Protegiendo al Alfa

Capítulo 16 - El Ritual de Protección

Clara

La luna llena ilumina el claro donde toda la manada está reunida. El aire vibra con energía, y un escalofrío recorre mi espalda mientras observo a los miembros más antiguos preparar el círculo ritual. Piedras talladas con runas antiguas marcan el perímetro, y en el centro, un cuenco de cobre brilla bajo la luz de las llamas.

Luca está a mi lado, su mano tocando la mía en un gesto de apoyo silencioso. Aunque nunca he presenciado algo así, siento que estoy a punto de descubrir una parte esencial de lo que soy. La conexión con mis raíces, con un linaje que hasta hace poco desconocía, se fortalece con cada segundo que pasa.

—Este ritual nos protegerá —murmura uno de los ancianos, colocando hierbas sagradas alrededor del cuenco—. Pero necesita de nuestra fe y del vínculo entre nosotros.

Las palabras flotan en el aire, pesadas como una advertencia. Cada miembro de la manada adopta una expresión solemne. Sé que todos están pensando en lo mismo: Ezequiel no se detendrá hasta destruirnos. Y esta es nuestra mejor oportunidad para resistir.

Respiro profundo y doy un paso adelante, sintiendo el peso de las miradas sobre mí.

—¿Qué debo hacer? —pregunto, rompiendo el silencio que se ha asentado sobre nosotros.

El anciano me mira con una mezcla de respeto y curiosidad.

—Tú llevas la sangre de los guardianes. Necesitarás abrir tu mente y corazón para conectar con el pasado. Solo entonces el ritual será completo.

Cierro los ojos, dejando que el sonido del viento y el crepitar del fuego llenen mis sentidos. Los demás miembros comienzan a entonar un cántico antiguo, sus voces unidas en una melodía hipnótica. Mi respiración se hace más lenta mientras dejo que la energía del lugar fluya a través de mí.

De pronto, todo cambia. Un tirón invisible me arrastra hacia otra realidad, y lo que veo es como una película que se despliega en mi mente. Visiones fragmentadas se apoderan de mí:

Un círculo similar al nuestro, pero en otro tiempo. Veo a una mujer de cabello oscuro alzando las manos al cielo, invocando a los espíritus protectores. A su alrededor, lobos corren bajo la luna, sus aullidos resonando en la noche. La mujer se vuelve hacia mí, y siento que nuestros ojos se conectan, como si pudiera verme a través de los siglos.

—Eres parte de nosotros —susurra su voz en mi mente—. La fuerza que buscas siempre ha estado en ti.

La visión cambia de nuevo. Ahora veo conflictos, guerras entre manadas y criaturas que nunca imaginé. El ritual ha sido usado muchas veces a lo largo de la historia, cada vez fortalecido por aquellos que lo ejecutan con valentía. Y ahora es nuestro turno.

Cuando abro los ojos, el cántico continúa, pero algo ha cambiado dentro de mí. Puedo sentir el pulso de la tierra bajo mis pies, la conexión profunda con todos los que me rodean. Soy parte de algo más grande, una historia que comenzó mucho antes de mí y que continuará mucho después.

—¿Clara? —Luca me llama en voz baja, su preocupación evidente en sus ojos.

—Estoy bien —le aseguro, apretando su mano para darle confianza.

El anciano asiente, como si pudiera ver el cambio en mí.

—Estás lista —dice con solemnidad.

Con el corazón latiendo con fuerza, tomo el cuenco de cobre y, siguiendo las instrucciones del ritual, vierto una mezcla de agua y hierbas dentro del círculo. El fuego parece cobrar vida, danzando con mayor intensidad mientras el canto alcanza su punto más alto.

—Que la manada se mantenga unida. Que nuestros enemigos no puedan cruzar este umbral —declaro, las palabras saliendo de mí sin esfuerzo, como si siempre hubieran estado ahí.

Una ráfaga de viento atraviesa el claro, apagando las llamas por un momento. Pero en lugar de miedo, siento una calma profunda. El ritual ha surtido efecto. Lo sé en mis huesos.

Luca me rodea con sus brazos, atrayéndome hacia él en un abrazo silencioso.

—Lo hiciste, Clara —susurra contra mi cabello.

—Lo hicimos —respondo, consciente de que este es solo el comienzo.

La manada aúlla al unísono, celebrando el éxito del ritual. Pero en el fondo, todos sabemos que la verdadera prueba aún está por venir. Sin embargo, esta noche no estamos solos, y esa certeza es suficiente para enfrentar cualquier cosa que Ezequiel tenga preparada.




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