Punto Débil

Capítulo 10

Capitulo 10

 

 

5 Años antes...

 

 

 


Su novio trataba de explicarle lo más fácil posible, pero no había manera de que Maya logrará comprenderle. Eso lo hacía reír un poco a la vez que lo molestaba, era una chica inteligente pero parecía que se hacía del tonto con él. Dimitri suspiraba profundo cada vez que ella se enojaba por ello, él le pedía concentración en el estudio y ella al parecer estaba concentrada en el rostro del hombre que tenía en frente. Hasta que la puerta sonó de pronto y la madre de Maya se habia apresurado a abrir, como si estuvieran esperando a alguien. Ellos estaban en la sala a la vista de sus padres, eso también molestaba un poco a la castaña, no poder besar a su novio como le era debido, ya que frente a sus padres estaba mal visto, eran boberías.

 

—¡Erick! —la madre gritó de pronto haciendo que la atención de ambos en la mesa fuera directo a ella. Una sonrisa se posicionó en los labios de Maya.

 

Dejando todo ahí corrió a la puerta, Dimitri observó todo sin tiempo de decir nada.

 

—¡Erick! —gritó más emocionada que su madre luego de que ella lo soltara de un abrazo.

—¡Pero que grande estás! —dijo el rubio abrazando a la castaña. —Toda una mujer.

 

La madre sonrió mientras el joven soltaba a Maya y le dejaba un sonoro beso en la mejilla. La casa era pequeña, toda la escena era vista perfectamente desde el ángulo de Dimitri, el cual, solo observaba sin entender quien era ese niño y porque Maya tenía tanta euforia con él.

 

—Ven que te presento a mi novio. —y él lo vió, claro que sí, puede que su novia hermosa de un poco más de metro y medio no lo hiciera, pero él sí se fijó de como la cara del rubio cambiaba ante el comentario, sonrió ante ello.

 

Una vez frente a la mesa sonrió sin una pizca de gracia.

 

—Erick, él es mi novio, Dimitri él es Erick es mi mejor amigo. —los jóvenes se tendieron la mano sintiendo todo, menos gusto por haberse conocido.  

 

Pero nadie dijo más, y Dimitri se tenia que ir, muy a su pesar estaba claro, pero debía hacerlo. Su padre le había pedido de favor que asistiera a  una reunión, no le gustaba en lo absoluto, sabía que clase de reuniones eran, sin embargo sentía que debía hacerlo. Su padre estaba diferente con él, desde esa vez que lo había visto tan vulnerable, estaba cambiando, y él sabía que para que eso sucediera tenía que poner de su parte. Tenía esperanza que de la misma manera que había ocurrido ese paso en sus vidas, cambiaría muchas cosas para ellos, pero debía ayudar en ello y eso pretendía hacer.

Se despidió de su novia bajo la mirada tanto de los padres de ella, como de su mejor amigo. No le hacía ninguna gracia, pero debía de hacerlo. El rubio por su parte solo le alcanzó a decir que estudiarian hasta que la joven obtuviera un diez de calificación. De nuevo no le hizo ninguna gracia, era finales, él era el que debía de ayudarla, pero, no le quedaba otra opción, así que internamente y sin decirlo en voz alta, agradeció que estuviera ahí para ayudarla.

Pasó por su departamento solo para cambiarse de ropa, su mente estaba en otro sitio, en otra persona, siempre lo estaba, pero ahora estaba un poco diferente. Sabía el panorama, ella no estaba siquiera pensando en él, ya que pensaba estaba concentrada en los estudios, esperaba que sí. Nunca se había sentido así, tan desconfiado, asustado, con mucha impaciencia, pero lo estaba y solo podía pensar en formas de ir a buscar a Maya y sacarla de ahí en ese momento.

De camino a casa de su padre miles de imágenes de ella con el rubio vinieron a su cabeza. Imágenes totalmente desagradables para él. 
Ellos dos juntos, ella dejándolo por él, tal vez por el hecho de ser de su edad, de buena familia, y tal vez más complementado a ella. Él en cambio, no podía decir mucho, no podía pensar en algo similar entre ellos, eran tan distinto, estaban tan alejados de muchas formas, y trató enormemente de no pensar en eso, de seguir, de tener seguridad en su relación ahora que parecía no había inconveniente con su padre, pero le fue imposible, porque ella siempre estaba en su mente, y eso lo estaba matándolo.

 

—Pensé que no ibas a venir. —le había dicho su padre tiempo después de sentarse en la mesa, como de costumbre cigarrillos y cervezas estaban sobre la mesa rodeada de prostitutas y criminales.

—Se me había hecho un poco tarde, padre. —Dimitri solo dijo mientras observaba todo tratando de no darle mucha importancia.

 

El padre soltó una carcajada restándole importancia y las personas a su alrededor rieron igualmente. Era patético.

 

—A puesto a que sí. —dió un golpe a la mesa haciendo que muchos se sobresaltaran. —Mi hijo nos acompañará a la entrega de hoy, así que hoy será un día para recordar.

 

Dimitri sonrió sin gracia. Dos o tres veces lo había acompañado y de dos de la veces casi los agarraba la policía, por su bien y la tranquilidad de su relación con su padre, esperaba que no ocurriera nada de eso hoy. No estaba de buen humor y sus pensamientos muy lejos de ese lugar, eso para nada ayudaría a lo que necesitaban. Pero pasó, llegaron al amplio estacionamiento, callado y solitario, la noche se veía hermosa y tímida, se veía perfecta. Sin duda perfecta para hablar con alguien, estar con alguien, con ella, s concentró en lo que hacía.
Bloqueó todo pensamiento cuando la camioneta pasó por un costado de la suya y el sujeto al verlo en el puesto del conductor sonrió, al igual que su padre.

 

—En familia todo es mejor. —había dicho el hombre en un intento de broma, ninguno dijo nada. —Solo digo.

—Callate y paga de una vez. —había dicho Aarón Petrova de mala gana y el hombre lo había hecho sin meditar. Uno de los hombres de Petrova le había pasado un paquete negro por la parte de atrás. —Esa es la prueba, el domingo está completa.




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