Quiere me como yo te quiero

Capitulo 11

Son casi las ocho de la mañana, Yamamoto y yo apenas estamos cruzando la gran puerta de entrada al instituto. Colocando una mano en su boca y cubriendo su bostezo, Yamamoto iba caminando delante de mí, tan despreocupado como si más temprano no hubiese pasado nada.

—¿Por qué la cara de preocupación Gwen-san? —Yamamoto se había girado para verme de frente.

—p-preocupado —su rostro estaba muy cerca del mío —p-para n-nada, por favor no se acerque tanto.

—Gwen-san está muy rojo ¿tendrá fiebre? —Yamamoto coloca su mano en mi frente.

—no tengo fiebre, s-solo recordé algo.

—¿Qué recordó Gwen-san?

—no, no es nada, en verdad.

—será que Gwen-san a recordado el golpe de esta mañana —pregunta Yamamoto tocándose el pómulo que está ligeramente enrojecido.

—ay no…

Esa mañana me desperté con un terrible dolor de espalda, me había quedado dormido sobre mi escritorio, la luz de la mañana me pego de frente, había olvidado cerrar las cortinas. Parpadeé mientras mis ojos se acostumbraban de a pocos a la luz y como si fuese un ángel, una aparición divina, el rostro de Yamamoto apareció frente a mí, unos perfectos rasgos asiáticos, nariz pequeña, labios redonditos y pómulos rosados, lo único que distraía de su rostro eran los mechones de cabello que le caían delicadamente sobre los ojos y aun así se seguía viendo hermoso.

Me quedé mirando dormir a Yamamoto y no pude evitar pensar en Shinohara, pues días atrás era Shinohara quien me acompañaba en mis noches para hacer trabajos, y entonces recordé el mensaje que él me había enviado:

Shinohara 23:45:

Hola ¿puedes salir?

En eso levanté la mirada y Yamamoto estaba abriendo sus ojos, nos contemplamos en silencio hasta que la puerta de la habitación se abrió de golpe, mi hermana venía a despertarme con su sonoro y bien característico “Buenos días” lo que paso a continuación, solo puedo describirlo como un episodio de una sitcom de los años 90’s:

Cuando mi hermana abre de golpe la puerta, me da un susto tan fuerte, que arrojo mi celular con tanta fuerza que termina estampado en la cara de Yamamoto.

Quería morir de vergüenza, no solo había dejado que Yamamoto se durmiera sentado en mi escritorio, si no que para colmo le aventé un celular a la cara, si antes no tenía motivos para odiarme, creo que le acabo de dar una razón para hacerlo.

—¿Por qué Yamamoto recuerda ese tipo de cosas? Qué vergüenza.

—jaja está bien no paso gran cosa, aunque he de reconocer que Gwen-san tiene mucha fuerza.

—lo siento.

—está bien, no importa Gwen-san, mejor apuremos el paso, ya vamos bastante tarde.

 

*****                                     *****

 

Llegando al salón, Yamamoto se quedó afuera contestando una llamada. Deslicé la puerta y con la mirada en el suelo caminé hasta mi silla, me dejé caer de golpe sobre esta con los ojos cerrados, no fue sino hasta que la cantarina voz de Roku me hizo abrir los ojos:

—¿Qué pasa Gwen-san? Te ves agotado —abrí mis ojos y Roku me miraba extrañado desde su silla.

—ah, pues es que me quedé dormido sobre mi escritorio y ahora me duele la espalda.

—¿enserio? Que mal… y si vas a la enfermería a descansar un poco.

—no, ya me tomé muchos permisos, dudo mucho que me dejen faltar a una clase de nuevo.

—oh cierto, cierto, pues Gwen-chan, a sobrevivir por hoy.

—lo sé.

—por otro lado, Gwen-chan te he visto llegar junto a Yamamoto-sama ¿han arreglado las cosas entre los dos?

—¿perdón?

—¿eh? ¿no es así?

—ah, no.

—¿entonces lo malinterpreté?

—no, no es eso —fuimos vistos —bueno… todo fue un malentendido entre nosotros, realmente nunca hubo nada que arreglar.

—qué relación más extraña tienen ustedes dos —dijo riendo Roku —lo mejor es siempre estar en buenos términos ¿no crees Gwen-chan?

—sí es verdad.

Un mensaje entro a mi celular, era mi hermana:

Janee 8:20:

Evan recuerda que la cita con

La psicóloga es hoy después de

Tus clases, ten un lindo día xoxo.

Mira que bien, algo bueno en medio de tanta locura de días.

La profesora Kosaka entra y justo después entra Yamamoto, se sienta en su silla frente a mí y me guiña el ojo en signo de complicidad, siento como poco a poco me ruborizo hasta las orejas. Dios si tu estas ahí por favor que nadie note esto.

 

*****                                                 *****

 




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