Qhoa: Brújula Estelar

Encuentro

Los cuatro chicos, recorrieron pasillos y salones en busca de la profesora Herlinda y, aunque tardaron en dar con ella, finalmente encontraron a la mujer en el patio central donde se llevaría a cabo la ceremonia.

La profesora se encontraba dando las últimas indicaciones para la decoración del lugar, cuando los cuatro chicos la abordaron.

— Profesora, profesora es urgente — se acercó Skoll a la mujer, quien, apremiada por la voz del chico, giró hacia donde oía su voz.

— Prince, ¿Qué sucede? ¿Qué es tan importante que los tiene de ese modo?

La mujer veía a los cuatro chicos alterados y notoriamente cansados por lo que parecían haber corrido. Su atención se centró en el muchacho más alto, Skoll.

— Profesora, debe comunicarse con la logia

La mujer alterada por el volumen del chico, lo tomo del brazo y lo acercó. Aquello no era algo que se hablaba en voz alta.

— Baja la voz Prince, no puedes andar gritando el tema así

— Profesora es urgente – insistió el muchacho

— Cuéntame todo y veré que podemos hacer.

Skoll procedió a contarle a la mujer toda su visión, intentando que esta fuera entendible. Además, también incluyo su sospecha acerca de cómo sus visiones, estaban conectadas de alguna forma con el cuaderno de Manoc Araya

Al finalizar, la profesora tenía el ceño fruncido, parecía estar analizando la situación

— Bien Prince, lo mejor es esperar al profesor Redram

— Profesora es que no tenemos tiempo, probablemente los muquis ya están en el lugar

— No podemos hacer mucho ahora Prince, tratare de comunicarme con Sergio y le pediré si puede movilizar un contingente a la ubicación que señalas. Pero no puedo hacer nada más por el momento basada solo en una posibilidad.

Las palabras de la profesora fueron firmes. Aun así, la mujer tal como dijo, envió un mensaje con una kolt hacia Sergio. Sin nada más que decir, Skoll, Will, Hassan y Driss se retiraron en dirección a su ayllu, para cambiarse de ropa para la ceremonia.

En el camino hacia el Ayllu, Skoll sentía aun la premura de la situación, sentía que estaban tardando demasiado. A pesar del mensaje de la profesora, no sabían cuanto tardaría Sergio en mover un grupo de runas.

— No podemos esperar al profesor Redram — dijo finalmente el pelinegro deteniendo su paso — para cuando los runas lleguen, probablemente ya se hayan marchado los muquis y habremos perdido la oportunidad

— ¿Qué es lo que piensas? — preguntó Will

— Iré por la pieza faltante — dijo el chico

— ¿Irás? De nuevo nos excluyes — señaló Hassan — este tema involucra a mi hermana así que, si tú vas, yo también iré

— Es muy peligroso — exclamó Skoll mirando a su amigo

— ¿Y? Tú no eres precisamente el duelista estrella ni un mago muy experimentado, también es peligroso para ti — Señaló Hassan

— Si ustedes dos van yo también iré — afirmó Will

— Y yo — lo secundó Driss

— Si vamos los cuatro, seremos un grupo fácil de ver ¿Cómo nos escabullimos?

Skoll tenía razón en ello, al ser cuatro, el escabullirse sería más complicado, cualquiera podría verlos. Pero no contaba con que Driss ya tenía algo en mente para dicho plan.

Así, los cuatro amigos cambiaron sus planes y se dirigieron directo al campo de chiukos en busca de báculos. Skoll no usaría el suyo, pues era muy visible al ser de un metal brillante. En cambio, las de la escuela, a pesar de ser menos rápidas, no llamarían la atención al levantar el vuelo.

Una vez que todos tenían un báculo, usando los pasillos lejanos al campo central, se escabulleron hasta el muro que rodeaba la escuela, cerca de los establos de los hualash. Ahí, los cuatro amigos alzaron vuelo y salieron del área de la escuela rápidamente.

Por un tramo, su vuelo se mantuvo a la altura de los árboles, aprovechando así su cobertura. Pero una vez que estuvieron a una distancia prudente de la escuela, se elevaron sobre las copas de los árboles.

Skoll iba delante de todo el grupo, dirigiendo la marcha. Según su visión, el lugar donde estaba oculto el cofre, era subterráneo, probablemente al interior de la casa que vio al final, debía de haber un túnel que conectara con aquel espacio que observó.

Pronto, el pueblo de Yantay fue visible. Pero sabiendo que el pueblo estaba vigilado por runas y los estudiantes tenían prohibido bajar hacia el lugar, Skoll volvió a descender hasta que el bosque alrededor del pueblo les sirviera de protección.

Era algo tedioso volar entre los árboles, pero no tenían de otra si no querían ser atrapados. Will, Hassan y Driss lo seguían de cerca imitando la ruta que él tomaba. A pesar de retrasarse un poco por la evidente dificultad de volar entre árboles, los chicos no iban muy alejados de su amigo.

Los cuatro iban a buen ritmo. Después de rodear el pueblo, Skoll pudo ver al fondo en la cima de una colina, aquella casa de su visión. La cabaña en si hecha de madera, lucia oscura y casi negra. Sus maderos estaban despintados y dañados. Los vidrios de las ventanas estaban rotos y muchos otros ya no existían.

Skoll, descendió cerca de la casa, mirando alrededor y siempre alerta ante lo que pudiera aparecer. Dejó el báculo apoyado en la entrada de la casa. Sus amigos pronto se unieron a él en la tierra.

— ¿Es esta? — preguntó Hassan llegando al lado del chico

— Si, supongo que debe haber una entrada en el sótano — señaló el pelinegro

— Bien entonces es mejor movernos rápido, ya que estamos aquí, es mejor no perder el tiempo

Caminaron los cuatro, alrededor de la casa, buscando una entrada al sótano, pero no parecía existir una fuera de la casa. Por ello, sin mayor opción, abrieron la vieja puerta principal, la cual los saludó con un chirrido agudo y tétrico.

Al interior, el suelo estaba cubierto por una fina alfombra de polvo al igual que los restos de los muebles. Las telarañas colgaban de tejado cual si fuera una decoración de Halloween.




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