Protegiendo al Alfa

Capítulo 17 - Descubriendo Verdades

Clara

La sensación de inquietud me despierta antes del amanecer. El ritual fue un éxito, pero algo dentro de mí sigue exigiendo respuestas. Hay piezas sueltas en mi mente, fragmentos de las visiones que no logro comprender del todo. La historia de mi familia es un laberinto, y estoy en el centro, buscando un camino hacia la verdad.

Luca duerme a mi lado, su respiración profunda y tranquila, pero mi mente no me permite descansar. Con cuidado, me deslizo fuera de la cama, asegurándome de no despertarlo. Me visto rápidamente, con la determinación de alguien que sabe que es hora de enfrentar lo desconocido.

Bajo las escaleras en silencio y me dirijo hacia la biblioteca de la manada. Desde que llegué, este lugar ha sido un enigma: estanterías llenas de libros polvorientos, diarios antiguos y pergaminos olvidados. Esta vez, estoy decidida a encontrar las respuestas que necesito.

Secretos enterrados en el tiempo

El primer libro que tomo es un diario encuadernado en cuero. En la portada, el nombre de mi abuela, Eloísa, está grabado en letras doradas ya desgastadas. No recuerdo que nadie en mi familia haya hablado de ella más allá de lo básico: una mujer misteriosa que murió joven. Al abrir el diario, siento que un peso invisible se instala en mis hombros, como si estuviera a punto de descubrir algo que cambiaría mi vida para siempre.

Cada página cuenta la historia de una joven que vivió entre dos mundos: el de los humanos y el de los hombres lobo. Eloísa no solo era consciente de la existencia de las criaturas sobrenaturales, sino que también estaba profundamente conectada con ellas. En sus palabras hay amor, pero también una lucha constante por encontrar su lugar.

Mientras paso las páginas, encuentro la mención de un vínculo de sangre. Mi familia no solo sabía de los hombres lobo, sino que descendemos de una antigua línea de guardianes destinados a protegerlos. Eloísa había abandonado ese deber para escapar del conflicto entre las manadas. Sin embargo, al hacerlo, dejó un legado incompleto que ahora recae sobre mí.

—Siempre supe que el llamado volvería —escribió en la última entrada—. La sangre de los guardianes nunca se pierde del todo. Algún día, uno de los nuestros deberá regresar al círculo y reclamar su lugar.

Un escalofrío recorre mi espalda. Ese alguien soy yo.

Confrontando mi identidad

Cierro el diario y respiro hondo. La verdad es abrumadora. No soy solo una humana atrapada en el mundo de los lobos; soy una parte esencial de él. La sangre de los guardianes corre por mis venas, y mi destino siempre ha estado ligado al de la manada, aunque nunca lo supe.

De pronto, siento una presencia detrás de mí. Me giro y encuentro a Luca en el umbral de la biblioteca, observándome con una expresión entre curiosidad y preocupación.

—¿No podías dormir? —pregunta, acercándose lentamente.

—No —respondo, mostrando el diario—. Tenía que encontrar respuestas.

Luca se sienta a mi lado y toma el libro con cuidado, hojeando las páginas con interés.

—¿Es de tu abuela? —pregunta, y asiento en silencio.

Le explico lo que he descubierto: el legado de los guardianes, la conexión de mi familia con los hombres lobo, y cómo todo se remonta a generaciones atrás. Mientras hablo, su expresión se oscurece, pero no dice nada hasta que termino.

—Esto cambia muchas cosas —murmura.

—Lo sé —respondo—. Pero también aclara mi papel aquí. No estoy aquí por accidente. Tengo un propósito.

Luca me observa por un momento antes de hablar.

—¿Y estás lista para asumirlo?

Su pregunta me toma por sorpresa. No porque no lo haya considerado, sino porque esta es la primera vez que debo responderlo en voz alta. Respiro hondo, dejando que la idea tome forma dentro de mí.

—No estoy segura —admito finalmente—. Pero sé que no puedo huir de esto.

Luca asiente, como si comprendiera exactamente lo que estoy sintiendo.

—No tienes que hacerlo sola —dice, colocando una mano sobre la mía—. Estamos en esto juntos.

El precio del legado

El peso de su promesa me reconforta, pero también sé que mi camino será difícil. Ser una guardiana no es solo un título; es una responsabilidad que implica proteger a la manada a toda costa. Y con Ezequiel acechando, cada decisión que tome podría marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

De pronto, me asalta una nueva visión. Esta vez es más clara que las anteriores. Veo a mi abuela enfrentando a un enemigo desconocido, usando no solo su fuerza sino también su inteligencia y magia ancestral. Es una advertencia: los guardianes no solo luchan con garras, sino también con sabiduría.

Cuando la visión se desvanece, me encuentro más decidida que nunca.

—Necesito aprender más sobre los guardianes —le digo a Luca, poniéndome de pie—. Si voy a cumplir con este legado, tengo que conocer cada detalle.

Luca se levanta conmigo, su mirada llena de determinación.

—Entonces empezaremos ahora mismo —dice.

Juntos salimos de la biblioteca, dejando atrás el diario, pero llevando con nosotros el peso del pasado y la promesa del futuro. Sé que este es solo el comienzo. Mi identidad ya no es un misterio, pero lo que haga con ella definirá todo.

Y estoy lista para descubrirlo.




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