HaNa toco la mejilla de JungKook donde sangre brotaba, para ser un simple roce había mucha sangre. El azabache solo boto el aire que retenía, sí que se espantó pensaba que iba a morir; aunque aún no tenía la vida asegurada.
─ Perdón por eso, me gusta asustar, pero bueno mejor te digo las condiciones para que puedas vivir, ¿o prefieres morir? ─ Preguntó con una sonrisa, por la mirada de JungKook supo que la segunda opción no era muy tentadora para el chico, hizo un puchero al saber que no podría matarlo.
JungKook vio el puchero de HaNa y no pudo evitar sorprenderse por esa gran dualidad, hace un momento estaba como una psicópata y ahora parece una tierna chica.
HaNa quitó su puchero y camino hasta una puerta de un armario, la abrió y JungKook sentía como su alma quería abandonar su cuerpo. Pensaba que su hora ya había llegado.
─ ¿Cuál quieres? ─ Cuestionó HaNa. Viendo el interior del armario solo pudo ver armas, algunas se veían más gastadas que otras.
JungKook volvió a la realidad cuando HaNa recargo un revolver y lo puso cerca al azabache. Ella hizo un ademán para qué la sujetará, lo cual solo asustó al joven, la chica resopló molesta y agarró la mano del muchacho.
Entre ellos se formó una pequeña pelea para que JungKook dejara de ejercer fuerza y agarrara el revolver. Los demás en la habitación veían al dúo entretenido; los quejidos de molestia de HaNa y los pequeños lloriqueos de negación que hacía JungKook solo lograban divertir a los presentes.
─ ¡Ya! ─ Gruño HaNa enojada, un poco más y es capaz de tirarse al azabache, y golpearlo hasta que le hiciera caso.
JungKook algo temeroso agarró el arma, sus manos temblaban mientras la sostenía, nunca se imaginó con un arma en sus manos. Él es un chico de casa, no un pandillero. Puede que sus tatuajes lo hagan ver como todo un fuckboy, pero él estaba seguro de que no lo era. Ni siquiera había dado su primer beso y JaeMin, el cual JungKook apostaba era menor que él, ya lo había dado. ¿Es porque era feo? Él no se cree feo; además su mamá siempre le pone cremitas para no ser feo, sus tías le dicen lo lindo que es a cada rato y su abuelita le agarra los cachetes murmurando lo tierno que es. ¿Acaso esos son los requisitos para ser un pandillero? Porque si era así, no lo quería.
JungKook aún con sus manos temblorosas sostenía el revolver, sentía como su vista se nublaba. Él solo quería hacer una tarea y ahora estaba sosteniendo un arma; además vio un asesinato, eso lo iba a dejar traumado. Vio como una chica fue atravesada por una bala, le salpico su sangre y él es muy asquiento, nunca más se pondría esa ropa. Si es que salía vivo, pero como dice su mamá, la esperanza es lo último que se pierde. Repetía esa frase en su cabeza para no olvidarla, pero ya lo estaba haciendo. Él solo quería a su mamá, quería que lo regañara por dejar su ropa interior por toda su habitación, no quería morir sin saber que al menos estaba en la herencia y no su perro.
HaNa observaba como JungKook parecía tener un debate, carraspeó llamando la atención del chico. El azabache la veía con pánico y divisaba de reojo el arma. HaNa pensaba que en cualquier momento el chico se iba a desmayar. Suspiró, desvío su mirada al revolver y explicó: ─ Bien, mira esto es para quitar el seguro, debes agarrar el arma de esta mane- ─ La chica se vio interrumpida porque el azabache se había desmayado. ─ ¡Woow! Este chico sí que se sabe desmayar. Que patético. ─ Los presentes solo soltaron una risa para salir de la habitación dejando a HaNa a cargo de JungKook. ─ ¡JaeMin! Ven acá, tú no me vas a abandonar con el desmayado este.
JaeMin solo suspiró y se sentó en uno de los sofás de la habitación, esperando que el desmayado se dignara a despertar.
─ HaNa, no entiendo algo. ─ Dijo JaeMin mirando a la chica, quien se estaba acomodando en un sofá al lado de JaeMin.
─ ¿Qué no entiendes? ─ Preguntó.
─ ¿Por qué el asesino del callejón cinco está aquí? ¿Por qué asesinaste a las chicas del club de natación? ─ Cuestionó con notable curiosidad.
HaNa suspiró y miro a JaeMin. ─ Pues…
"─ Estúpido. ─ Hablo NaYeon mientras golpeaba a HoSeok. El golpe dio en la mandíbula del chico, ese golpe lo dejó adolorido, pero aun así debía explicar por qué lo hacía.
─ Espera… les explicaré por qué lo hacía.─ Murmuró.
HaNa quién se encontraba recargando su arma para usarla en HoSeok, se dio la vuelta viéndolo estupefacta, eso lo había tomado desprevenida. Los estúpidos asesinos que ha torturado, nunca daban una explicación; bueno puede que sí, pero el chico le daba una buena sensación y sí que tenía curiosidad sobre su explicación.
─ Habla. ─ Ordenó.
─ Las he asesinado, porque hacen parte de la Lm. ─ NaYeon miró de manera sorprendida a HaNa. Buscaba que su compañera hiciera las preguntas, no se creía capaz de tocar ese tema.
─ ¿Cómo lo sabes? ─ Cuestionó.
─ Me infiltré en su club, cada una de ellas las vi, entre a la sala de archivos donde había información de ellas. Esas asquerosas debían morir. ─ Escupió con asco HoSeok, HaNa al igual que NaYeon lo miraron con duda y eso no pasó desapercibido por el chico. ─ Puedo probarlo, en mi bolsillo hay un USB en él está toda la información. No he mentido. ─ NaYeon antes de recibir la orden de HaNa ya estaba buscando el USB. ─ Hey niña no toques ahí. ─ NaYeon ignoró el reclamo de HoSeok y continuo buscando la USB, hasta encontrarla.
Al tenerla ya en sus manos se la paso a HaNa, el único lugar donde pasaban desapercibido y tenía computadoras en toda la escuela era la biblioteca. No estaban tan lejos de ahí, así que debían ir así allá, pero como hacerlo cuando tenían dos chicas inconscientes y un chico golpeado, debían pasar desapercibido y todos sus factores estaban en contra.
HaNa siguió viendo la habitación del conserje buscando una solución, su mirada llegó a un gran carrito, tenía el tamaño justo para meter a las chicas y llevarlas hasta la biblioteca. NaYeon desvío su mirada hacia donde miraba su compañera y sonrió. Agarró el carrito he hizo una seña a HoSeok para que la ayudara.