“Puños y promesas”

Fecha: Sábado. Lugar: Coliseo Deportivo Asakura.

Las luces blancas colgaban sobre un cuadrilátero limpio, marcado por cientos de batallas. En las gradas, gente gritaba nombres, agitaba banderas locales, y el sonido de las campanas metálicas rebotaba por todo el recinto.

—Este no es un entrenamiento. Aquí todos quieren ganar. Incluso si eso significa dejarte inconsciente —susurró Daiki mientras se ponía las vendas.

—Por eso mismo… vamos a darles una pelea que nunca olviden —dijo Ren, mirando fijamente al ring.

Eren estaba en silencio. No era miedo… era concentración. Cerró los ojos y susurró:
—¿Qué veo? Nada. Solo lo que tengo que hacer.

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En las gradas, Himari, Ayaka, Hikari y Nanami agitaban pancartas.

—¡Vamos Eren! ¡Vamos trío del infierno! —gritaban todas al mismo tiempo.

—Si esos idiotas no ganan, los voy a golpear yo misma —bromeó Ayaka, aunque no del todo en chiste.

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Primera pelea: Daiki vs Kazuma “el rompequijadas”

Kazuma era fuerte, rápido… pero Daiki tenía algo que el otro no: un corazón salvaje y una estrategia impredecible.

—¿Quién dijo que hay que seguir las reglas del manual? —gritó Daiki al esquivar un uppercut y responder con una combinación brutal.

Ganó en el tercer round por nocaut técnico. El público gritó su nombre como si fuera un héroe.

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Segunda pelea: Ren vs Kaoru “el silencioso”

Un enfrentamiento de cerebros. Ambos boxeadores apenas hablaban, pero cada movimiento tenía sentido. Era como ver dos genios del ajedrez peleando a puñetazos.

Ren se movía como una sombra, esquivando y golpeando solo cuando debía.

—La estrategia perfecta no se ve… se siente —murmuró antes de lanzar un gancho certero al hígado.

Victoria por puntos.

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Tercera pelea: Eren vs Takeshi “el demoledor”

Eren sabía que este era el favorito del torneo. Nadie le había aguantado más de dos rounds. Pero eso solo lo motivaba más.

—Voy por ti, Takeshi… por mi hermana… por mi equipo… por mí.

El primer round fue brutal. Eren cayó una vez, pero se levantó con la mirada encendida.

Segundo round: esquivó mejor, lo analizó, y empezó a soltar combinaciones con velocidad.

Tercer round: Eren sangraba del labio, pero sonreía. En los últimos segundos, Takeshi lanzó su gancho más fuerte…

…y Eren lo esquivó con precisión milimétrica y respondió con un gancho derecho directo al mentón.

¡Takeshi cayó! El árbitro contó hasta diez. Silencio. Luego: aplausos ensordecedores.

—¡Victoria por nocaut! ¡Eren Kurozawa entra oficialmente a las convocatorias nacionales!

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Después de las peleas, los tres amigos se abrazaron en el camerino. Las chicas entraron corriendo.

—¡Estuvieron increíbles! —dijo Himari abrazando a Eren.

—Me siento como si hubiera visto a Goku peleando —gritó Ayaka, abrazando a Ren y a Daiki.

—Esto… fue solo el comienzo —dijo Ren, serio pero sonriendo.

—¡Ahora a romperla en las nacionales! —exclamó Daiki, levantando los brazos.

Eren se quedó viendo sus guantes, aún manchados de sudor y sangre.

—Peleamos con los puños… pero ganamos con el corazón.

Y entonces, todos supieron una cosa: no solo eran un equipo de voleibol, o de boxeo… eran una familia construida por la lucha.