Que no te vendan amor sin espinas

Mirada tan plantada

"¿Cuánto hay que aguantar?"

No todo está hecho para ser comprendido,
no quería cambiarlo, no quería repararlo, temeroso de hacerme daño, al cielo no puedes encadenarlo tan sólo de cada pétalo extirpado.

Rascarse una costra sabiendo que volvería a sangrar, no importa cuánto duela, deje que temblara, deje que rascara, deje que sollozara, deje que sangrara hasta la última espina, aquello que nunca se marchita.

Sendero de espinas, enjambre de espinas, alas bruñidas, páginas olvidadas, cenizas de las páginas calcinadas, rosaledas con espinas.

Fractura profunda, fiera enjaulada, mirada rota, puerta de su alma, hendidura, bestia rota, espina erecta, mariposa encerrada, grieta estriada, alma impregnada, herida abierta.

No podía encerrarla en aquella jaula de espinas dónde mezclar nuestras grietas no importaba lo oscuras que fueran mis pesadillas tan sólo algunas condenas no se eligen.

-No puedes repararme...no debes ayudarme.

-No me alejes.

Aunque no pudiera sentir su dolor tal vez afrontarlo juntos sería menos insoportable porque la muerte es un dolor inaceptable.

Pedazo de vidrio, peldaño roto, espejo desportillado, pájaro herido, sueño roto, niño roto, vidrio roto, afecto recuperado, lamento asolado, magnetismo venenoso.

Nunca me ha dado miedo hacerme daño 
tan sólo estoy despedazado, pisoteado, deformado, magullado, quebrado, derruido.

Pedazos rotos de una única alma tan sólo 
me sentía rota, no permitas que el dolor te destruya, no dejes que el sufrimiento te convierta en quién no eres.

Vivir significa soportar, el tiempo curó más de una herida y soportó cualquier dolor. Nadie hablaba del dolor que causaba el amor, tan sólo ocultaba ser prisionero del dolor, no podemos elegir el dolor, pero podemos elegir cómo vivirlo.

Todo el dolor que me había causado, mis miedos se habían atenuado, pero no habían desaparecido.

Destinados a quedar incompletos tan sólo estábamos encadenados a cicatrices que compartíamos. 







































 

Atte: Un roto y cuerdo humano que se la vive desarmado. 
 

 




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