Tal y como Skoll dijo, después de aquel día, el dolor de cabeza no se repitió, por ello el chico supuso que el dolor muy probablemente fue incitado por la bebida. Quizá le cayó mal o era alérgico, de alguna amanera, a algún ingrediente de aquella cosa.
Dejo de preocuparse por las visiones vistas y el dolor de cabeza, había pasado al menos una semana del suceso, Skoll lo había olvidado y sus pensamientos se enfocaron en el viaje de estudios de la clase de zoología.
Aquel día, llegaron muy temprano a clase, querían saber a dónde irían y más importante, cómo. Al ser de día, no contaban con los Hualash, así que o irían caminando o a Skoll no se le ocurría otra forma.
El profesor, ya los esperaba cerca de los corrales, tenía un pergamino en mano, al parecer tomando lista de todos sus alumnos. Aquel día contaba con la presencia del maestro Altair y la maestra Alexandra, ambos maestros iban formando ya las filas de los estudiantes conforme llegaban.
Skoll y sus amigos se unieron a la fila para registrarse, el profesor anotó los nombres de cada uno y pudieron unirse a las filas respectivas. Los alumnos de Ismene estaban en la fila del profesor Altair, y los de Astroemelia con la profesora Alexandra.
— Muy bien ya están todos — afirmó el profesor Gabriel enrollando el pergamino y haciéndolo desaparecer — espero que todos estén en buena forma porque nos espera una caminata
Ahí estaba la respuesta a la pregunta de Skoll, irían a pie. No venia mal caminar un poco, el clima estaba tibio pero nublado así que el sol no sería una molestia
— El lugar que visitaremos es un vivero de animales rescatados, estamos yendo por uno en específico así que sin más hay que ponernos en marcha
El profesor se puso a la cabeza del grupo. Los otros dos profesores se encargarían de la retaguardia. Eran al menos veinticinco alumnos que iban en fila.
El camino no fue muy largo, o quizá fue por la compañía y entre charlas que avanzaban que no sintieron la caminata. Skoll iba bromeando con sus amigos en voz baja. Para cuando llegaron a la entrada del vivero el sol iba a medio camino de llegar al centro, las nubes se replegaron un poco más hacia los costados y ahora el ambiente se sentía más caluroso.
A la entrada del vivero, en un letrero hecho de madera se leía “Uywa Wasi” El profesor entregó un pergamino al hombre que custodiaba la entrada. El tipo pareció revisar algo y luego sin más los dejó pasar.
Aquel lugar era mucho más grande de lo esperado, varios corrales se encontraban a cada lado del camino que cruzaban. Corrales con animales cada uno más curioso que otro, grandes y pequeños.
— Esto parece un zoológico — comentó Will
— Oh señor Orteaga — murmuró el profesor — parece, pero no lo es, aquel término es khari ¿Verdad?
El profesor detuvo su paso para ver al muchacho, no lucia enojado, aun así Will guardó silencio y solo asintió
— Tranquilo muchacho, mi pregunta viene porque escuché esa palabra en mis contadas visitas a dichos lugares de los khari. Este es un vivero, aquí se rescatan estos animales y se les rehabilita hasta poder ser enviados de nuevo a su habitad.
— ¿Todos aquí son animales rescatados? – preguntó una joven de Ismene
— Si, todos los animales que ven probablemente fueron rescatados lastimados o de algún grupo que trafica con ellos.
— Pobrecitos, y son tan lindos – se lamentó la joven.
— Es lamentable que aun ahora, la caza furtiva de animales, sea algo de no parar — se lamentó el profesor — Pero bueno, hoy estamos aquí para ver un animal en específico, síganme
El profesor emprendió la caminata entre los corrales. Skoll veía toda clase de animales, muchos de ellos bastante grandes. En un corral pudo observar unos animalillos de cola palmeada. Su pelaje era oscuro. En el letrero cerca del corral se leía “Nutria de fuego”
Mas allá en otro corral. Unos animalillos grandes y de pelo corto, dirigían sus miradas a los estudiantes que cruzaban. Parecían unos cerdos sin cola de pelaje amarronado y sin cuello. En su cabeza exhibían dos cuernos medianos y dos pequeños. En el letrero se leía. Armicudo.
El profesor paso de largo al menos tres corrales más con animales muy interesantes, hasta detenerse frente a un corral de un animalillo, pequeño, rechoncho y grisáceo. En el letrero cerca del corral se leía “Moonpaches”
— ¡Alto! Bien, el animalillo que estudiaremos hoy, serán los Moonpaches. Un animalillo ya conocido por toda la casa de Ismene por eso preguntaré. ¿Saben por qué su casa se caracteriza por los moonpaches?
La mirada del hombre se paseó por todos los alumnos de Ismene, aunque nadie parecía tener la más mínima idea. Justo cuando el profesor iba a responder su interrogante, una mano se levantó.
— Oh ahí, señor Brookes, díganos la respuesta
— Los Moonpaches son muy hábiles en la construcción de refugios, la casa de Ismene se caracteriza por su habilidad creativa
— Muy bien, esa es exactamente la respuesta
Después de ello, el profesor hizo a todos sacar sus pergaminos y sentarse en un semicírculo alrededor de él. Mientras explicaba sobre los moonpaches y sus peculiaridades, todos iban tomando notas.
Los otros dos profesores, se encargaban de controlar el orden de los estudiantes mientras el mayor explicaba.
— Entonces los moonpaches son animales tanto diurnos como nocturnos. ¿Si ven estas manchas similares a medias lunas en su lomo? — dijo mientras señalaba un pequeño moonpache que comía tranquilo en su corral — bien, estas manchas durante las noches de luna llena se iluminan para aparearse, Son como un ritual de apareamiento. Las hembras tienen las manchas hasta la cola y los machos solo en el lomo.
Skoll habría imaginado que un animal tan pequeño y de ojos enormes podría ser tan interesante. De sus peculiaridades, se pasó a sus utilidades mágicas y como estos animalillos podían ser útiles a los magos y a la naturaleza.
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Editado: 15.11.2024