Qhoa: Brújula Estelar

Yantay

Después de la clase de zoología, el resto de la semana pasó relativamente sin contratiempos. Demian también parecía más tranquilo y menos interesado en Skoll. Con todo eso, llegó el fin de semana y junto a ella, la primera visita al pueblo de Yantay.

El pueblo de Yantay, era un pintoresco lugar lleno de vida. Los chicos de Aurantis, tenían permitido visitar el pueblo a partir de segundo año. Ahí podían encontrar diversión, tiendas de curiosidades, así como también muchas tiendas con materiales para sus estudios.

Ese era el primer fin de semana que bajarían. Skoll tenía muchas expectativas del lugar, pues el año pasado, veía a los de otros años, regresar con muchas cosas curiosas entre dulces y materiales.

Skoll tenía planeado comprar una cera para su báculo y una nueva pluma, ya que la que tenía estaba con la punta dañada y era molesto escribir con ella. Para esas visitas, no era necesario que llevaran el uniforme, así que Skoll pudo vestir con algo casual y encima la capa del colegio que protegía del frio.

Mientras bajaba las escaleras, sus amigos, que ya esperaban en la sala común, se quedaron mirándolo.

— Oye, vamos al pueblo no a misa — bromeó Hassan al ver al muchacho.

Como ya era habitual en él, Skoll vestía la ropa diseñada por su madre. Una camisa negra de estilo italiano, adornado con detalle en plateado que bajaba por la espalda del muchacho y pantalones negros al menos unos tonos más claros que la camisa. Y es que, como ya era sabido, vivir con una diseñadora, significaba ir siempre impecable, aunque fuera algo casual.

— ¿Misa? — preguntó el muchacho notando la diferencia de vestimenta con sus amigos que llevaban unos jersey y pantalones de jean azules o beige — Oh, esto lo diseño mi madre — confesó algo apenado

— ¿Tu mamá en que trabaja? — Preguntó curioso Will quien se acercó a ver el detalle plateado.

— Mi madre es diseñadora, hizo ropa para mmm incluso para el ministro recuerdo

Skoll amaba presumir a su madre y sus diseños. La pequeña mujer tenía una gran habilidad y a pesar que muchos la nombraron la “diseñadora de sangre” por su pasado con Almiba, muchos otros no podían negar su talento.

Debido a esos rumores y los juicios, muchas puertas de pasarelas y figuras importantes, dieron la espalda a la mujer que ahora, mantenía solo unos pocos clientes y una tienda bajo un seudónimo para seguir ganando dinero.

— Se nota - comentó Will — pero ¿Nunca vistes mmm casual?

— Esto es casual para mi — Para demostrarlo. Desabotono las mangas de la camisa y la doblo hasta cerca del codo — ¿Así mejor?

Mientras hacía eso, un grupo de niñas, quienes parecían haber estado espiando la conversación de los muchachos, rompieron a reír. Los cuatro chicos voltearon viendo como las tres chicas miraban fijamente a Skoll y reían.

— Si definitivamente eso no ayuda — comentó Hassan riendo por lo bajo — Ya mejor vamos, estamos perdiendo el tiempo

Los cuatro chicos salieron del ayllu, dispuestos a explorar las tiendas de Yantay. Skoll iba la cabeza junto a Driss. Para llegar al pueblo, tenían que seguir un sendero empedrado que bajaba del colegio. En el camino se toparon con más alumnos de otros Ayllus.

Cada pocos pasos, alguna que otra chica saludaba a Skoll, el chico por educación respondía. A muchas de las chicas no las identificaba, suponía que eran de otros Ayllus. Los tres chicos que lo seguían, lo notaban y solo rompían a reír.

— Oye Skoll — llamó Hassan — ¿En serio no te fijas de tu poder?

— ¿Cuál poder? — respondió el chico girando para ver a su amigo, mientras mantenía los pasos hacia atrás — ¿El de llamarles la atención? — preguntó confirmando que si entendía.

— Maldito presumido — Driss que iba su lado le dio un golpe suave en el hombro. Skoll giro de nuevo riendo a carcajadas.

Entre risas y golpes de juego. Los chicos llegaron a la entrada del pueblo. El arco que daba la bienvenida a sus visitantes, estaba bellamente adornado con dibujos de flores. El pueblo de Yantay era un lugar habitado por completo de brujas y magos. En el lugar podías encontrar todo tipo de tiendas. Había una donde podías adquirir materiales para la clase pociones. Una herbolaria donde podrías encontrar las semillas y plantas más extrañas que te pudieras imaginar.

Una tienda de dulces y chucherías, una tienda donde vendían báculos y todo para su cuidado. Varios bares para adultos y otros tantos para los estudiantes donde se servían bebidas libres de licor.

Cafeterías, tiendas de animales y ropa. Heladerías y panaderías. Incluso una tienda que vendía amuletos y piezas para anexar a las suntur y hacerlas más poderosas o útiles. Con tanto que ver, los chicos no sabían por dónde comenzar. Teniendo todos algo que comprar, decidieron que cada uno iría por lo que necesitaba y luego se encontrarían en la plaza del pueblo.

Skoll tenía solo dos cosas que ver, la primera fue la pluma. Paseando y preguntando a un chico que tocaba el violín en la acera, llegó a la papelería de Flot y Dots. Era un enorme lugar donde se podía encontrar toda clase de papelería. Pergaminos, Plumas de distintos diseños y modelos.

Cuadernillos de notas, agendas, diarios. Incluso pudo ver pergaminos de diferentes colores, desde el rosa hasta el negro. Tintas de todos los colores como para explorar. Había tanto que ver que Skoll se sintió mareado por un momento.

Tratando de centrarse, fue a la zona de las plumas. Buscó una bonita que le gustara. Entre ellas, encontró una de plumaje blanco, al parecer era hecha con una pluma del ala de una lechuza. Le gustaba los detalles moteados de negro que esa tenía así que la compró. Adicional a ella, adquirió un producto que antes no vio.

Era una botellita que contenía un líquido ambarino perlado, según decía que podía borrar la tinta y corregir errores. Eso al chico le venía bien, así pues, cada que cometía un error en sus tareas, no tendría la necesidad de rehacer todo el pergamino.




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