Prometo Conocerte

Capitulo Cinco

Camina hacia la estación después de dejar a Isabel en su casa. Aunque ella aun haya insistido en que se quedara un rato mas. Esta vez le dijo que no, y le invento la excusa de que había quedado con los chicos. Ahora se encontraba caminando en dirección a la estación para tomar el tren en dirección a cualquier lugar que no sea su casa. Por lo que decide hacer tiempo haciendo largo el camino hasta la estación. Paseando por las calles principales y parques. Hasta que, sin querer, sus pies lo guían hasta la academia de Ballet. Recuerda que cuando tenía diez años, decidieron meterlo a clases extracurriculares. Otra vez, fue una decisión del psicólogo y sus padres. Este les recomendó que, para que pueda desenvolverse mejor y a la vez tenga algo que hacer en sus ratos libres, lo llevasen a practicar algún deporte o clases de música. Y, como siempre, sin su consentimiento. Empezó yendo a clases de basquetbol; al principio le pareció divertido, pero en ese entonces ni siquiera daba un gran estirón. Así que los niños que le llevaban una cabeza se metían con él y le decían apodos en diminutivo, y la respuesta tampoco se hacía esperar. Diez puñetes y cuatro rasguños. Desde ese momento, él fue vetado de todo deporte en grupo. Así que probaron con ponerlo en una orquesta y un coro, pero el pequeño Víctor se quedaba sentado afuera con un libro en las manos. No había remedio, Víctor estaba bien con sus libros y sus dos amigos de consultorio. ¿Para qué más? El solo se desenvolvían en grupos reducidos en vez de grandes masas de personas. Pero hasta hoy, ¿No sabe por qué sus padres no le recomendaron intentar con el ballet? Sera porque también haría lo mismo que con la música.  

Pero para ser su primera vez frente a la academia, que le intriga conocer su interior y su historia. Sube los primeros escalones y tras pasar las dos grandes puertas de cristal, se encuentra con un gran vestíbulo. Hay dos escaleras en ambos extremos que llevan a la planta alta, y frente había una gran escalera y dos puertas inferiores a los lados. Tenía un estilo Barroco, clásico del siglo XVII. Y todo en tonalidades dorado con crema. En las paredes cuelgan pinturas referencias a varias bailarinas y paisajes. Y por el sonido de piano que se escucha en la planta alta, hoy hay clases. ¿Estará mal echar un vistazo? No será algo raro y tampoco será algo malo; además, de seguro hay varias madres cotilleando mientras sus niñas están bailando.

– ¿Puedo ayudarlo en algo caballero? – Pregunta una mujer sacando a Víctor de sus pensamientos. Este se gira y ve a una mujer de unos cincuenta años que sostiene un portafolio y un marcador en sus manos – ¿Viene por algún tipo de información en especial o es familiar de unos de los alumnos?

– No, ninguno de los dos. Yo solo. – Pero no pudo terminar la frase al escuchar varias pisadas provenientes de la escalera de la derecha.

– Jóvenes, nada de deslizarse por los barandales. – Dice la mujer golpeando su pluma sobre su portafolio. Víctor se gira y ve a varios jóvenes, chicos y chicas adolescentes bajar las escaleras con el objetivo de ir a la salida. Uno que otro grupo de chicas que bajan las escaleras, se percatan de su presencia y murmullan cosas entre ellas soltando risillas. Ella si podrían ser madres cotillas – Entonces, ¿En qué puedo ayudarlo? – Volvió a preguntar.

– Ah, nada. Yo ya me iba, solo pasaba a mirar. Adiós. – Dijo haciendo un gesto con la cabeza para luego dirigirse a la salida.

– Olvide cambiarme las zapatillas. – Dijo una chica a los pies de la escalera. Víctor se para en seco. Conocía esa voz. Oh está enloqueciendo y su subconsciente le estaría jugando alguna especie de broma. Sacude su cabeza, negando a hacer la conexión y la probabilidad de que sea una mera coincidencia. Pero...si no se atreve, tal vez no lo sepa. Retrocede tres pasos y voltea en dirección de dónde provino la voz. Y ahí estaba, su cabellera clara estaba amarrada en un moño y con sus delicadas manos estaba desatando sus zapatillas. Cuando se saca las zapatillas dejan ver sus pies vendados al igual que dedos y marcas de ampollas a su alrededor. Eso desencaja con la idea que tenía con respecto a su físico. Pero la mayor sorpresa es, volverla a ver después de intentar desconectarla de su mente.

– Paris. – Dice. La aludida deja de hacer lo que estaba haciendo, ha captado su atención, y alza su cabeza hacia donde la llamaron. Y otras ves, negro con jade se vuelven a encontrar.

– Víctor. – Dice. Ahora es el aludido quien saluda con la mano – ¿Qué haces aquí? – Dijo sonriendo nerviosa y ocultando sus zapatillas detrás de ella.

– Pues...Estaba camino a la estación y pase por aquí. Es la primera vez que veía una academia de ballet.

– Me doy cuenta. – Silencio. Incómodo y fastidioso silencio.

– ¿Entonces...Eres bailarina de ballet? – Dijo intentando romper el hielo con la pregunta más estúpida de todas.

– Pues sí. No es algo que cuente mucho de mí. No voy diciendo: “Hola, soy Paris y soy bailarina de Ballet.” – Ahora ella es la que se siente estúpida.

– No, pero si esta fuera la primera vez que nos conociéramos. Diría que fue una gran presentación. – Dice, cosa que provoca una risa por parte de la chica – ¿Pero por qué no me contaste nada?

– Ya te dije, no es algo que cuente mucho.

– Lo sé, pero cuando me saludaste escondites tus zapatillas detrás de ti. – Dijo haciendo un gesto con la cabeza. Paris se da cuenta que es verdad, y saca a sus zapatillas de su escondite y las pone en su regazo – Entonces... ¿Sucede algo? – Dice. Paris abraza sus rodillas y agacha la cabeza, pero no tanto para que Víctor pueda ver sus mejillas rojas. Luego hace unos toquecitos con los dedos en los escalones, Víctor entiende y se sienta a su lado. Apoyando ambos brazos en sus rodillas.

– Creo que… al igual que a ti como a varias personas, yo no le cuento esto a nadie porque...Me avergüenza un poco y no me gusta que piensen que soy débil, o porque el ballet es un pasatiempo absurdo. Porque esto va más allá de todo eso, es parte de mí. – Dice volteando a mirarlo. Pero es verdad lo que dijo al final. El ballet para Paris va más allá de un hobby, es parte de ella. Es como es ese lugar seguro donde siempre puede recurrir. Y está muy agradecida por lo que este ha hecho por ella.




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