Querido Diario ||

17

Guardé la nota en un cuaderno y cerré la puerta y me dispuse a salir de allí para buscar a Sam, cuando una mano se aferró con fuerza de mi pequeña muñeca. Me volví hacia la persona, sobresaltada por tanta presión que hacía  y me topé de nariz con Sam.

Sus ojos no dejaban de analizarme y la presión en mi muñeca no disminuía. En cambio, mi mejor amigo reflejaba preocupación, ansiedad. Este no es el Sam que yo conozco, las pequeñas bolsas debajo de sus ojos delataban el cansancio.

En este momento, todo a nuestro alrededor se hacía borroso.

—Sam— rompí el silencio en el que nos encontrábamos—¿Qué pasa?— intenté safarme de su agarre, me empezaba a doler bastante—, Sam, me estás lastimando.

Mi amigo no aflojó su agarre solo bajó su vista a mi muñeca y la soltó de golpe, dolía demasiado. —Anna, lo lamento— retrocedió dos pasos y me miró—Es Mike, no lo encuentro y sus padres dicen que no volvió anoche a casa. —confesó.

Y me asusté.

El gris del día empezaba a ser abrumador, el sonido de voces y pasos a mi alrededor se volvieron más densos. Mi boca se había quedado abierta y no podía articular palabras. Mis ojos demostraban miedo y sentí como el color se escapaba de mi cara, el sólo pensar que algo le había pasado a Michael me estaba atormentando, y una palabra se hizo presente en mi cabeza. Cazadores. ¿Y si le habían hecho algo?¿Y si ellos son los responsables de la repentina desaparición de mi otro mejor amigo?

Sam parecía esperar mi respuesta a lo que había dicho. Moví la boca varias veces para poder hablar pero nada salía de ella.

—¿Q-Qué?¿Dónde?¿Cómo? Sam.

Su rostro seguía teniendo la misma expresión. La mandíbula tensa y los ojos abiertos que no dejaban de mirarme.

Volvió a sujetar mi muñeca, un poco más suave que antes, pero fuerte —No lo sé, anoche luego de que papá nos hablara y él se fuera no supe más de él y esta mañana sus padres me llamaron, así lo supe— habíamos empezado a caminar hasta la entrada de la escuela—, debemos buscarlo, Anna— la determinación en su voz, y el calor que empezaba a sentir en la muñeca me asustaron y, por lo tanto, solté un quejido.

El frío me golpeó como boxeador a un saco, no tenía puesto todos los abrigos que traje, estaban es mi casillero. Los copos caían a mares, el gris claro que había antes se tornó oscuro. Pero el calor en mi muñeca era peor. Aumentó. Sam se estaba alterando.

Él apresuró el paso hasta que estuvimos frente al auto de su madre. Cuando me soltó para ir al asiento del piloto miré mi muñeca. Era roja y dolía.

—Sam, ¿a dónde vamos?— hablé con un pequeño nudo en la garganta que se había formado por el miedo de que algo le sucediera a Mike y mi muñeca.

Sam me miró, sus ojos no eran castaños, eran amarillos, se estaba descontrolando —Súbete, iremos a buscar a Michael—. No esperó a que yo dijera algo cuando entró de golpe al auto.

Y yo tampoco esperé algo, sabía que tendría problemas con mis padres después de esto, pero mi mejor amigo es primero.

El hombre lobo frente a mí no podía descontrolarse frente a miles de estudiantes, sería un verdadero desastre. Así que solo le hice caso, si lo contradigo será para peor.

Sam arrancó el auto con todo. Fue difícil abróchar el cinturón. Las manos de él hacían presión sobre el pobre volante. Salió disparado del estacionamiento y siguió manejando con rapidez todas las calles por las que Mike podría haber estado.

[***]
 


Estuvimos así 20 minutos y nada. No había rastro de Mike o su camioneta. El interior del auto ya estaba muy pesado, como un día de verano, todo el calor provenía de Sam que seguía presionando el volante.

Mi corazón latía desesperado. Michael no estaba por ningún lado. Sam estaba irradiando calor, temor y si no lograba que se calmara, se transformaría aquí en el auto.

La velocidad no disminuía y las calles estaban llenas de nieve que seguía cayendo. Cafeterías, tiendas e incluso heladerías a las cuales el beta de mi mejor amigo visitaba no tenían ni un rastro de él.

Tenía que hablar con Sam, o terminaré hervida. —¿Intentaste hablar telepáticamente con él?—

—Sí— el tono de su voz era hostil—, no responde. No lo encuentro, maldita sea.

—Sam, por favor cálmate—pedí, suplicándole —No lograremos llegar a nada si no te calmas.

Siguió pisando el acelerador, pensé que no me había escuchado, pero frenó de golpe, haciendo que mi cuerpo se impulsara hacia adelante pero como el cinturón evitó que me golpeara contra el tablero, solo mi cabeza se hizo hacía adelante y, antes del golpe, una mano caliente me sujetó con fuerza.

La cabeza me dio vueltas por un instante y cerré mis ojos. Llevé mis manos a mi frente. Y me quejé. Podría haberme largado a llorar por tener tanto miedo como el hecho de que casi me golpeo la cabeza, Sam está alborotado y Michael desaparecido, pero no lo hice.

—S-Sam—  él aún no había sacado su mano de mi hombro, temperatura no disminuía —¿Qué demonios pasó?— ahora las ganas de llorar cambiaron por confusión. Demasiada confusión.

Pero el castaño no me respondió, simplemente me volteó la cara hacia la calle, y lo vi.

Era la camioneta de Michael. Estaba estacionada frente a un supermercado, desde aquí no se podía ver mucho cómo estaba.

Giré la cabeza hacia la izquierda para ver a Sam, su respiración seguía siendo la misma, agitada -al igual que la mía- y me observaba, la presión que hacía su mano en el volante ya no era tanta y el calor en el auto ya descendía.

Se estaba calmando. Un poco. Pero era algo.

—Bajemos— dijo y desabrochó su cinturón para bajar del auto. Copié su acción y en cuanto bajé del auto el aire gélido me golpeó con brutalidad. Me había acostumbrado al calor dentro del auto, ahora tendría una terrible contracción muscular.

¡Qué dolor! La nieve había dejado de caer pero las nubes seguían ahí.

Cuando llegué hasta donde estaba la camioneta ésta estaba cubierta de nieve y adentro no se podía ver nada. No hay marcas que impliquen que se forzó la puerta o alguna ventana. Creo que Michael no peleó con alguien o algo. Bajé la mirada hacia las ruedas para ver si tenían algo y no, no tenían nada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.