Querido Diario ||

22

—Además de hipotermia, no sé... —mintió, pero tuvo sus razones— Sostenla, se va a mover mucho— y la pinchó. 

Tal y como advirtió, la adolescente tembló ocasionando que Mike tomara sus hombros y Sam las piernas, se asustaron aún más pero luego de un rato, dejó de temblar. 

Su piel pasó de estar pálida a recuperar el color habitual en unos segundos. Aunque seguía dormida, su respiración volvió a ser una normal y se estableció. 

Se apartaron de ella y la mujer habló: 

—¿Quién es? ¿Por qué la trajeron? Hablen. 

Sam y Michael se miraron, mientras mentalmente discutían qué decir y/o hacer. Michael terminó por hablar. 

—Como ya lo habíamos dicho, ella es nuestra amiga, estábamos en el bosque y... se cayó al agua en el lago y después lo que te contamos—suspiró—, pero nos asustó más lo que ocurrió con la daga ¿Qué significa eso? 

La mayor sólo calló, no sabía cómo decirlo o explicarlo. Dudaba de la chica, se le hizo familiar y por un momento pensó que si ella no les dijo nada, es porque la otra le aconsejó que no lo hiciese. 

—No tengo idea. 

Sam, que hasta el momento estuvo callado, tomó la muñeca de Anna (que aún tenía una marca de que algo hizo presión), y notó que faltaba algo, la pulsera. Y justo cuando pensaron que ella ya estaba estable, comenzó a sangrar su pierna izquierda, la herida estaba abierta. 

[***] 

Mientras en la tienda se movían apresurados por cerrar la herida, en su mente, Anna, aún hablaba con Apola. 

—¿Ya podrías decirme algo? El suspenso que tienes no es muy agradable, ¿sabes? 

Apola sólo rió. Definitivamente ésta le agradaba, más que las otras. 

—Está bien, ¿qué quieres saber con exactitud? 

Las diferencias entre ambas no eran muchas, Apola tenía los ojos violetas y unas mejillas que al parecer nunca tuvieron una sola arruga. El resto era idéntico. 

—Pues, todo, básicamente. Quién eres, qué soy, somos, porqué estás aquí... creo que sola me explico, ¿no? 

El sentimiento de ansiedad se estaba presentando en Anna y Apola lo notó. Ella sentía todo lo que la otra sentía. Siempre fue así. 

—Soy Apola, una "Trixem" soy una de las pocas que quedan; la número cuatro de trece— tomó aire y continuó —. He vivido en la sangre de tus antepasados desde hace siglos; sólo puedo entrar en el cuerpo y tomar fuerza y poder si es una mujer, no he podido con hombres, no me sentía cómoda— exhaló —. Tengo 4700 años. 

—¿Cómo es que has vívido tanto tiempo?¿No habrías muerto de alguna manera?— interrumpió la joven Anna, sorprendida por tal confesión. 

—No, soy en cierta forma un alma. Si tu mueres pasaré a tu descendencia y así— levantó su mano mostrando una llama violeta que cautivó a la Willows—. Ese es mi poder. 

《—Todos los trixem tenemos el poder del fuego, pero cada color es diferente. El mío el violeta, hay azules, amarillos, rojos— Anna la miró, parecía encantada hablando de ella y los "Trixem". —. Mi fuego es destructivo, no ayuda mucho— desapareció la llama mostrándole una ciudad prendida fuego. 

La ciudad era antigua; cabañas de madera y piedra, quizá era Francia, pero no supo distinguir el siglo. Anna se asustó. Los gritos desgarradores de la gente atrapada con el fuego pidiendo auxilio, todo ardiendo a su alrededor, personas muertas en todas las calles. —Eso... ¿lo causaste tú? 

—No quise hacerlo, pero la portadora ella no sabía controlarlo... y se perdió en el fuego. 

—Quieres decir... que si yo no aprendo a controlar esto puedo... 

—Provocar una masacre, sí— la interrumpió, el miedo que provenía de Anna no le gustaba—. Es por eso que debes aprender y buscar mi daga. 

—¿Daga?— Ja, fuego, daga, personas muertas, ¿por qué yo, maldia sea? Pensó Anna. 

—Sí— mostró una daga. Plateada y en el mago había una pequeña gema violeta—, es la daga de los Trixem. Originalmente éramos dieciocho, dieciocho trixems, dieciocho dagas— bajó la mirada, sabiendo lo que diría a continuación —,  actualmente sólo somos trece Trixems... Si aprendes rápido evitarás masacres y culpa. Además de que podrás defenderte y no dejar que alguien te haga daño... 

—¿Alguien vendrá a ayudarme o aprendo sola?—Anna ya se imaginaba lo peor, la visión de toda la ciudad en llamas le dio escalofríos. No, no iba a permitir eso; porque esa ciudad la vio crecer, todos sus recuerdos... pertenecen allí, ella pertenece allí. 

—Debes aprender sola— concluyó la "Trixem" después de meditar la pregunta de la humana—, no puedes correr riesgos, estamos en peligro de extinción, nadie debe saber de nosotros. 

[***] 

—¿¡Por qué no se cura!? — exclamó Sam— Debería hacerlo tiene la pulsera...— para cuando terminó de hablar, se dio cuenta de que no había pulsera. 

Fue cuando Michael se dio cuenta de que por eso sentía algo que le faltaba. La pulsera que le obsequió —la había hecho la mismísima mujer que ahora estaba cociendo la herida de Anna para evitar que muriese— era lo que le había hecho mejorar desde el primer día, fue lo que le permitió a Anna poder caminar con normalidad y correr con la misma. Sin ésa pulsera, Anna volvía a ser la humana "indefesa" que ellos creían que era. 

Qué equivocados estaban.

 

Capítulo corto, pero es algo 😊




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