El caos del cuarto

Al día siguiente, Grand despertó tarde. Su apartamento era un caos: ropa tirada, libros amontonados, platos sucios… pero no tenía ganas de limpiar.

—Este cuarto es un desastre. Creo que lo arreglaré después de bañarme y alistarme. Pero si hago eso, me dará sueño y no ordenaré nada —murmuró, mientras se sentaba en la cama con los pies colgando.

—¿Y qué pasa al salir del baño? —preguntó una voz dentro de él.

—¡Cállate! —respondió Grand, molesto—. Si vas a decirme cosas, dime algo útil.

Se levantó y fue al baño. Al salir, con la toalla en la cintura, tropezó con una pila de libros que tenía en el suelo y se golpeó la frente.

—Ay, ay… ¿Cómo no vi eso?

Su teléfono sonaba encima de la mesa. Era Susana. No alcanzó a contestar. Solo vio el mensaje: “Lo sentimos G. Pero me pasó algo aquí en casa, y no voy a poder ir a la quedada. Nos vemos luego. Tkm.”

—Seguro a Thomas le pasó algo con su papá. Siempre tienen agarrones —dijo, aunque ni él mismo creía lo que decía.

Grand sintió una punzada de tristeza. Otra noche solo. Otra vez sin planes reales. Pero no quería admitirlo.

—Mis planes eran salir… así que lo haré. Aunque sea solo.