Proyecto Daine

Proyecto Daine

Todo comenzaba a colmarse de oscuridad a mi alrededor, la luz se extinguía cada vez más a cada dosis que irrumpía dentro de mi cuerpo. El inoportuno sonido del artilugio que yacía a la redonda de la pequeña y glacial cama de aleación en la que me encontraba, me comenzaba a volver loco.

No estaba demorando lo suficiente hasta que mi cuerpo se sumergiera en una especie de líquido guinda. Quería abrir los ojos, levantarme con la fuerza necesaria y arrancar todo ese alambrado que envolvía mi cuerpo, podía jurar como los finos hilos comenzaban a cortar la circulación y el oxígeno me faltaba.

Estarás bien, sólo resiste un poco más.

Aquella frase comenzaba a volverse repetitiva y yo sólo sentía la quemazón viajando a cada expremidad de mi cuerpo. Era un dolor como el que nunca antes había sentido, quería arrancarme la piel con mis propias manos.

El dolor de cabeza se abría paso entre todo el demás sufrimiento que ya estaba pasando. El ardor de mi cuerpo se torno como si mis órganos estuvieran hechos de alguna especie de mineral pesado, la luz parpadeaba y de pronto... Ese aroma conocido se hizo presente, golpeo con fiereza en mis fosas nasales y sentí como su escencia corría a gran velocidad directo a mi cerebro, concluyendo con una descarga eléctrica lo suficientemente violenta como para causar que me incorporará de aquella camilla y volviera azotar mi espalda contra ella.

 

 




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