V

JUNE POWELL.
 

Recuerdo todo.

Y ahora todo tiene explicación.

 

Ayer.
 

— ¿Ahora que hacemos? —Pregunto Lila asustada.

Había un cuerpo enfrente nuestro.

Todo estaba lleno de sangre y algunas cosas rotas.

— ¡Yo que voy a saber, jamás mate a alguien en mi vida!

— ¡A eso quiere decir que yo soy la espera acá por qué lo mate!

— No discutamos y pensemos que hacer.

Hace unos minutos llegué a la habitación de Lila porque escuché unos grito y me encuentro con que acaba de matar a alguien.

Estábamos tan absortos en nuestros pensamientos que no nos dimos cuenta que alguien había entrado al cuarto.

Al giramos vemos a Cameron el ex de Lila.

— ¿Que haces vos acá? —Hablo a la defensiva.

— Solo quiero ayudarlos.

— ¿Y vos en qué nos podrías ayudar?

— Puedo deshacerme del cuerpo.

Tiene sentido, este tipo esta enfermo.

— A cambio ustedes beben esto.

— ¿Porque tomaría algo que venga de vos?

— Porque Lila ya lo tomo.

Miro a Lila.

— ¿Que? No quiero ir a la cárcel, soy muy hermosa para eso.

Eso no lo discuto.

Lo miro desconfiado pero aún así lo bebí.

A los minutos empiezo a sentirme mareado al igual que Lila y ambos caemos al suelo inconscientes.

















 

(…)
 

Camino hacia los chicos.

— Hola June.

Con la mirada perdida respondo con la voz ebria.

— 234.

— 234.

— 234.

Cómo dijeron los chicos repetí ese número una y otra vez.

— ¿De que hablas?

A los segundos vuelvo a la normalidad, como si nunca hubiera pasado nada.

— ¿Estás bien? —Pregunto Cleo preocupada.

— Si ¿Por?

— No, por nada.

— Tengo ganas de beber. —Hable luego de un largo silencio.

— No era que no ibas a beber más.

— No tiene sentido que deje de beber cuando se de sobra que aún así Lila no va a volver conmigo. —Baje la mirada triste.

— ¿Entonces que dicen vienen?

Trate de hacer el que no me afectaba, pero yo sé que aún me afecta.

— Está bien vamos.

Luego de eso nos fuimos a beber a un bar y luego de unas seis copas no recuerdo nada más.

Ah entonces si bebí.

Pero que quede claro que yo no está desde el principio en mis cinco sentidos.

Así que técnicamente fui obligado a tomar.


 

Hoy.
 

— Sabía que no tenía que confiar en vos.
 

Mire a Lila pero al parecer seguía recordando o estaba pensando ya que tenía la mirada en la nada.
 

— Pero ya ves que Lila confía más en mi que en vos si no nunca lo habría tomado.
 

No voy a mentir lo que dijo me dolió.
 

Por qué tal vez tenga razón y Lila no confíe en mí.
 

— ¡Oh, dios! —Escucho un sollozo de Lila y volteo a mirarla.