Qhoa: Brújula Estelar

Clase de duelo

Después de aquel caótico viaje, Skoll tenia en ente a la joven y el pendiente de hablarle. Ese año tenían pocas clases compartidas con Ismene, si se ponía a contar, solo se veían en la clase de zoología, la clase de duelos y la de pociones.

Estando decidido a hablar con ella, la clase de duelo mágico era las más esperada por el aquella semana. La clase lo impartía el profesor Urso, el jefe del Ayllu Astroemelia. Esa tarde Skoll acudió temprano a clase, incluso se adelantó a sus amigos quienes decidieron dar un paso por los servicios antes de la clase.

Skoll llegó al aula de duelos, la puerta aún estaba cerrada, el profesor aun no llegaba así que solo quedaba esperar. Apoyado en la pared, cerro un momento los ojos. Las ultimas noches las pesadillas habían estado molestándolo en demasía, la presencia de aquel gato enorme en sus sueños era recurrente.

De pronto, el suave sonido de unos pasos por las escaleras lo obligo a abrir los ojos, para su sorpresa, los pasos eran de quien estuvo esperando ver todos esos días. La joven de Ismene, ya no cojeaba, es más, parecía estar totalmente recuperada.

La joven al percatarse de la presencia del chico, se detuvo, sus mejillas tomaron un coloro sonrosado de inmediato. En silencio se acercó a él hasta estar a solo unos pasos.

—Hola — dijo en voz bajita como si fuera algún tipo de secreto

— Hola ¿Ya estas mejor?

—Si, si solo fue una leve torcedura, la señora Pilar me dio un brebaje para el dolor y la inflamación.

Murmuro la joven mientras movía el pie para demostrar lo que decía, se veía muy tierna haciendo eso.

— Es bueno saberlo, por cierto, soy Skoll…

— Prince — dijo la joven al instante — Sé quien eres y en serio gracias por ayudarme ese día.

— No fue nada, pero ya que conoces mi nombre, yo debería saber el tuyo ¿No?

La joven soltó una risilla baja, esa típica risa que tienen las mujeres al estar nerviosas. Skoll la conocía, su madre también lo hacia cada que su padre le llevaba flores.

— Soy Nadia Osorio un gusto Skoll

— Nadia, no lo olvidare, y… ¿Por qué no estas con tus amigas?

— Oh, ellas fueron a ver un tema que no entendí mucho la verdad, así que me adelante – miró la puerta del salón cerrado — Aunque creo que llegué muy temprano

— Somos dos, mis amigos también se retrasaron y decidí adelantarme

Skoll no sabía de qué más hablarle, no la conocía mucho y sentía raro solo hacer pregunta tras pregunta. Ella también parecía dudosa, por momentos lo miraba y luego desviaba su atención. El chico, siendo consciente de que difícilmente se repetiría estar a solas con ella, decidió jugar su carta.

— Oye, Nadia, ¿Este sábado bajarás al pueblo?

— Si, me gusta ira pasear y tengo unas cosas que comprar ¿Por qué?

Skoll juraría que la joven pestañeó más veces de las necesarias, quizá con el objetivo de mostrarse inocente ante la evidente naturaleza de sus palabras, pero funcionaba, vaya que sí.

— Pues, podría acompañarte ¿Qué dices?

La joven sonrió y tímida escondió su sonrisa tras del libro que llevaba cargado. Tardó un momento en responder, momento que Skoll contó el tiempo que pasaba.

— Si, está bien vamos juntos – finalmente dijo — te esperaré en la portada del colegio.

— A las tres — anunció el justo cuando vio al fondo del pasillo a sus amigos.

— Muy bien, a las tres.

Lo logró, su primera cita, no negaría que estaba emocionado. Justo ahí llegaron sus amigos que saludaron a la joven y se pusieron cerca de Skoll.

La conversación terminó por ese momento, pero ya tendrían tiempo de sobra para hablar en el pueblo. Los alumnos fueron llegando de a poco al igual que las amigas de la joven llegaron para hacerle compañía.

El profesor, llegó unos minutos tarde, disculpándose por aquel retraso, abrió el salón y dejó pasar a sus alumnos.

— El día de hoy, la clase estará dividida en dos momentos — anunció mientras limpiaba la pizarra y una tiza blanca escribía sola lo que parecía el nuevo encantamiento. — El primero, que será el teórico y luego tendremos nuestra primera clase práctica, espero todos estén listos

Dicho esto, todos sacaron sus pergaminos para comenzar la clase teórica. El profesor enseñó un nuevo encantamiento, uno de protección el cual era el mas práctico aliado de los magos y brujas, era algo imprescindible de conocer para cualquier situación.

— Recuerden bien, este encantamiento funciona para repeler todo tipo de ataques, bien realizado podría salvarles del ataque de otro mago en muchas ocasiones. Así que es muy importante que lo recuerden bien.

El profesor hablaba mientras caminaba por toda el aula, verificando que sus alumnos tomen nota y no se distrajeran en el proceso.

— El encantamiento en cuestión puede bloquear tanto ataques físicos como encantamientos no físicos, ya hablamos de eso espero todos recuerden.

El profesor llamaba ataques físicos a aquellos en los que estaba implicado algún objeto externo y no físicos a aquellos encantamentos que por sí solos hacían daño. Por ejemplo, les dijo aquella vez, lanzar una caja era un ataque físico, y lanzar un hechizo para empujar al oponente o desmayar era un ataque no físico.

— Algo a mencionar es que este encantamiento no puede proteger ante los encantamientos prohibidos. Eso quedará de tarea para ustedes, me redactarán la lista de encantamientos prohibidos y harán una reflexión del porqué están prohibidos.

Después de hablar acerca del encantamiento. El hombre se puso frente a la clase para ejemplificar el movimiento que la suntur debía seguir. Los pergaminos fueron guardados y las mesas fueron retiradas hacia los costados del aula, dejando así un amplio espacio para practicar.

— Muy bien, primero lo haremos conmigo ¿Quién quiere ir primero?

Los alumnos, quienes estaban parados a los costados del salón, miraban al profesor de pie al fondo del salón sin atreverse a dar un paso adelante.




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