Prometo Conocerte

Capitulo Tres

La alarma de su teléfono lo hace despertar del mal sueño que estaba teniendo. No ha dormido casi nada. Una verdadera noche de insomnio. Más que dar vueltas en la cama y contar ovejas, se puso a hacer los deberes pendientes y a leer un poco como siempre. Pero, aun así, después de contar doscientas sesenta y ocho ovejas, acabarse un libro que tenía en el cajón y terminar los deberes, no ha podido pegar el ojo hasta las 3:47 de la madrugada. No es esta la primera noche de insomnio que tiene. Hubo días que no dormía hasta el día siguiente. Y cuando eran días de semana, siempre se tomaba una gran taza de café para sobrevivir las próximas ocho horas de estudio. Hubo un tiempo, cuando tenía doce para casi trece años, que empezó a tomar pastillas y calmantes, por recomendación del psicólogo, para pueda dormir a sus horas y tener un mejor descanso para su rendimiento académico. Aunque hacían efecto, estas le estaban afectando más que ayudando. Así que dejo de tomarlas y le dijo a sus padres que ya podía dormir sin necesidad de ellas. Sabiendo, a conciencia propia, que las noches de insomnio y malos sueños regresarían.

Pero aprendió a lidiar con ello. Porque no pensaba volver a esas mierdas que no le hacían ningún bien. Ya dormiría después. Ahora tiene que lavarse la cara para poder despertar mejor, que hoy tiene algo que hacer. De hecho, fueron sus amigos quienes lo motivaron a hacer eso.

 

Ayer, en casa de Hanna...

– ¿Qué no habías comprado Bajo la misma estrella? – Vuelve a preguntar Manu. Víctor no responde y sigue mirando el nombre que está escrito en el post-it rosa. Hanna se acerca y mira la misma página que está viendo su amigo.

– ¿Quién es París Casilla? – Pregunta Hanna recostando su cabeza sobre su hombro. Víctor cierra el libro de golpe y se queda quieto como una piedra. En su mente está formulando un millón de excusas por segundo, pero ninguna era buena.

Sus amigos se ponen frente a él y se cruza los brazos. Esta mira a Manu con complicidad y después vuelven a fijar su atención en el chico de cabello miel, que parece querer salir corriendo. Conocen muy bien a su amigo, él no miente mucho y se ha puesto nervioso. Aquí hay gato encerrado. Y quieren descubrirlo.

– Víctor León. – Dice la mayor del grupo, que es quien toma la iniciativa. Él sabe que cuando dice su apellido; para empezar, le molesta, y segundo, va a tomar el rol de mejor amiga entrometida y a pedir explicaciones sobre el libro. Como si fuese un crio. Resopla.

– Es…una chica que conocí esta tarde.

– ¿Y cómo termino su libro contigo? – Pregunta. Y parece que le falta el sombrero de Sherlock Holmes.

– Porque choque con ella y ya. – Dice sentándose en el sillón dejando el libro a un lado, para luego apoyar sus brazos sobre sus rodillas mientras sus pulgares tienen una lucha entre ellos. Hanna, quien es que más presta atención en esos detalles, se da cuenta de una faceta nunca antes vista en su amigo.

– Oh…Vale. – Dice Hanna sentándose a su lado – ¿Y es bonita?

– ¿Qué? – ¿Ah que viene esa pregunta? ¿Qué si Paris es bonita? Bueno…esa palabra le queda pequeña.

– Si, la chica es bonita. – Se anticipa a decir Manu – Aunque parece ser muy tímida.

– ¿Y tú como la conoces? – Pregunta Víctor.

– Va a nuestro instituto. Y está en mi clase. – Dijo abriendo el libro y ojeando sus páginas.

Aquello asombra a Víctor. Que hasta hoy por la tarde no sabía de la existencia de París en el planeta. Y mucho menos que iban al mismo instituto. Pero eso es lo de menos. Ahora, algo que era su asunto termino volviéndose asunto también de sus amigos. Y que pretendía guardarse ese choque de hoy. Pero tarde o temprano lo terminarían sabiendo.

Siente como el brazo de Hannah se pasa por su espalda y lo abraza del hombro.

– ¿Sabes que pienso V? …Debes devolverle su libro. – Dice sonriendo.

– Claro, lo hare cuando vuelva al instituto.

– No, no. No vas a esperar hasta el viernes. Lo harás mañana. – Dice golpeando la punta de su nariz con su dedo.

– ¿Pero de que estas hablando? Me suspendieron y no puedo regresar hasta en dos días.

– Hablo de que. – Dice acercándose a Manu y tomando el libro de sus manos – Deberías ir, mañana, a devolverle el libro en persona – Dice entregándole el libro en sus manos.

Víctor alza la mirada y se encuentra con el rostro de Hannah. Siempre le ha gustado meter sus narices en sus asuntos. Le es tan jodido como agradable. Pero, ¿Quién más lo va hacer? Es, según ella, su “trabajo” como mejor amiga.

– Mira, esto es lo que vas a hacer. – Y le explica lo que va a hacer en ese mismo momento. Va hacia la parte trasera del instituto, por ese lugar no pasa mucha gente y nadie vera su hazaña. Tira el libro y cruza la verja, cuando cae en el césped toma el libro y mira la hora en su móvil. En 1…2…3… ¡Rin!

La campana es la señal de alivio para muchos. Y la oportunidad de Víctor en ir al salón de Manuel y devolver ese libro. Aunque sabe que es el peor plan que se le pudo ocurrir a Hannah, le es perfecto. Aunque se haya repetido mil veces que es por el libro; sabe perfectamente que no es verdad.

Corre agachado y cubriéndose la cabeza con la capucha de la sudadera, el aula de Manuel está cerca. El ventanal más grande del edificio, se asoma un poco y examina el panorama. Algunos alumnos ya han tomado sus cosas y han salido del aula, otros se han juntado en grupos y…la ve. Es ella, no hay duda alguna. Esta ojeando un libro. No sabía que usaba gafas. Y hace ese detalle tan característico, se pasa un mechón de cabello detrás de la oreja. Sonríe para sí, pero esta se tuerce cuando ve a Alex acercarse. Ese gilipollas fue el de la pelea de ayer. Él y sus dos compinches, Saúl y Adrián. Ve que se acercan a Paris y es Alex quien le hace la conversación, le susurra al oído algo inaudible. Ella parece no darle importancia, pero Alex no se da por vencido y lo vuelve hacer. Entonces el rostro de Paris se deforma y parece que cualquier cosa que le dijo le ha dejado en pequeño trance. Víctor presencia todo, y con la mano que tiene libre aprieta su puño con fuerza. Tira el libro a través de la ventana y apoyando sus manos sobre el marco de la ventana, entra al salón por la ventana. Y, después de tomar el libro, camina en dirección al pupitre de Paris.




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