¿quién eres? - Hipótesis

Capítulo 5.

Tres días después de reunirse Facho con Pitu, él se encontró con uno de los culpables de su desconfianza desmedida.

 

—¡Eso me pasa por hacerles caso a ustedes!, ¡ella no se va de la ciudad! —reclamó empujando a Gael con fuerza.

—Parece que no escuchamos toda la conversación —se defendió Gael de las acusaciones que encontraba injustas en su contra—, y nos quedamos con Romi llorando desconsoladamente.

—¡Me hiciste hacer de tonto!, poco le faltó para reírse en mi cara, lo creí posible, pero me reclamó lo contrario.

—Lo creímos posible, ¿qué quieres que haga?, bueno, Pitu parece que habló con Romi y ella se contactó con Vlad para aclarar el asunto, así que la fiesta de despedida la cancelamos.

—¡Llegué a creer que nos estaba engañando!, no tienes idea el nivel de sospecha al que me hicieron llegar ustedes con la información incorrecta, y se lo pregunté directamente…

—Ah, esa es la razón por qué está molesta contigo —pareció entender el gran misterio que rondaba en las conversaciones entre sus amigos—, en realidad, según Vlad está decepcionada por algo que le dijiste tú, y considerando que eras tú, casi lo vimos normal, salvo que tú no estuviste con ella de forma amorosa como para que fuera parte de lo común.

 

Lo decepcionó por querer salir de sus dudas por si ella los estaba engañando con la noticia que se iba de la ciudad, entonces, ¿ella es inocente?, ¿no los está traicionando?, si solo no la hubiera visto ese día conversando con Iker.

 

—Me lleno de preguntas que en ese minuto… ¡me equivoqué por culpa de ustedes!

—¡No!, ¡nosotros no sospechamos de ella como ustedes con Santiago!

—Santiago… ella creyó que él defendió a Tuto y no que se refería a mí. ¡No quiero ni verlo!, Pitu no me va a responder ninguna llamada ahora —se enojó tanto que golpeó la cubierta de la mesa.

—¡PFF!, como si a ti te costara pedirles perdón a las chicas, seguro…

—Una vez tú me dijiste en el voluntariado que Pitu no era el perfil de chicas a las que suelo seducir, y tuviste razón, esta chica suele hacer todo lo contrario —se refregó la cara con las manos, quería pensar en algo—, me es totalmente impredecible.

—Ahí tienes la respuesta —le dio un palmetazo en la espalda como si quisiera animarlo.

 

En ese minuto no le hicieron sentido las palabras de Gael, sino que fueron el viernes al término del voluntariado cuando regresó al departamento con Santiago.

 

—No se irá.

—Ni me lo recuerdes, casi me inmolé ese día que me reuní con ella.

—¿Su pie está mejor?

—Pregúntaselo.

—¿Antes o después que me asesine?

—Te odia con razón, lo sabes, y supongo que sí, nos reunimos a la salida del kinesiólogo —se recordó al verla irse molesta y que caminaba sin dificultad.

—También me enteré que Campanita está enojada contigo, ¿pasó algo de lo que me deba enterar?

 

¿Se deba enterar?, ¿por qué?, la pregunta a Facho lo enervó.

 

—¿De qué quieres enterarte? —lo desafió.

—No sé —dudó en seguir la conversación—, solo que hasta ahora pensé que solo yo la enojaba.

—No te lleves todos los créditos —lo fastidió con intención de probar su paciencia—, quizás me odia igual que a ti.

—No puede odiarte… —y se frenó cuando se imaginó miles de formas en que pudo su mejor amigo fastidiarla.

—La verdad sí, no es novedad que todos lo piensen así —le bajó el perfil más de lo que quería en realidad—, las chicas tarde o temprano suelen odiarme.

—¿Te gusta?

—¡No!

 

Se sintieron contrariados como pasaba cuando se referían a Pitu, ¿qué estaba pasando que ninguno quería admitirlo?, ellos eran los mejores amigos.

 

—¿Te comentó Campanita sobre que está buscando un lugar para arrendar? —comentó Santiago convenciéndose en su interior de que estaba en lo correcto.

 

Facho quedó perplejo, ¿había escuchado bien?

 

—No —lo miró Facho perplejo, porque Santiago sin hablar con ella sabía más que él—, ¿en serio?

—Sí, me preguntaron si conocía a alguien, y yo me acordé que ustedes tienen una habitación disponible... quizás tu podrías ayudarla con eso.

—Ayudarla, ¿cómo?, por si no te has dado cuenta ella suele ser bastante autosuficiente.

—No en todo —hizo el alcance.

—Y ¿cómo yo podría ayudarla?, ya pensaste en algo seguramente.

—Quizás podrías arrendarle la pieza de tu madre, igual es un ingreso extra que les vendría bien a ustedes —trató de convencer a Facho en que era una buena idea.




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