Rovaniemi, Finlandia
Una semana antes de la presentación de Penny a Michael
Como cada año, el último trimestre era una locura en la granja de los Bari o mejor dicho Los Klaus. El Sr. Nicolás de Bari, para los cercanos y mundialmente conocido como Santa Klaus, se encontraba trabajando a toda máquina en la fábrica de juguetes que iban dirigidos solo a los niños sin padres, enfermos en los hospitales o de escasos recursos
Sin embargo, igual leía las cartas de todos y se aseguraba de cumplir sus deseos, dejando que los padres que económicamente podían se hicieran cargo de los juguetes
Desde el siglo III asistir a los necesitados fue su propósito, con los años se dio cuenta de que ayudar a los niños de hoy era hacerlo con los hombres y mujeres del mañana, proteger su inocencia y cumplir sus deseos se volvió en su razón de ser. Una además había logrado unir muchas culturas y religiones
Aunque la mayoría lo asociaba con la época decembrina, no llego a ser el patrón de los niños por solo dar regalos una vez al año
La verdad es que protegía a los niños del mundo a través de aliados, seres mágicos que generalmente acompañaban al niño durante su niñez y que llegaba a ellos en forma de juguetes
Con los que mantenía comunicación a través de un intrincado sistema de conexiones, escucharlos cuando los sentaba en sus piernas, en sus rondas por el mundo, eran un medio para mantener su fe en un mundo donde muchos padres la habían perdido
Las cartas era otro medio, donde los más chiquitos le dejaban saber sus más profundos deseos, estas llegaban como aluvión a partir del primero de diciembre, variando el idioma y volumen dependiendo de la cultura
Para los americanos, por ejemplo, la semana del veinte de diciembre, mientras que los venezolanos la navidad empezaba en noviembre. Cada país tenía su propia manera, eran patrones que se repetían por siglos. Lo que saliera del patrón le era alertado con rapidez
Había unas pocas y la primera que reviso fueron las cartas de Clara Wilson quien vivía en Boston, estaba fuera de patrón porque era noviembre, la traviesa siempre enviaba dos, porque su familia podía complacer sus deseos
Sin embargo, este año el verdadero deseo de su corazón era diferente y según Leticia, su guardián mágico muy retador, lo hizo sonreír la redacción de “la carta especial”
No sería tarea fácil, ya que los adultos solían hacerlo más complejo, la historia en torno a su nacimiento y padre, estaba lleno de enredos. Mucho miedo, demasiados silencios.
Una sonrisa asomó cuando vio que debajo de eso había amor, ¡Con eso podía trabajar! Lo que le saco una sonrisa
Mientras hubiera amor, todo se puede y así como la pequeña Clara estaba dispuesta a hacer su parte, él también echaría mano de algunos trucos para ayudar.
Primer paso, pasar el momento incómodo del encuentro y luego ya iremos viendo sonrió, comiendo las galletas con leche caliente que su esposa solía darle de merienda