Protagonista de mi historia.

Almas rotas

Cerré la puerta de la habitación y baje las escaleras corriendo, enseguida encendí mi celular y llame a Noha.

- ¿Qué tal todo?, ya llegas…-Dijo en cuanto contesto, pero la interrumpí enseguida.

-Hay un hombre aquí- Reproche, agitada ante tal impresión.

Escuche a alguien bajar las escaleras, de pronto estaba parado frente a mí, con una mirada interrogante.

-¿De qué hablas, que hombre? ¿Alguien te siguió?-pregunto asustada Noha atreves del teléfono.

-No, ya estaba aquí Noha- Conteste, mientras miraba fijamente aquel sujeto.

-No te me acerques, estoy hablando con alguien por teléfono, si haces algo, sabrán quien fue-conteste de manera amenazante.

A lo que él se rio, se acercó y me arrebato el teléfono.

-¿Qué es esto? ¿Quién es esta chica y que hace en mi casa?- le Pregunto a Noha por el teléfono

¿Su casa? A donde me había enviado Noha, ¿acaso me hizo una broma?, bueno pues yo que me pongo a confiar en personas que recién conozco- me reprochaba todo eso en mi mente mientras él seguía hablando por teléfono, de pronto corto y me miró fijamente.

-Así, que te llamas Leila- Contesto mientras me miraba fijamente- No pienso matarte y es algo descortés que se lo digas al dueño del lugar en donde estas invadiendo-estaba siendo sarcástico.

-Este, yo no sab…-iba a responder pero me interrumpió.

-Bueno, al parecer mi hermana dice que necesitas quedarte aquí por unos días, no tengo problemas con eso pero tampoco me contenta, puedes tomar la habitación de la planta baja, ah y no hagas mucho ruido por favor- dijo mientras se retiraba.

-No, está bien, pensé que no iba a ver nadie, lo siento por la molestia, me iré en este momento- conteste mientras recogía mis cosas.

-Es tarde y es peligroso salir a esta hora, duerme aquí y mañana decides si te quedas o te vas- Contesto y se dirigió hacia arriba.

Me dirigí a la habitación, me recosté y por la mañana me iría a casa, estaba muy cansada así que me quede dormida inmediatamente.

Un sonido intenso me despertó, era mi celular que sonaba, olvide volver apagarlo ayer, se cortó la llama en cuanto lo cogí, tenía 127 llamadas perdidas de Niam y mensajes acosadores llenos de reproches como siempre, los ignore y salí por un vaso de agua, esta sedienta.

En eso vuelve a entrar una llama de Niam, estaba cansada de siempre huir, así que conteste decidida a enfrentarlo y que parara, después de todo tenía planeado volver a casa hoy y no lo quería ver en mi departamento como loco y amedrentándome como siempre lo hacía.

-¿Qué quieres?-Dije en cuanto conteste.

-¿qué diablos te sucede Leila? Después de todo lo que hice por ti decides dejarme de esta manera, estás loca, ¿Dónde estás? iré a buscarte para hablar-decía el tras el teléfono gritando fuertemente.

-No quiero verte Niam, entiende ya no quiero nada, estoy harta de tus gritos, que siempre estés diciendo lo que debo hacer, ¡es mi vida maldita sea! Entiéndelo no eres mi dueño-reproche mientras mis lágrimas salían, estaba diciéndole todo aquello que había guardado dentro de mí por mucho tiempo.

-No me hagas enojar más Leila, tu nunca entiendes por las buenas por eso tengo que hacer lo que siempre hago, así que dime de una maldita vez donde estas para ir a verte, ni siquiera dormiste en tu casa, eres una zor**, y aun así ¿me reprochas a mí?-Grito aún más furioso atreves del teléfono, corte enseguida, estaba asustada de seguro estaría fuera del departamento en cuanto llegue, mis lágrimas comenzaron a brotar y no podía controlarlas.

 

-Él

Bajaba las escaleras para preparar el desayuno pero de pronto me detuve al  escuchar una conversación que provenía de la cocina, al parecer Leila habla por teléfono, de pronto escuche los gritos de la otra persona, era un patán, se escuchaban claramente sus gritos atreves del teléfono, escuche también como ella lloraba. ¿Acaso estaba escuchando bien?, quien se cree ese y por qué se está dejando tratar así, de pronto la llamada se cortó y solo escuche los chillidos de ella en la cocina.

Me quede en las escaleras. No quería hacer que se sintiera incomoda si ve que escuche y que la miraría llorar, a veces se necesita espacio a solas.

Cuando paso el tiempo prudente baje, entre a la cocina, al notar mi presencia se limpió rápidamente la cara e hizo como si nada sucediera.

-Buenos días-  dije e hice como si nada pasara.

-Buenos días, muchas gracias por dejarme quedar ayer, me iré hoy y perdón por las molestias- contesto mientras salía de la cocina.

-No tienes que irte- Conteste y regreso a verme- Si estás aquí es por algo, todos necesitamos tiempo a veces, yo también estoy aquí por eso- le dije mientras preparaba café .-Puedes quedarte el tiempo que quieras, ve toma una ducha y ven a desayunar, prometo no ponerle veneno a tu plato- le lance una broma para que el ambiente fuera más amigable.

-Muchas gracias- contesto con los ojos aguados, enseguida agacho la mira y se retiró a su habitación.

Siempre he sido intolerante ante las injusticias, nadie debe pasar por momentos así cruzaba por mi mente y los recuerdos que quería olvidar pasaron por mi mente.

De todas maneras no pasaría mucho tiempo en la cabaña, tenía planeado explorar un poco y hacer actividades en el lugar  así que no sentiría la presencia de ella y ni ella la mía, así tendríamos nuestro espacio pasar sanar.




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