Querida girasol, mi amada poesía

1.- Madrugar, luz de estrellas

Aún dentro de la ebriedad de su servidor, mi corazón que luchaba por vivir compadeció la miseria de indefenso ser, así fue que entonces con mis débiles fuerzas y mi irracional caminar tomé entre mis brazos a aquel girasol y lo llevé a casa conmigo; sin esperar y golpeando como imbécil con cuánto mueble cruzara mi camino tomé un gran balde dónde lleno de agua el girasol reposó toda aquella noche; a oscuras, dentro de las penumbras de mi hogar y con las fuerzas necesarias para caminar tomé aquel balde y lo coloque frente a la única ventana del lugar, por sorpresa la ventana alegró y con un suspiro helado como la madrugada recibió a mi nuevo inquilino, inquilino que descanso bajo blanca farola que hace de luna llena esta noche, siendo acompañada por sus hijas las estrellas que lucían reflejadas sobre el agua turbia y llena de tierra, como un espejo sucio, miré fijamente a aquel girasol y pude sentir como con sus pétalos agitados por la voz silenciosa de aquella ventana y el helado aliento de la misma agradecían mi rescate, sin voz pude oír como descansaba aquel girasol moribundo, sus hojas agitadas quitaron la ebriedad de mi boca haciendo que dejara mi botella sobre la barra de la cocina, botella que lloró mi partida y abandono, pero por inusual ocasión después de mucho, mis ojos se perdían en algo más que no fuera licor, aquel girasol bañado por luz de estrellas. 



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En el texto hay: poesia, romance

Editado: 25.09.2022

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