando la cabeza atrás. Sehun quería mirar a Luhan.

—Prometo que nunca te dejaré de nuevo, y lo digo en serio. Que mi padre esté aquí no cambia eso. Recuerda, dijiste que podríamos luchar con cualquier enemigo mientras estuviéramos juntos. Es lo que vamos a hacer.

Los ojos avellana de Luhan buscaron el rostro de Sehun. Podía sentirlos por su piel. —¿Estás seguro, Sehun? La última vez que te enfrentaste a tu padre por nuestra relación, yo perdí.

—Sí.

Luhan miró a Sehun un poco más, luego asintió. —Entonces, ¿qué vas a hacer?