MELISA
¿Conocéis esa sensación de vacío y soledad?
Esa sensación que no sabes porque la sientes si aparentemente lo tienes todo, pero que ahí está.
Esa sensación que por mas que pasen los años no desaparece, solo disminuye a temporadas.
Es agotador…
Un año después de terminar mis estudios y graduarme me gustaría decir que todo ha sido maravilloso y lleno de alegría, pero la realidad no es esa.
Tampoco puedo decir que todo ha sido malo, mi hermano Cesar y yo siempre hemos tenido muy buena relación y durante este último año hemos sido prácticamente inseparables, los dos nos fuimos a vivir con nuestra madre, Izabél, la mujer mas hermosa y extrovertida que puedas imaginar, hicimos muchas amistades nuevas y nos divertíamos juntos, pero ambos arrastrábamos nuestras propias luchas internas y era algo que sabíamos perfectamente, cada uno lo gestionaba de una manera distinta.
Una noche mientras todos dormían yo me quedé mirando la televisión, sentía una migraña terrible pero no era algo inusual, las migrañas son algo normal en mi vida, pero al rato las cosas empezaron a empeorar, no podía respirar, me faltaba el aire y sentía como si me aplastaran el pecho.
Asustada decidí buscar de mi madre, justo se había despertado y al verme subir las escaleras a rastras vino corriendo hacia mi preocupada y junto a su marido me llevaron al hospital.
Tras varios exámenes y preguntas por parte de los doctores, el diagnostico fue un ataque de ansiedad.
Suele pasar cuando finges que todo está bien y que no te pasa nada.
¿Resultado de todo esto? Volver al pueblo y estar en tratamiento por la ansiedad.