Protegiendo al Alfa

Capítulo 27 - La Prueba de Fuego

La brisa fresca de la mañana sopla suavemente, pero no logra disipar la tensión en el aire. Hoy, Clara y yo enfrentamos algo que va más allá de cualquier amenaza externa: una prueba que pondrá a prueba nuestra relación y nuestras decisiones. La manada se ha reunido para discutir los últimos movimientos de los cazadores, y la ansiedad palpable se siente como un eco en mi pecho.

Mientras nos preparamos para la reunión, la inquietud en mi interior crece. Clara se mueve a mi lado, su mirada refleja determinación, pero también una sombra de incertidumbre. La última conversación que tuvimos aún pesa sobre nosotros. Necesitamos una estrategia sólida, pero lo que más me preocupa es si seremos capaces de trabajar juntos.

Cuando entramos al claro, todos los ojos están fijos en nosotros. Las caras de los miembros de la manada están marcadas por el estrés y el miedo.

—La situación se ha vuelto crítica —comienza Alaric, el líder de la manada, con una voz grave—. Hemos recibido informes de que los cazadores se han agrupado y están en movimiento. Están buscando a Clara y a cualquier miembro de la manada que puedan atrapar.

El silencio se cierne sobre nosotros, y en el fondo, siento la presión de ser guardiana. Esa responsabilidad ahora no solo me concierne a mí; afecta a todos.

—Debemos hacer un plan —interviene Clara, su voz firme—. No podemos quedarnos de brazos cruzados.

Los murmullos se intensifican, y algunos miembros se muestran reacios a seguir sus sugerencias. Reconozco el desafío que enfrenta. La confianza en su liderazgo aún es frágil, y yo tengo que ayudarla a construirla.

Con la tensión acumulándose, decido intervenir. Me acerco a Clara y me coloco a su lado.

—Ella tiene razón —digo, dirigiéndome a la manada—. Clara ha demostrado ser una parte fundamental de nuestro equipo. La única manera de sobrevivir es trabajando juntos.

Los murmullos comienzan a desvanecerse, y veo que algunos miembros asienten, pero otros permanecen escépticos.

—¿Y qué sugieres, Luca? —pregunta uno de los miembros de la manada, con desconfianza—. ¿Confiar en que los cazadores no nos encontrarán?

—No, debemos atacar primero —respondo, sintiendo la urgencia en mi voz—. Si nos dejan tiempo, solo fortalecerán su posición. Clara y yo podemos liderar un grupo para emboscarlos antes de que puedan hacer un movimiento.

El resto de la manada empieza a discutir entre ellos, y Clara me mira, una chispa de sorpresa y admiración en sus ojos. Pero también puedo ver la preocupación.

—Luca, esto es peligroso —me dice en un susurro, mientras todos alrededor de nosotros aún debaten—. No puedo permitir que pongas en riesgo a los demás solo por mí.

—No se trata solo de ti, Clara. Se trata de todos. Esta es nuestra oportunidad para mostrarles que somos más fuertes juntos.

El eco de mis palabras reverbera en el aire, y aunque mi convicción se siente firme, también estoy consciente de que las decisiones que tomamos hoy determinarán el futuro de nuestra manada.

Después de horas de discusiones y planificación, decidimos atacar al amanecer. La noche se siente pesada mientras todos nos preparamos, cada uno asumiendo su papel en esta nueva batalla.

En la oscuridad, Clara y yo nos encontramos antes de la batalla, y puedo ver la preocupación en su rostro.

—Luca, si algo sale mal… —empieza, pero la interrumpo.

—Nada saldrá mal. Juntos, enfrentaremos esto. Lo prometo —respondo, tomando su mano.

Ella asiente, aunque aún puedo sentir su inquietud. Me gustaría poder hacer que toda su incertidumbre desaparezca. La última vez que estuvimos en una situación así, no todo salió bien. Pero esta vez, con ella a mi lado, siento que tenemos una oportunidad.

Cuando el sol comienza a elevarse, nos dividimos en grupos y nos dirigimos al lugar donde hemos rastreado a los cazadores. La tensión en el aire es palpable. Cada paso que damos hacia el claro donde se han congregado los cazadores me hace sentir más ansioso, pero también más decidido.

Al llegar, encontramos a los cazadores alineados, armados y listos. Es un espectáculo aterrador, pero nos hemos preparado. Clara está a mi lado, su presencia me da fuerza.

—Recuerden, lo más importante es protegernos mutuamente —les recuerdo a todos antes de que empecemos—. Solo juntos podremos ganar esta batalla.

Las señales son dadas, y la emboscada comienza. El aire se llena de gritos y sonidos de lucha mientras nuestras manadas se encuentran en un caos absoluto. Clara y yo luchamos hombro con hombro, nuestro vínculo fortaleciéndose con cada movimiento.

Pero en medio de la batalla, algo cambia. Clara se detiene de repente, su mirada enfocada en algo más allá de la pelea.

—¡Luca! —grita—. ¡Mira!

Sigo su mirada y veo a uno de los cazadores apuntando con un rifle hacia un miembro de nuestra manada. Sin pensar, corro hacia adelante, empujando a Clara detrás de mí, mientras intercepto el ataque. La bala vuela y, en un instante, siento un dolor punzante en mi brazo.

El impacto me derriba, y el mundo se detiene por un segundo. La adrenalina corre por mis venas mientras trato de levantarme. Clara se arrodilla a mi lado, su rostro una mezcla de horror y determinación.

—¡No! ¡Tienes que quedarte aquí! —exclama, pero siento que mi respiración se acelera.

—No puedo dejarte —respondo, intentando ponerme de pie, pero el dolor me detiene. La lucha aún continúa a nuestro alrededor, y aunque estoy herido, algo en mí se niega a rendirse.

La batalla avanza, y mientras Clara se preocupa por mí, me doy cuenta de que mi decisión de intervenir fue crucial. Al ver mi sacrificio, los miembros de la manada se agrupan, encontrando una nueva fuerza en su unidad.

A medida que los cazadores son superados, el rugido de la manada llena el aire. A pesar de mi dolor, siento que la victoria está a nuestro alcance. Clara se vuelve hacia mí, y por un momento, sus ojos están llenos de gratitud y amor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.