Mientras nos dirigimos a la puerta del patio trasero, aprovecho para estirar un poco evitando cualquier tirón en medio del entrenamiento. No es que no calentáramos antés de empezar a entrenar, sólo había sido hoy que no nos avisaron. Solía ser unos cinco minutos antes de bajar e ir a entrenar.
Nos colocamos en nuestra improvisada salida en la cual nos ponemos en posición, mientras nuestros padres se mantienen a un lado.
-Recordad- está vez habla papá Caleb- no competís entre vosotros-
Sonrío de lado sin verlo.
En cuanto suena una pequeña bocina salgo trotando, mientras algunos de mis hermanos no entienden el sentido de trotar. Aún así de vez en cuando aceleró para no quedarme muy atrás. El truco está en mantener una buena respiración, y no cambiar mucho el ritmo; menos bajarlo.
A mitad de la vuelta estoy entre Axel, Ezra, y Mica, mientras que Liam, Uriel, Eilad van delante de nosotros y Keane se mantiene en el medio.
Se acerca la segunda vuelta pero no estoy lista para correr, me cansaré demasiado rápido, por lo que aceleraré solo un poco, y a la mitad correré como si me persiguieran.
A quien quiero engañar.
Nada más pasar delante de nuestros padres empezamos a correr pasándonos los unos a los otros olvidando completamente lo dicho por ellos.
Corro esquivando a algunos de ellos, soltando algún que otro gruñido de frustración cuando me pasan.
Corremos como locos hasta llegar delante de ellos donde nos ven de manera seria negando con la cabeza.
-Iguales que su madre- dijó papá Matthew negando-
Apoyó mis manos en mis rodillas recuperando poco a poco el aire.
-¿Dónde está lo divertido si no?- habló Keane-
-No se trata de divertirse entrenando- miré a nuestro padre David-
-Tiene razón- habló de brazos cruzados papá Rhys- cuando estéis luchando de verdad no tiene que ser divertido-
-Venga- miré a papá Thomas- a dentro-
Seguimos en fila a nuestros padres que se dirigen a dentro esta vez pasando por el lado de las escaleras, bajando por otras que nos conducen al lugar de entrenamiento cuerpo a cuerpo.
La primera vez que entramos tenía unos cinco años.
Me siento en una de las mesas que hay mientras nuestros padres sacan lo que usaremos primero.
Es parecido a la katana, solo que estos no tiene forma de espada sólo son largos pero nada pesados.
Nos dan uno a cada uno.
-Ya sabéis como van las cosas- papá Rhys empezó a hablar- Tenéis veinte minutos para dejar a vuestro contrincante en el suelo- nos analizó- primeros Uriel y Liam-
Los mencionados se pusieron en un círculo improvisado que había en el suelo y se prepararon. Sabíamos que el círculo no servía de mucho ya que la mayoría de vez habíamos terminado a la otra mitad de la sala con dos mesas partidas, así que de nada servía.
Nos mantuvimos al margen y en cuanto papá Thomas dió vía libre quitando su palo del medio para que empezarán, haciendo que todos nos quedáramos en silenció.
Me senté en una de las otras mesas alejada de esos dos mientras veía atentamente cada uno de sus pasos. Aquí había que ser rápido, inteligente y saber moverte de manera ligera. Tanto Uriel como Liam eran bastante buenos, pero cada uno tenía sus desventajas al igual que nosotros.
-¿Cuántos golpes se han dado ya?-
-Unos cuatro cada uno, puede que Uriel se llevará uno de más- dije sin apartar la vista-
-A este ritmo llegarán a los veinte minutos y ninguno abra caído- habló de brazos cruzados Axel-
-Eso significa que seguiremos siendo igual de buenos sin estar cada día entrenando-
-Mica, sabemos que tu ego es demasiado para que admitas que perderas- se burla Keane-
-Verás cómo ganó, no tiene nada que ver mi ego-
Ya, claro.
-¿Quien creeis que gana?-
-Ninguno- dije- los dos saben dónde son los golpes seguros para que caigan y van a la misma velocidad-
Estuvierón un rato más hasta que la voz de nuestro padre Caleb se escuchó.
-¡Tiempo!-
Ninguno de ellos había caído. Yo tenía razón-
-Eilad y Bega- mi padre David nos miró- os toca-
¡¿Qué?!
No, no, no, nunca he peleado contra él.
Mi rostro presentaba una clara preocupación, pero aún así me bajé de la mesa cogiendo el palo caminando hasta el círculo.
El palo de mi padre Thomas volvió a estar en medio.
Eilad me vió de manera divertida mientras se ponía en posición, en cambió yo lo miré sería sin demostrar mis nervios. Sus ojos se mantenían en los míos casi sin parpadear.
En cuanto apartó el palo del medio me heche un poco más hacia atrás. Empezamos a movernos en círculos de manera lenta.
-Vamos hermanita, no pretenderás estar así todo el día-
Me lancé hacía él intentando que recibiera algún que otro golpe en el hombro, cosa que no fue posible ya que de manera rápida puso su palo en medio.
Gruñí.
Me empujó de manera brusca haciendo que me alejara cayendo con una rodilla en el suelo y la mano libre en esté. Ya no estaba en el círculo.
Me levanté y lo ví dirigirse hacía mí para atacar, por lo que me preparé para defenderme.
El primer golpe fue en la parte de atrás de los muslos.
-¡Ah!- grité separandome-
-No seas exagerada- rodó los ojos-
Evitando el picazón que sentía en mi muslo por el golpe, caminé hacía él donde estuve durante un rato intentando darle, hasta que lo conseguí aunque fuera en el brazo.
Habíamos llegado al punto en el que estábamos bastante cerca, pero lo suficientemente cerca para que con ayuda del palo y el pie pudiera empujarlo para que cayera.
Lo intenté claro que sí, pero el muy cabrón sólo llegó a poner la mano en el suelo.
La burla en su mirada se había ido hacía rato, esto ya no era un entrenamiento para él. Caminó hacía mí de manera rápida y por consecuència tuve que ir más rápido, adivinando dónde se dirigían los golpes.