Un golpe directo a un corazón con grietas

La presión y el enojo que su hermano le hacía sentir lo llevaron a levantarse, y con una sonrisa irónica, le dijo simplemente las siguientes palabras:

—Al menos yo sí tengo novia... De inmediato, Valois se detuvo. Dirán que fue una simple tontería lo que su hermano dijo, pero esa palabra fue un dolor inmenso en el corazón de Valois. Un dolor profundo y desgarrador.

—Eso fue demasiado.

—¿No puedes aceptar la realidad, hermanito?

Valois se fue corriendo con la mano en el pecho, sin decir nada más. Rowen supo que había metido la pata y que había ido demasiado lejos.

—¡Valois, espera! Yo no quise...! Con el escándalo, Anya se despertó y se asomó por la ventana.

—¿Rowen, qué está pasando? Él se dejó caer en el suelo, cubriendo sus ojos con las manos y llorando.

—Lo he lastimado, Anya. Me siento como un monstruo, más de lo que ya soy.

Ella, preocupada y sin entender, salió de la casa y se arrodilló junto a Rowen.

—¿A quién has lastimado? Por Dios, dime qué pasó.

—Valois... estábamos jugando, todo empezó como una broma y terminé recordándole que él no tiene novia. Y eso le afectó.

—¿Por qué le duele tanto ese tema? Cuando Rowen iba a explicar, su padre apareció de la nada.

—¿Qué pasó con tu hermano? ¿Ya tan rápido había ido a contarle a papá? Era extraño; él nunca le decía nada de eso a papá.

—Te recuerdo que puede sentir las emociones negativas. Y de inmediato sentí que tu hermano está sufriendo. Y es por algo que tú le hiciste, porque por nada más debe ser.

—No, pues gracias, papá. Ahora resulta que yo tengo la culpa de todo.

—¿Pero dime? ¿No fuiste tú?

Rowen soltó una risa nerviosa y asintió.

—Bueno, sí fue por algo que le dije, pero... Fue interrumpido por la mano levantada de su papá.

—No lo digas. Vamos por el quiero saber qué le pasó.

—Ok. Pero no voy a dejar sola a Anya, ya la he estado ignorando mucho.

—Tráela, pero vamos rápido.