Peace venía muy cansado de la escuela, con montones de proyectos para entregar, un ensayo a medio terminar y estaba terminando de leer un libro que le habían encargado en la escuela; la capacidad de terminar un libro en un día que tenía Peace era asombrosa pero también lo cansaba de sobremanera, tampoco era nada atlético así que la cantidad de libros que traía cargando hacían que él sintiera que se le iba a romper la espalda, ya que eran muchas cosas considerando que era un muchacho de 16 años y delgado para su edad a pesar de que hacía ejercicio, afortunadamente ya no tenía sensibilidad en algunas partes de su cuerpo por culpa de los golpes de su padrastro.
Al llegar a casa tocó a la puerta y esperó a que su madre le abriera ya que no se le permitía tener llave, se encontró con la desagradable sorpresa que su madre no estaba, aunque en realidad eso no es como que le sorprendiera mucho, no sería la primera vez que su madre cerraba y se quedaba hasta noche en la calle, por lo cual Peace se tenía que quedar afuera hasta que esta regresara; una vez incluso se quedó 3 horas afuera hasta que llego su padrastro y le abrió la puerta porque no le quedaba de otra.
-Bien, tengo muchas cosas que hacer y no sé a que hora llegue mi madre, mejor empezar de una vez, no tengo tiempo que perder- se dijo Peace a sí mismo, el hábito de hablar sólo era algo necesario en su vida tan caótica.
Por el paso principal apareció la señora Maribel, que se dirigía a su casa, la cual quedaba enfrente de la casa de Peace, nuevamente vio al joven haciendo su tarea afuera de casa, no podía hacerse a la idea de que su madre tuviera ese grado de desinterés, lo peor es que alguna vez había hablado con la señora y esta siempre fingía interés, era como si le gustara ponerle trabas a su hijo.
-¿Mucha tarea?- le preguntó la señora Maribel a Peace, acercándose al muchacho.
-Algo así- contestó Peace con una sonrisa.
-Pasa a comer a mi casa, estoy segura que tienes hambre muchacho- le invitó la señora Maribel.
- Así estoy bien- dijo Peace temerosamente, aunque le encantaba estar con la señora Maribel sentía que era pedirle demasiado, sobre todo considerando la actitud hipócrita que siempre tenía su madre, Peace no quería quedar como un hijo mentiroso y abusivo.
-Anda vamos, escucha come y haces depués tu tarea, esto te ayudará a pensar mejor y tendrás donde recargar tus cuadernos- Sin decir más la señora Maribel alzó su mochila y la llevó a su casa, Peace entró y como siempre dijo "Con permiso", ya dentro el chico empezó a escribir unas notas en su cuaderno y Maribel entró a la cocina para empezar a calentar lo que serviría en la mesa.
Pasados alrededor de 40 minutos la comida estuvo lista y la señora Maribel se sentó a comer junto con Peace.
-¿Qué hacias? ¿tarea? - preguntó intrigada Maribel.
-No, mi tarea ya la termine desde hace rato, estoy trabajando en una especie de meta personal, quiero adelantar todos los temas que veré de física en un sólo proyecto para que el maestro me excente- contestó Peace tan ambisioso y alegre como siempre.
-Estoy orgullosa de ti muchacho, se ve que tu tienes mucho futuro- dijo la señora Maribel tratando de animarlo, pero ya no tenía mucho efecto, Peace nunca escuchaba halagos de sus padres y sólo tenía un amigo en el colegio, Luis, fuera de eso siempre recibía burlas y abusos de sus compañeros; pero lo que de verdad afligía a Peace era el porque a pesar de todos sus esfuerzos y talentos su madre hacía como si él no existiera.
Antes de que Peace pudiera deleitar el postre se escuchó como llamaban a la puerta, Peace temía lo peor, la señora Maribel se dirigió a abrir y efectivamente era la superstición de Peace, su madre se hallaba en la puerta con una falsa sonrisa.
-Hola Mari ¿está Peace aquí?- le preguntó la madre de Peace a Maribel.
-Si Susana Peace está aquí comiendo- le contestó Maribel con su tono de decepción.
-Hay ese niño, espero no te cause mucha lata y por favor te he dicho que me digas Susi, no es necesario mencionar mi nombre completo, y lamento que el muchacho esté molestando mucho.
Lo que más le causaba rabia a Maribel era el hecho de que Susana nunca llamaba hijo a Peace.
-Tranquila Susi, Peace siempre es bienvenido aquí- le contestó mientras miraba con orgullo a Peace.
-Bueno tenemos que irnos muchacho, despídete- dijo Susana con orgullo y sin ninguna muestra de afecto, Peace, queriendo evitar un conflicto tomó rápidamente sus cosas y hechándole una mirada triste a su postre se dirigió a la salida y sólo volteó para susurrar un tenue "adios señora Maribel".
-Jamás aprendes ¿verdad muchacho? Entiende que no quiero que Maribel me cobre nada, y tú vas como perrito a chingar.
-La señora Maribel dice que no soy un estorbo- contestó Peace desanimado.
-Claro que te dira eso- empezó a gritar Susana- te tiene lastima y quiere que estés ahí para sacarme dinero, pero ni crea que le daré un solo centavo, todos son iguales.