Protegiendo al Alfa

Capítulo 29 - La Nueva Era

El viento fresco acaricia mi rostro mientras camino por el claro, sintiendo cada paso como una promesa de algo nuevo. La luz del sol se filtra entre los árboles, llenando el aire con un calor suave que me recuerda que, aunque el pasado haya sido difícil, hoy es un nuevo comienzo para todos nosotros. La batalla contra Ezequiel nos cambió, dejando heridas físicas y emocionales, pero también sembrando la esperanza de una manada más fuerte.

Miro a mi alrededor y veo a mis compañeros trabajando juntos para reconstruir lo que perdimos. El aire está cargado de esfuerzo y renovación. Cada uno de ellos lleva en sus rostros una mezcla de cansancio y satisfacción. Ya no somos la manada dividida que éramos antes; somos una familia.

Desde que todo terminó, he tomado un rol más activo en las decisiones de la manada. No fue algo que planeé, pero las circunstancias me llevaron aquí. Y, para ser honesta, siento que finalmente he encontrado mi lugar.

Hoy, rodeada de los nuestros, veo la importancia de cada elección que hacemos. Los miembros de la manada se acercan a mí para pedirme consejo, compartir sus preocupaciones y buscar mi aprobación. Es extraño, pero también reconfortante. Nunca imaginé que encontraría tanta satisfacción en ayudar a los demás, en liderar.

—¿Estás segura de que quieres este camino? —me pregunta Luca una tarde, mientras descansamos juntos después de una larga reunión.

—No es que lo quiera —le respondo, apoyando mi cabeza en su hombro—. Es que lo necesito. Y ellos también.

Luca me envuelve en un abrazo suave, y en ese momento, sé que no estoy sola. Él está aquí, a mi lado, como siempre.

Nuestra relación ha cambiado. Ya no somos solo dos almas destinadas a estar juntas; somos un equipo que trabaja por un propósito mayor. Hemos tenido que aprender a equilibrar nuestra conexión personal con nuestras responsabilidades hacia la manada. No siempre es fácil, pero lo hacemos funcionar, día a día.

—Nunca dejaré que lleves todo esto sola —me dice Luca una noche, mientras nos sentamos bajo la luna llena—. Somos dos en esto, Clara. No olvides que estoy aquí.

Sus palabras me reconfortan más de lo que puedo expresar. A veces, el peso del liderazgo es abrumador, pero con Luca a mi lado, todo parece más manejable.

Una de las primeras cosas que hicimos después de la batalla fue acercarnos a las otras manadas. Las rivalidades del pasado ya no tienen cabida en este nuevo capítulo. Si queremos prosperar, debemos dejar atrás los resentimientos y trabajar juntos.

Organizamos una reunión con los líderes de las manadas vecinas. Sentada junto a Luca, observo cómo las tensiones iniciales se disipan lentamente mientras compartimos historias y experiencias.

—Hemos perdido demasiado por nuestras diferencias —les digo, mirando a los presentes—. Es hora de dejar el pasado atrás y construir un futuro donde todos tengamos un lugar.

Las palabras parecen resonar en ellos. Poco a poco, las viejas heridas comienzan a sanar, y las alianzas que antes parecían imposibles ahora son una realidad.

Mientras la noche avanza y las conversaciones se convierten en risas compartidas, miro a Luca y siento una calidez profunda en mi pecho. No sé lo que el futuro nos depara, pero sé que lo enfrentaremos juntos.

—¿Estás lista para lo que venga? —me pregunta, con esa sonrisa que siempre me hace sentir segura.

—Más que nunca —le respondo, entrelazando mis dedos con los suyos.

En el cielo, la luna llena brilla con fuerza, como si nos bendijera con su luz. La nueva era ha comenzado, y aunque los desafíos nunca desaparecerán por completo, sé que estamos listos para enfrentarlos.

Aquí, bajo el cielo estrellado y rodeada de mi familia, siento que finalmente he encontrado mi lugar. Y esta vez, no dejaré que nada ni nadie nos lo arrebate.




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