Qhoa: Las Sombras perdidas

Primer amor

Irina pronto se convirtió en una presencia constante durante sus tardes, cada día Skoll se encontraba con ella en el jardín de la fuente. Ella acudía con nuevos libros que sacaba de la biblioteca. En ocasiones llevaba algunos bocaditos para comer o algún brebaje.

Ella charlaba con él, le hacía preguntas, mientras Skoll repasaba las páginas de los libros. Gracias a ella, esas dos semanas sin sus amigos, no se habían sentido pesadas o tristes.

— Ese libro es el más antiguo de todos según sé

Comentó la joven quien sentada sobre la manta que había llevado, acomodaba algunos panes dulces y fruta que llevó aquel día. Skoll estaba sentado a su lado, con la cara hundida en el libro igual que todas las tardes. Ese era el último día de vacaciones. A la mañana siguiente sus amigos ya estarían ahí. El aun no encontraba nada de información de aquel toro. Su esperanza de saber que era esa criatura, se estaba esfumando.

— Por cierto, no me dijiste cual era tu color favorito ayer — continuó la joven, al no obtener respuesta del chico.

— Mmmh el…azul marino creo — respondió de forma esporádica mientras pasaba a otra hoja del libro.

— ¿Cómo es eso que crees? Uno debe saber cuál es su color favorito — exigió la joven

Skoll, ante su insistencia, bajó el libro. Si le respondía probablemente lo dejaría en paz.

— Me gusta el azul, en distintos tonos. El de tu sudadera y también el de tus ojos.

Era sincero, Skoll gustaba del color azul, y no tenía preferencia por uno en especial, así que se podría decir que toda la gama de azules estaba incluida en sus favoritos. Notó como las mejillas de la joven se tiñeron en rojo y en silencio desvió la mirada.

¿Qué había sido eso? El chico sonrió leve ante su imagen, era tan fácil a veces sonrojarla. Con el silencio instaurado de nuevo, tomó uno de los panecillos y volvió a leer. Irina agradecía que él no la mirara en ese instante donde las mariposas de su estómago la delataban.

Mientras acababa su segundo panecillo, la escuchaba tararear. Al libro le quedaba menos de la mitad de las hojas, cuando lo encontró. La página lucia desgastada con varias anotaciones encima. Un burdo dibujo de aquel toro espectral acompañaba al texto.

MIkhuy nuna o toro espectral. Es una entidad maligna dispersa. Esta criatura vaga en forma de sombra por las altas montañas vírgenes. No posee forma física a menos que sea invocado a través de una ofrenda mortal. Peligrosidad alta.

Mientras leía, notó que aquel libro no mencionaba la forma o el ritual que era necesario par atraerlo, pero era evidente que era una entidad de gran riesgo. Además, la única vez que el pudo verlo, no parecía una sombra, tenía un cuerpo físico, eso solo significaba una cosa. Alguien lo había invocado.

En caso de obtener su cuerpo físico, el Mikhuy nuna vagara siguiendo las órdenes de su invocador. Consumirá las almas mágicas de quienes tengan la mala suerte de toparse con el

Un escalofrío recorrió su columna cundo leyó aquel párrafo. ¿Eso significaba que los dos alumnos atacados ya no tenían alma mágica? De solo pensarlo la idea se le hacia horrible. El alma mágica de un mago era su esencia, era como un alma complementaria a su alma mortal. Arrancársela a un mago, era romper tu lazo completamente con el mundo mágico y matar tu línea mágica de forma definitiva.

La página ya no explicaba mucho más sorbe la criatura, así que pasó a leer las anotaciones que había en la página.

El Mikhuy nuna tiene preferencia por las almas de segunda o primera generación

Si hay un objeto de más de diez centímetros de espesor que separe a la víctima del suelo, esta será encerrada en una crisálida

Ahí estaba la mención de la crisálida, Skoll continuaba leyendo, quería encontrar alguna anotación sobre su origen.

La crisálida no puede romperse, esta matará el cuerpo de la víctima y extraerá su alma mágica

Eso era aun peor. Si aquella anotación era correcta y comprobada, Los dos alumnos que habían sido atacados, en ese momento estaban muriendo lentamente.

Nota complementaria: No romper la crisálida a la fuerza o mataran al instante a la victima

A esa nota le seguía otra nota más, por la disparidad de letras, Skoll concluía en que habían sido escritas por distintas personas. Significaba que el Mikhuy nuna ya había hecho su aparición en anteriores ocasiones.

Nota: Cuando los surcos de la crisálida brillen por completo, es porque la victima ya fue consumida y el alma absorbida. La crisálida se romperá dejando solo migrar el alma hasta el Mikhuy nuna

Ninguna de las anotaciones era tranquilizadora, parecía que el tiempo apremiaba a los profesores para solucionar el problema. La vida de ambos alumnos pendía de un hilo, ahora entendía por qué los profesores lucían más sombríos y preocupados que antes.

Ser consciente del enorme peligro que vagaba libremente por el colegio o fuera de él, ponía los pelos de punta. A pesar de no decir nada, al parecer su expresión si denotaba sorpresa y preocupación. Irina, quien había estado tarreando, se calló al notar al chico un poco pálido.

— Skoll ¿Estás bien? — la joven estiró la mano y la movió delante del rostro del muchacho

El chico, quien no había pestañeado en un buen rato, volvió en si al notar el movimiento frente a él. Cerró el libro y giró hacia ella.

— Si, solo…no es nada, olvide escribir a mis padres, pero lo haré luego.

Le regalo una leve sonrisa a la joven. La información que acababa de obtener era preocupante y era algo que quería hablar cuanto antes con sus amigos.




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