Querido Diario ||

Halloween.

*Este evento sucede un año antes de todo lo que pasa ahora*

Bueno, es Octubre y es Halloween. Como todos los años en Hollage se festeja durante tres días la fiesta de Halloween. Este año, Sam y Michael me obligaron a ir. Para participar de la fiesta hay que ir disfrazado. Adivinen de qué me disfrace. 

Mis padres no vendrían, como siempre, pero me dieron permiso de salir. Sí. Algunas veces les pedía permiso. 

En serio. Me veo -y me siento- ridícula con este disfraz. Los voy a matar por obligarme a hacerlo, es infantil. Sonó el timbre que anunciaba que estaban aquí. Les abrí la puerta y me eché a reír en cuanto vi a Michael. Tenía puesto un kigurumi de Stich. 

—No te rías— reprochó con indignación fingida, él más que nadie se muere de risa—, además, tú me haces juego. 

Yo me quejé. No era justo. Ellos se ríen porque sabrá Dios cómo me convencieron de vestirme así. Sam, por otro lado tenía el disfraz de superman, su héroe favorito. 

—¿Lista?

—Dios, si hago el ridículo me las van a pagar. 

—Eso es un sí.

[***]

La fiesta estaba al tope, los puestos de comida tenían de todo; desde manzanas acarameladas hasta hot dogs con caras; en cambio, los puestos de juegos y entretenimiento estaban abarrotados. Sam había ganado una cebra de peluche, Mike se ganó -al igual que yo- las miradas de varias personas, por su parte fueron chicas, por la mía fueron chicos.

El disfraz de Lilo me estaba incomodando demasiado. Mi traje consistía en un top rojo corto que dejaba descubierto mis hombros y abdomen, con una pollera de hojas -de tela- verdes, más la corona de hojas verdes. La cosa era que sentía que el top se me caía, ya saben de qué hablo.

Estábamos tomándonos fotos en aquellas máquinas de las que nunca recuerdo el nombre. La noche y la luna brillaban. La música resonaba en todo el parque. Todo era divertido si me olvidaba del resto. Y eso hice.

Hacíamos poses divertidas a medida que nos sacábamos fotos. En algunas salíamos sacando la lengua, otras haciendo caras raras, otras yo salía sola con Sam o Mike, o sola simplemente. Pero sonreía. Y era divertido. Los tres teníamos una enorme sonrisa en el rostro. 

En total nos sacamos como diez fotos. Ahora nos dirigíamos a los autitos chocadores. Acordamos que Michael subiría conmigo y Sam en otro auto. Después de todo, Mike se ofreció para disfrazarse de Stich si yo me disfrazaba de Lilo. Era divertido, ambos pasábamos vergüenza, peor lo hacíamos juntos. 

El juego había iniciado, y yo no tengo idea de cómo manejar el auto, y eso que es de juguete—No puedo creer que en serio nos subimos en esto— dije, aferrando mis manos a la pequeña puerta. Michael manejaba y Sam venía detrás nuestro intentando chocar contra nosotros.

—Alégrate aburrida— Me dijo Mike a mi lado mientras reía.

—Tienes razón— admití—. Ahora, ¡acelera o Sam nos gana! 

Él soltó una carcajada y dio vueltas. En un momento perdimos de vista a Sam. Y sentimos un choque de mi lado. Ahí estaba él. Riéndose como nunca. 

—Ustedes son despistados— rió —Te dije que vinieras conmigo, Anna.

—Creo que con Mike me sentía más segura— reí. —Tengo hambre ¿Ustedes no? Creo que tanto reír me dio hambre.

Ambos asintieron. De los tres, ellos son los más glotones.

—Por supuesto, ¿Hot dogs?

—¿Con jugo de uva? 

Hice mueca de asco. No me gusta el jugo de uva. Lo encuentro... asqueroso.

[***]

Nos dirigimos a una mesa cerca de uno de los puestos. Mike fue a buscar la comida ya que a mi no me dejaron y Sam fue a buscar las bebidas así que estoy sola.

Noto las miradas de algunos chicos cerca de mí. Escucho comentarios y risas de su parte, algo que me pone más incómoda que antes. Volteé la mirada para ver si Mike o Sam venían, y nada. Después sentí como un chico se sentaba a mi lado. Lo peor, llevaba el disfraz de calavera. 

—¿Por qué estás sola?— preguntó, su cara estaba tan cerca de la mía que logré oler el alcohol en su aliento, además de que ya parecía dopado.

Sólo lo ignoré. La próxima vez que vaya a algún lado, más les vale a esos dos no dejarme sola. Menos en Halloween. 

Al parecer, a la calavera no le gustó de que lo ignorara porque siguió hablando. 

—¿Tienes novio?— volvió a hacerse a mí—, digo, porque estás sola aquí sentada. 

¿Dónde están mis héroes cuando los necesito?

—¿Podrías irte y dejarme sola?— dije con molestia, a ver si así capta que no lo quiero aquí.

—¿Sola?— negó— ¿Cómo podría dejar sola a alguien así?

Y se me acercó. Pero antes de que hiciera algo una mano detrás de él le sujetó del cuello e hizo que se levantara.

—Creo que te dijo largo— ¡Mike! Mi héroe. —Vete antes de que haga algo de lo que no me arrepentiré. 

El tipo iba a decir algo más hasta que llegó Sam por detrás de Michael. 

—Adiós— dijo la calavera y se fue.

Los chicos se sentaron a mi lado y me miraron. 

—¿Estás bien?— yo asentí. —Creo que esto ya se arruinó, ¿nos vamos?

—Sí— dijimos al unísono Sam y yo. 

[***]

Una vez que estuvimos en mi casa, preparé la televisión mientras Sam acomodaba bien el sofá y Michael traía la bandeja con la comida. Después de todo, nos fuimos de la fiesta sin comer. 

—En serio, no puedo creer que saliste a todos lados con ese kigurumi— me burlé de Michael, Lilo & Stich. Ja, ja.

—Si admito que fue vergonzoso, pero logré sacarte de la casa. Además, algunas chicas lo verían tierno —dijo mientras se sentaba en el sofá.

—En realidad— habló Sam—, los veían como pareja a Anna y a ti.

—Bueno, pero al menos demostraría que soy un "Novio" cariñoso— hizo comillas con los dedos al decir novio—, ¿eso me da buena imagen, no?

Por mi parte hice una mueca mientras me sentaba en sofá gris en medio de Michael y Sam. Este año Mike había intentado hablar más de una vez con la chica que le gusta, Melissa. 

—Mira hermano, en eso no te miento, sí te dio imagen de tierno, pero también de idiota. 

—¡Ya fue! — exclamó el castaño de Mike— Al menos la pasamos bien. 

Asentí mientras me llevaba una salchicha caliente a mi boca. Delicioso. Sam puso la primera película que encontró. Una de terror. Mamá. Ellos bien saben que esa película me deja pesadillas. Me distraje viendo las fotos que nos tomamos. Me quedaré con algunas. Miré a ambos. Este año a ellos les pegó bien. Sam había empezado a ejercitarse y ahora tiene unos brazos envidiables. Mike por otra parte, hizo lo mismo, solo que él eligió que no se le notaran para que no tuviera a todo el equipo de porristas encima. 

Cuando la película terminó, Mike estaba en el suelo sentado con la cabeza apoyada en el sofá, dormido. Y Sam que se quedó dormido sobre mi abdomen a la mitad de la película, estaba roncando. No quería moverme para no despertarlos. 

Apagué el televisor y -como pude- le puse una pequeña manta a Michael y acomodé su cabeza. Sam se movió y puso su cara en mi clavícula en cuanto volví a acostarme en el sofá, me abrazó dormido y dijo:

—¿Anna?— su voz adormilada me gustó, lo que fue raro. 

—¿Si?

Te quiero demasiado. No te vayas.

Me quedé de piedra. Aunque lo más probable es que solo sea un efecto del jugo-vino que tomó. Sí, es eso. 

—No iré a ningún lado, duérmete. 

—¿Lo prometes?— preguntó y se aferró un poco más a mí.

Lo prometo.
 




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