Que Pase El Siguiente (#1 Muñecas De Porcelana)

#Uno

VANESSA FORD.
 

 


— Jordan deja de perseguir me. —Hace veinte minutos terminé de trabajar y desde entonces Jordan no para de seguirme de acá para allá.

 

Me esta volviendo loca.

 

— Solo quiero conocerte.

 

¿Conocerme?

 

¿Para que quiere conocerme?

 

— De seguro ya has oído lo que dicen de mi, con eso no te basta.

 

Seguí mi camino y él retomo el camino detrás mío.

 

— No, yo quiero conocer a la verdadera vos, no a la que dicen que sos.

 

Me detengo.

 

Jamás a nadie le había importado conocerme, ¿Por que a este Sullivan le importaría?

 

— Pues yo no quiero que me conozcas.

 

— Por favor dejame conocerte y si sos como dicen los demás te prometo que me alejo de vos.

 

— Y si resulta que no soy como ellos dicen.

 

— Pues... Tendrás que aguantarme el resto de tu vida.

 

Que lindo.

 

¿Pero que digo?

 

Deben ser los efectos de acabar de tener sexo.

 

Estaba por contestar, pero mi celular sonó.

 

Le indico a Jordan que me dé un segundo y atiendo

— Hola.

 

— ¿Señorita Ford?

 

— Si, soy yo ¿Quien es?

 

— Soy el doctor que atiende a su hermano, quería avisarle que lleva dos meses atrasada con el pago y se requiere que pague cuánto antes.

 

Mierda.

 

Por suerte ya conseguí el dinero para un mes pero voy a tener que sacar de mi alcancía para el segundo.

 

— Si, claro voy para ahora mismo.

 

Cuelgo y vuelvo mi atención a Jordan.

 

— Tengo que irme, no me sigas.

 

Le advierto y salgo corriendo hacia el hospital.

 

Por suerte esta vez no escucho a Jordan seguirme.


















 

(...)
 



















 

— Acá tiene la plata de los dos meses.

 

Le entrego el dinero.

 

Estoy afuera de la habitación de mi hermano con el doctor para darle el dinero.

 

No me gusta que Leo me vea cuando le pago.

 

Porque estoy segura que se opondria.

 

— Perfecto, pero trate de no atrasarse.

 

— Claro voy hacer lo posible para no volver a atrasarme.

 

No dice nada más y se va.

 

Aprovecho que estoy acá y entro a saludar a Leo.

 

— Vanne.

 

— Hola, peque.

 

— No me llames así, sabes que no me gusta además de que ya tengo quince años.

 

— Si lo sé, perdón.

 

— No pasa nada ¿Y a qué viniste?

 

— Vine a saludarte. —Miento aunque no es del todo mentira.

 

— Decime la verdad, viniste a pagar mi internación ¿Verdad?

 

No puedo mentirle, no a él.

 

— Si.

 

— Te dije que vayamos a un hospital público ¿Por qué sos tan testaruda?

 

— No es de testaruda, solo quiero lo mejor para vos y este hospital te lo puede dar.

 

— No es justo que gastes toda la plata en este hospital. Mírate se nota que no estas comiendo bien, estás más delgada desde tu última visita.

 

— No te preocupes por mi, yo estoy bien.

 

Miro el reloj.

 

Ya tengo que irme.

 

— Ya está por acabar la hora de visita, me tengo que ir.

 

Lo beso en la frente y salgo de ahí.


















 

(...)
 



















 

Al salir del hospital veo a Jordan a unos pasos de mi.

 

Me siguió aunque le dije que no lo hiciera.

 

Pasó por delante suyo ignorando lo.

 

No doy ni dos pasos que su mano ya está sujetando mi brazo.

 

— ¿Estás bien?

 

Que el importa.

 

Que no piense que voy a creer que esta preocupado por mi, porque nadie jamás lo estaría.

 

Y me lo han dejado claro a eso.

 

— ¿Por qué viniste al hospital?

 

Vuelve a preguntar al no obtener una respuesta de mi parte.

 

— Eso es asunto mío.

 

Me descargo de su agarre, pero cuando estoy por irme mis vista se nubla y la oscuridad se apodera de mi.

 

Lo último que escucho es a Jordan llamarme.


















 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.