Que Huyan Los Fantasmas

Capítulo 2 — El sueño

Capítulo 2 corregido por biitchlxss
 

Tomás

Me despierto a las 5am gracias a un extraño sueño. Veo a una niña pequeña siendo abandonada por su madre en un orfanato, puedo sentir el dolor y angustia de esa pequeña.

Mi corazón palpita acelerado de una manera que jamás había experimentado, y el sudor recorre todo mi cuerpo debido al sueño

Me levanto sin hacer mucho ruido para dirigirme a la cocina por un vaso de agua, de pronto mi garganta está seca.

Escucho pasos detrás de mí.

—¿No puedes dormir? — pregunta con voz ronca.

—No, lo siento. ¿Te desperté, papá? — él me observa bajo la tenue luz de la cocina y veo que enarca una ceja.

—Bueno, estabas gritando, supuse que habías soñado o algo así. ¿Estás bien?

Mi padre siempre se preocupa por mí como si todavía fuera un niño, a pesar de que ya tengo 21 años. Es de mi estatura, ojos verdes claros, yo heredé todo de él, a diferencia de que mi cabello es más castaño que el suyo, eso lo heredé de mi madre.

—Estoy bien, papá. Puedes ir a dormir. — dije terminando mi vaso de agua.

—Es esa niña otra vez, ¿no?

—Sí. — afirmo cansino

Y es que había tenido ese mismo sueño por una semana entera, casi todas las noches, ya era frustrante, y ni siquiera se trataba sobre mí.

—Bueno, ya te dije lo que tienes que hacer, Tomás, ora y pídele a Dios que te guíe, que es lo que te quiere mostrar, o quién es esa niña.

Mi padre es Obispo de nuestra iglesia. Él, mi madre, mis dos hermanos menores y yo estamos siempre en el servicio a Dios, prácticamente desde que nacimos.

—Sí, papá, voy a hacerlo.

—Te apoyo en oración, hijo, pero esta respuesta la vas a tener solo de Dios.

Suspiro con frustración volviendo a la cama. Me quedo mirando el techo y cierro mis ojos, pero sé que no voy a volver a conciliar el sueño, así que me arrodillo al lado de mi cama.

—Señor, no sé qué es lo que me quieres mostrar con este sueño, o cuál es el propósito de todo esto. Solamente te pido que me dirijas para encontrar la respuesta. Estaré atento a tus señales.

Aún sigo creyendo que hay algo más que una voluntad divina detrás de todo esto.

Seguí orando mucho más, no recuerdo cuanto tiempo pasó, pero logré conciliar el sueño otra vez...

Y esta vez volví a soñar, pero era diferente... En mi sueño aparece una chica con cabello castaño en ondas, ojos claros y alta. Ella va por la calle cuando de pronto empieza a tener un ataque de algo y se cae, puedo ver la desesperación en sus ojos, corrí a ayudarla y cuando me agacho para tomar la mano que tiene aprisionada en su pecho, parece que le falta el aire.

Cuando veo sus ojos, lo entiendo.

Ella es esa niña.

Todo se vuelve borroso, despierto sudando y agitado. Miro la hora son las 8 am.

Ahora entiendo, pero no conozco a esa joven, ¿cómo puedo ayudarla?

Me levanto para desayunar, veo a mi padre leyendo la biblia y a madre preparando todo para que mis hermanos se lleven a la escuela.

Yo no tengo apuro, mi primera clase en la Universidad de Teología empieza a la 1 de la tarde, así que aprovecharé para contarle a papá lo que soñé. Un hormigueo de felicidad me invade de solo pensar en esa joven y no sé por qué.

Mientras desayunamos le cuento a mis padres todo con lujo de detalles. Mamá solo guarda silencio, papá parece pensar una eternidad hasta que finalmente dice:

—Te noto muy feliz por soñar con esta joven, ¿acaso la conoces' — pregunta con interés.

—No, papá, no sé quién es, pero siento como si la conociera de toda la vida ¿me comprendes? Es casi como si ella fuera...

—Parte de ti — termina mi padre por mí.

Lo miro sorprendido porque eso describe a la perfección lo que siento. Él y mamá comparten una mirada cómplice.

—Hijo, creo que ya sabemos quién es ella. — dice sonriendo, mientras que la curiosidad me carcome por dentro.

—¿Quién? — pregunto impaciente.

—Ella es tu compañera. Dios la eligió para ti — murmura mamá.

Escuchar eso llena mi corazón de formas que no había imaginado nunca. No estoy enamorado ni busco estarlo, aunque si tengo curiosidad, porque toda la vida me han hablado de que encontraría a mi alma gemela.

¿Cómo será ella? Quiero averiguarlo. Siento que la he visto antes, pero no recuerdo dónde.

Mi hermano, Misael aparece en la sala y se cuelga de mi cuello echando todo su peso sobre mí.

—Quita, pesado. — murmuro sonriendo mientras él ríe abiertamente.

Mamá le sirve el desayuno y me mira con una sonrisa tierna.

—Quizás quieras hacerme el favor de despertar a tu hermano. —dice— Luego de la universidad debes ir a la iglesia a recoger unos pedidos y traerlos.

Refunfuñado camino sin más remedio a su habitación. El típico olor a colonia infantil me recibe junto a toda la colorida decoración.

En la cama veo el bulto de mi hermano más pequeño y me tiro sobre él.

—¡Arriba campeón, vamos! Se hace tarde para ir a la escuela.

Él balbuceó algo y me intentó quitar de encima, aunque claramente no podía.

—Tom ¡Ya quítate! — suplicó entre lloriqueos.

—Ya, ya.

Me puse de pie, el pequeño engendro del mal me empujó cuando pasó por mi lado para meterse en el baño dando un portazo.

—Vaya, buenos días a ti también — ironicé al escuchar el golpe.

—Eres un... maldito. —escuché que gritaba desde el baño.

—Yo a tu edad era más educado, jovencito.

Asomó su pequeña cabellera negra con rulos y me miró fijamente con esos grandes ojos verdes.

—Lee mis labios. Me-va-le — y dicho esto me dejó solo otra vez.

Para ser un niño de solo trece años, sí que tenía carácter.

Bajo las escaleras, despido a mis padres y tomo las llaves del coche.

—¿Te llevo? — le pregunto a mi hermano.

El asiente mientras termina su café y me sigue, subiéndose a la camioneta.

—Déjame en la secundaria. — dice abrochándose el cinturón, a la vez que comienzo a conducir.



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En el texto hay: amor, ansiedad, panico

Editado: 09.07.2021

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