La noche ha caído de forma abrupta, y una inquietante calma se ha apoderado del bosque. Las estrellas titilan, pero hay algo en el aire que me dice que esta paz es solo una ilusión. A medida que la oscuridad se asienta, un escalofrío recorre mi espalda, y sé que no es solo el frío nocturno.
Luca y yo hemos estado entrenando desde que decidí involucrarme en la defensa de la manada. Cada día ha sido un reto, un constante esfuerzo por aprender a manejar mi propio poder y a enfrentar mis miedos. Pero hoy, mientras repaso en mi mente los movimientos que me ha enseñado, un profundo presentimiento se apodera de mí.
De repente, un grito desgarrador atraviesa la tranquilidad de la noche. Mi corazón se acelera, y sin pensarlo, echo a correr hacia la fuente del sonido. Mis instintos me empujan a seguir la dirección del eco. Mientras corro, el bosque parece cobrar vida; los árboles susurran advertencias y el viento sopla con fuerza, como si supiera que algo terrible está a punto de suceder.
Cuando llego a un claro, el horror se despliega ante mis ojos. La manada está en caos, rodeada por un grupo de hombres armados. El brillo metálico de las armas se refleja en la luz de la luna, y entre ellos, reconozco la figura imponente de Ezequiel. Su mirada es de determinación y venganza, y aunque no puedo ver su rostro claramente, puedo sentir el odio que emana de él.
—¡Clara! —grita Luca, rompiendo el silencio. Su voz es fuerte y firme, pero el pánico se asoma en su mirada. Se enfrenta a Ezequiel con una ferocidad que me sorprende, pero la situación es desesperada.
El sonido de disparos resuena, y mis instintos de protección se activan. Sin pensarlo, me lanzo hacia la batalla. Este es mi primer desafío como guardiana, y no puedo permitir que el miedo me paralice. En mi mente, recuerdo las lecciones de Luca: mantenerse enfocado, usar la agilidad a mi favor, y lo más importante, proteger a los que amo.
Mientras me acerco a la confrontación, observo cómo algunos miembros de la manada luchan contra los cazadores. El caos es abrumador, pero hay un momento en que nuestros ojos se encuentran, y Luca me hace una señal con la cabeza. Él sabe que estoy lista para actuar.
—¡Clara, quédate atrás! —grita, pero no puedo quedarme al margen. Sé que tengo un papel que desempeñar.
Aprovecho la confusión y me lanzo sobre uno de los cazadores, utilizando todo lo que he aprendido en los últimos días. El entrenamiento no ha sido en vano. En un movimiento rápido, desarmo a mi oponente, y el arma cae al suelo. La satisfacción de haber tenido éxito se mezcla con el terror que siento al ver a mis amigos en peligro.
—¡Sigue luchando, Clara! —grita Luca, y sus palabras me dan fuerza. La conexión entre nosotros se siente más intensa en medio del peligro, como si nuestras almas se entrelazaran en esta lucha por la supervivencia.
Ezequiel se da cuenta de mi presencia y se lanza hacia mí con una ferocidad inhumana. Su expresión es de pura rabia, y un escalofrío recorre mi columna vertebral. En ese momento, me doy cuenta de que no solo estoy luchando por la manada, sino también por la vida de Luca, por aquellos que han sido parte de mi historia y que ahora enfrentan una amenaza real.
La batalla se intensifica a nuestro alrededor, y mientras esquivo un ataque de Ezequiel, siento que mi poder comienza a emerger de forma natural. La energía fluye a través de mí, y en un instante de lucidez, invoco una barrera protectora que los rodea. Es un esfuerzo monumental, pero la determinación me impulsa a seguir adelante.
—¡Clara! —Luca me llama desde el otro lado, y puedo ver que está luchando con un grupo de cazadores que intentan acorralarlo.
La visión de Luca en peligro enciende una chispa dentro de mí. No puedo permitir que le suceda nada. Reuniendo toda mi fuerza, concentro mi energía y lanzo un ataque que desvía a Ezequiel, obligándolo a retroceder.
El tiempo parece ralentizarse mientras miro a Luca, sus ojos reflejan una mezcla de sorpresa y admiración. Sabe que he encontrado mi lugar en esta batalla.
A medida que la lucha continúa, el caos se convierte en un ballet de movimientos, gritos y disparos. Pero en medio de todo esto, siento que la relación entre Luca y yo se fortalece. Cada vez que nos cruzamos, la conexión es más profunda, un entendimiento tácito de que estamos juntos en esto, enfrentando la oscuridad lado a lado.
Finalmente, después de una feroz lucha, los cazadores comienzan a retirarse, sus rostros llenos de ira y frustración. Ezequiel, el que parecía invencible, retrocede, pero no antes de lanzar una última advertencia.
—Esto no ha terminado. Volveré por ustedes —grita, y su voz resuena en el aire.
A medida que la manada se reagrupa, el peso de lo ocurrido se siente en nuestros corazones. Hemos sobrevivido esta noche, pero el peligro persiste. Miro a Luca, y en sus ojos veo la misma preocupación que siento.
—¿Estás bien? —me pregunta, acercándose a mí con un semblante tenso pero preocupado.
—Lo estoy, gracias a ti —respondo, sintiendo que esta experiencia nos ha unido aún más.
Mientras la noche avanza y la manada se reorganiza, sé que esto es solo el comienzo de una batalla más grande. La amenaza de Ezequiel se cierne sobre nosotros, pero no permitiré que el miedo nos paralice. Estoy decidida a luchar, no solo por mí, sino por todos aquellos que han llegado a significar tanto en mi vida.
Con cada desafío, estoy más cerca de encontrar mi verdadero propósito como guardiana, y aunque el camino por delante esté lleno de peligros, sé que no estaré sola. La manada, Luca y yo nos enfrentaremos a lo que venga, juntos.
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Editado: 14.11.2024