Querido Diario ||

19

Podía ver, oír todo lo que pasaba a mi alrededor, o bueno, al de mi cuerpo más bien. Yo estoy arrodillada frente a mi cuerpo, el cual sigue de rodillas y con Sam por detrás sujetando mis hombros con una expresión de horror.

Oía a Sam llamándome y preguntándome qué pasa, pero dejé de oírlo cuando sentí un crujido detrás de mí.

Me volteé y me quedé petrificada ante lo que vi. La persona frente a mi tenía un rostro ovalado. Sus cejas marrones eran finas y sus ojos no eran tan abiertos. El color de su iris era como un violeta no tan llamativo, pero se notaba que era de ese color y su nariz no era muy perfilada. Noté sus labios y eran normales, es decir, ni muy carnosos ni muy finos. 
—¿Y quién eres tú?—¿Lo peor? Es exactamente igual a mí. Excepto por los ojos.

—Soy Apola—¡Hasta su voz idéntica a la mía! ¿Quién es ella?—¿Tú eres Anna, verdad? Quería conocerte hace mucho—sonrió.

Me suena familiar—además de que es idéntica a mí—, es... como si ella... no lo sé, es raro.

—Descuida, no te haré nada—arrugó la nariz y señaló detrás de mí— ni a él.

Sam. Carajo, me olvidé de él.

Me volteé hacia Sam, seguía desesperado por saber qué ocurría.

—¡Sam, Sam, Sam!— juro que intentaba hacer que me viera, pero nada, Apola —¿Por qué no me escucha?¿Qué está pasando?¿Quién demonios eres?—pregunté a la extraña copia mía que estaba allí parada observando a Sam.

Se encogió de hombros —Es porque estámos en tu subconsciente, él no sabe qué tienes, porque yo soy éso que tú tienes— ¿Eh? No entendí— mejor te lo explico después, creo que tu... amigo te necesita. No le digas a nadie, adiós.

No, espera, ¿por qué no...?— tarde.

Cerré los ojos con fuerza, porque sentí un dolor de cabeza horrible. Después, todo volvió a la normalidad, al menos para mí.

Sam seguía a mi lado, solo que ahora un poco más calmado, alerta, pero calmado. Ahora algo totalmente nuevo y extraño para mí acababa de pasar. Miré a mi alrededor, no había nadie más que nosotros. Mi respiración era irregular y, me sentí rara.

—¿Estás bien?—le pregunté agitada, mientras Sam me miraba como si estuviera loca.

—¿Qué si estoy bien?—gruñó—¿Anna, te parece que estoy bien? Hasta recién estabas en otro mundo y ahora me preguntas si estoy bien. ¡¿Estás loca?!
—Su voz era hostil, sus ojos se pusieron amarillos y juro que podía ver vellos empezando a salir de sus manos y colmillos en su boca, su respiración se volvió agitada y Dios mío.

—¡Oye no me grites! —Dios sabe de donde me salió el coraje para gritarle a él. Más cuando está así. Ahí te voy San Pedro.

Sam se puso de cuclillas y su voz me sono tan ronca y un escalofrío me recorrió toda la columna —Vete, Anna, vete.

Retrocedí lentamente, había hecho un metro en silencio hasta que una ramita crujió debajo de mi pie. Demo...

Sam saltó un metro en forma lobuna, gruñendo y mostrando los colmillos. Carajo, carajo. Corre idiota no te quedes ahí parada o serás masticada por tu mejor amigo.

Capítulo corto, pero es honesto. Y siendo sincera, no me sale tan fácil poder escribir QD, pero voy como puedo.

Feliz navidad ❤

.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.