Qhoa: Brújula Estelar

Cambios e historias

El resto del viaje, se la pasaron charlando acerca de las cosas que hicieron en vacaciones. Skoll gustaba de escuchar los relatos acerca del mundo Khari. Su curiosidad por las cosas que tenían siempre estaba despierta, Will y Hassan, con sus historias, motivaban aún más su curiosidad.

Conforme el paisaje árido iba cambiando por valles y bosques, la oscuridad y el frio se iba acentuando. Cerca ya de llegar a la estación de Yantay, se escuchó la habitual voz del chico que recibía los boletos.

Los cuatro amigos, se dispusieron a vestirse y calzar sus capas para la lluvia. Afuera, el suave golpeteo de las gotas en la ventana, predecían un temporal que duraría gran parte de la noche.

Cuando el tren se detuvo, los cuatro se unieron a la fila de estudiantes que descendían de los vagones. A lo lejos se oía la fuerte voz de Fausto llamando a los de primer año. Skoll dirigió una mirada hacia donde oía la voz del hombre. Vestía igual que hace un año, Skoll suponía que haría las mismas bromas a los nuevos.

En esta ocasión, los Skoll y sus amigos, ya no tomarían las habituales canoas, sino que llegarían al colegio en las carretas que eran tiradas por los Hualash. Las carretas no contaban con un techo, así que era mejor subir la capucha de la capa y evitar quedar empapado.

Skoll junto a sus amigos, ocuparon una carreta, estas eran solo de cuatro pasajeros, así que viajarían solos. Ni bien Hassan se sentó. El animal comenzó a moverse. Skoll tuvo que sujetarse de la banca de madera, para evitar caer hacia atrás por el movimiento.

El animal que tiraba de la carreta era del tamaño de un caballo. Salvo que no tenía pelaje, era un animal que parecía hecho de la niebla. Se podía oír sus cascos golpeando el camino empedrado, pero, cual niebla, por momentos desaparecía de la visión.

— ¿Qué son esas cosas? — preguntó Hassan señalando al Hualash

— Son Hualash — explicó Skoll — Se supone que son animales expresamente nocturnos, se alimentan de la bruma y el rocío de madrugada.

— Son parte de los etéreos — añadió Driss

— ¿Etéreos? — preguntó Will — ¿Son una raza o grupo de animales?

— En realidad si — confirmó Driss — Son todo un grupo de animales que existen por periodos

Hassan y Will lucían confundidos ante esa explicación

— Los Hualash, están conformados de huesos de llamas que han muerto en las noches. Esos huesos los absorbe la pacha y los llena de magia. — Relató Skoll — Los hualash son conocidos como los hijos de la niebla, son como fantasmas, porque al salir el sol, sus huesos regresan a la tierra hasta la siguiente noche.

— Vaaaya — la mirada de ambos chicos se posó en la niebla blanquecina que iba a la cabeza de la carreta — Necesitamos clases de animales o algo así

— Zoologia Mágica — confirmo Driss — lo llevaremos este año

— Viene bien entonces, es de locos ver un animal así.

Tal y como Skoll pensó, la lluvia os acompaño todo el viaje hasta las puertas de la escuela. De no ser por las capas, de seguro habrían terminado empapados.

En el gran salón, las cuatro largas mesas, ya estaban dispuestas para los Ayllus. Skoll se acomodó en la mesa de Astroemelia, junto a Will. Hassan y Driss se acomodaron justo al frente. Ese sería su primer año como espectadores de la asignación de ayllus.

Una vez que todos los alumnos estuvieron sentados, una maestra se levantó y caminó hacia el podio.

— ¿Quién es ella? — preguntó Skoll hacia sus amigos, quienes se encogieron de hombros

— Ella es la profesora Arlet — respondió una voz ya conocida atrás de Skoll

El chico volteo solo para encontrarse con el rostro de quien sabia, era el actual capitán de Chiukos. El chico cursaba ya su quinto y último año, con una sonrisa amable saludó a Skoll.

— Es la profesora de Adivinación — continuó el chico explicando — Por cierto, hola, soy Omar tu eres Skoll ¿Verdad?

Skoll lo conocía a él, porque era el capitán, pero no se imaginaba, que el capitán lo conociera. Tardó unos segundos en responder

— Eh si soy Skoll, un gusto Omar — con un escueto apretón de manos se dio el saludo — ¿Cómo me conoces?

— ¿Cómo? Por favor eres el chico que encontró el anillo de la señora Cora — comentó el chico como si aquello fuera lo más obvio

— Ah, ya veo

Skoll había olvidado totalmente, que su aventura del año pasado, había sido de conocimiento público, así que muchos ya no solo lo señalaban por su familia, sino por el logro de haber encontrado un objeto invaluable

— Omar, ¿Qué hace la profesora de adivinación?

— Oh, ella es la encargada de hacer el encantamiento del espejo, para que podamos ver la designación de los de primer año. El año pasado así vimos el de ustedes

El año pasado Skoll había tenido una extraña experiencia con el tema de la designación. La imagen de aquel enorme felino, aun no se le iba de la cabeza.

Volvió la mirada hacia la profesora que agitaba la suntur en el aire como si hiciera un remolino. Lentamente iba materializándose una especie de enorme cristal ondeante. Las ondas seguían el ritmo de la suntur de la profesora. Pronto, aquellas hondas fueron desapareciendo y la imagen fue revelándose.

Skoll reconoció a la profesora Herlinda parada al costado del enorme Arco y a los jefes de cada Ayllu. Uno a uno, los nuevos alumnos fueron pasando por el Arco y siendo asignados.

— Ella es mi hermana — dijo Hassan cuando una pequeña niña de cabello honguito se paró frente al arco

La niña parecía dudar en entrar, apretando los puños en su capa, cruzó el arco. Pasaron solo un par de segundo en lo que ella salió y un moonpache se pudo observar encima del arco. La joven era parte de Ismene.

— Creí que terminaría en Astroemelia — murmuró Hassan, parecía preocupado

— ¿Querías cuidarla? — preguntó Will, Hassan solo asintió.

— Estará Bien — añadió Driss — Además aun puedes buscarla en las horas libres

— Lo sé, es solo que ella es muy tímida — el chico suspiró rendido — espero que la profesora Azucena la ayude.




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