Qhoa: Brújula Estelar

Duelistas

Aquella mañana Skoll se quedó dormido más de la cuenta, y no solo el, sino que también Driss y Will. Fue Hassan quien tuvo que levantarlos y apurarlos para llegar a tiempo al desayuno.

Los tres jóvenes aun adormilados, se enfundaron en sus uniformes y salieron a toda prisa de su ayllu. Para cuando llegaron al gran comedor, ya todos estaban sentados y no por demás, muchas miradas se centraron en ellos mientras buscaban un lugar donde sentarse.

El profesor Redram, se puso de pie luego a los pocos minutos de su llegada.

— Bien, creo que ya no falta nadie — comentó el hombre tomando la palabra — La temporada de celebración ha comenzado y junto con ella, se da inicio a nuestro habitual juego del ojo del tuerto

Los aplausos se levantaron al unísono en todas las mesas. El juego del tuerto era ya una costumbre de octubre dentro del colegio. Cada Ayllu competía por encontrar más ojos y poder así ganar la copa del tuerto.

— Este año la búsqueda del tuerto espera ser levantada por alguna de nuestros ayllus. Recuerden que en la sala común de cada ayllu encontraran el contador que se ira actualizando conforme sean encontrados los ojos.

Añadió mientras hacía aparecer un contador encima de la chimenea del gran salón

— Sin embargo, este año contaremos con ciertas reglas que podrá hacer varias su puntuación. Estas reglas fueron hechas con la colaboración de los maestros y pensando en lo mejor para ustedes.

Al oír acerca de reglas, de a poco el murmullo de emoción se fue apagando. El profesor Redram recorría a la sala con la mirada hasta que un silencio sepulcral se instauro en el lugar.

— Las reglas son simples, si los alumnos no acuden a clase para buscar ojos, serán restados un ojo por cada infracción que cometan

Las quejas y el abucheo se alzaron al oír la nueva regla del juego. Skoll sabia de algunos alumnos que, en un afán de juntar más ojos, dejaban de lado sus asistencias y se enfocaban a recorrer el colegio y buscar los ojos para ganar.

El profesor Redram tuvo que levantar las manos hacia los alumnos para hacerlo callar

— Silencio jóvenes, esta regla está hecha con el fin de que su educación no se vea afectada por el desarrollo de la actividad, por ello les pido que la cumplan.

Los abucheos se fueron calmando, el silencio volvió a reinar en el gran comedor

—Cada ojo tiene el valor de cinco puntos. Los profesores decidirán cuantos puntos quitarán según las infracciones que cometan, así que espero que puedan portarse bien y evitar restarles puntos a sus ayllus.

Si bien nadie lucia entusiasta con las nuevas reglas, tampoco era un malestar muy generalizado, eso evitaría que varios alumnos hicieran trampas al avocarse solo a la búsqueda de ojos.

— Bien como inicio de la actividad y por la buena aceptación de las reglas, que espero cumpla. Se le regalara a cada Ayllu, cinco ojos para iniciar

El contador que yacía sobre la chimenea, aumento a la par de lo contiguos, dejando así en evidencia los puntos otorgados por el profesor.

Los aplausos se alzaron nuevamente.

— Bien, sin mayores anuncios que dar, les deseo buen provecho

Las mesas se llenaron de comida y el profesor retorno a su asiento en la mesa de los profesores. La comida fue un buen incentivo para levantar a todos aquella fría mañana de primavera.

Después del desayuno, los cuatro amigos se dirigieron hacia el aula de duelo donde el profesor Urso ya los esperaba. Aquel día pintaba a ser tranquilo, al menos así pensó Skoll antes de entrar al aula y cruzarse con Demian.

Como ya era habitual en el chico, al pasar por su lado, golpeo el hombro del pelinegro con fuerza. Skoll, conteniendo sus ganas de reclamarle, solo lo ignoró mientras pasaba al aula.

Sus amigos en cambio, lucían algo más enojados. Demian llevaba ya varias clases molestándolos. En la clase de pociones, había hecho caer a Will y en la de zoología, Hassan había terminado siendo mordido por un Spinx por culpa de uno de los amigos de Demian.

La tensión se podía sentir en el intercambio de miradas, que los cuatro jóvenes le hacían al grupo de Demian al otro lado del Salón. Fue el profesor, quien rompió la tensión al saludar a sus alumnos y darles la bienvenida a una nueva clase.

Con la pizarra en frente u suntur en mano, el profesor dio un poco de teoría acerca de los duelos y las reglas que se tenían antes de realizar uno. El salón estaba en silencio, solo se escuchaba la voz del profesor, y el rasgado de las plumas sobre el papel de los alumnos.

— Muy bien, ahora que tenemos la teoría es momento de la práctica –

afirmó el hombre, enviando el pizarrón al fondo del aula.

— De pie todos, vamos a mover las mesas a un costado

Apurados, os alumnos guardaron sus cosas en sus bolsas mientras se levantaban. El profesor mando las mesas de la clase a cada lado del aula, dejando así un espacio libre al centro.

— Hoy yo no seré su oponente — continuó el mayor mientras caminaba de lado a lado por el centro—el día de hoy será entre ustedes, quiero que apliquen los hechizos que practicamos hasta el momento.

Con un movimiento de la suntur, aparecieron flotando frente a él dos cuencos. Uno era de color naranja que representaba a Astroemelia y otro era azul, que representaba a Ismene. El profesor metió la mano al cuenco naranja y sacó un nombre.

— William Orteaga — dijo el profesor en voz alta.

Will, siendo el centro de atención por unos segundos, tragó con dificultad y avanzó hacia el profesor.

— Muy bien señor Orteaga, veamos quién es su oponente

El profesor volvió a meter la mano, esta vez en el cuenco azul y sacó un nuevo papel.

— Nadia Ortiz — dijo la voz del profesor y los ojos de todos se posaron en la joven de cabello amarronado.

Skoll mantenía su atención en ella, la vio respirar profundo antes de avanzar. Parecía muy segura, era algo ya muy propio de ella. Skoll le sonrió levemente cuando noto la mirada de la joven buscarlo.




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