Razón de corazón

"¿Qué veneno me había inoculado?" 

Todo corazón tan lleno de prisión ha tenido una razón por lesión. Un corazón con una sola razón llevar a cada rincón una misión de anhelación.

Dos personas rotas aprendieron de las caídas y ahora hacen las espinas unas heridas vividas. Ambos están dañados, ambos están quebrados pero entre los dos estarán curados. 

Sentir que abrazaba, vivir que sanaba, sonreír que avanzaba en una mirada que hablaba, mirada que soñaba, mirada que anhelaba, mirada que fantaseaba por mirada que iluminaba. 

Un corazón partido no le encuentra sentido a un mundo tan corrompido que humano por malherido uno con el corazón roto otro con un pasado que lo sigue al lado. 

Mirar y pensar que abrazar es cambiar al acostumbrar por dañar de sólo ilusionar es soñar de tanto encontrar y los pedazos juntar es abonar el corazón ensamblar de nuevo amar. 

–Quiero que vivas sobre todo por ti sin tener que morir por mí. 

–Lo nuestro fue el destino el que me trajo aquí contigo. 

Nada cambia, nada resbala, nada posterga, nada supera, nada olvida, nada perdona, nada continúa. Ver y temer de tanto crecer y romper sólo quedar caer y aprender dónde doler y coser es suponer y volver. 

A veces las cosas tan rotas son necesarias, a veces las heridas tan dañadas son necesarias, a veces las espinas tan sangradas son necesarias en un salvavidas de experiencias por cosidas. 

El arte por desastre sólo evade lo que nadie sabe, el dolor no comprende sino que conmueve al todo el que lo siente. 

Pierde lo que persigue, encuentre lo que cree que siente, suelte lo que retiene, grite lo que duele, soporte lo que esconde. 

 El perdón es una razón de corazón porque cuando el alma pesa el corazón se debilita y de eso se trata el dolor que aunque no haya color te acerque al amor. 

 

Atte: Un roto y cuerdo humano que se la vive desarmado.