Quiero Quererte - Aizawa

Capítulo 21

Ver cómo la gente pasaba de largo sin siquiera mirarme, como si fuera basura en el suelo a la que no intentan ni por esquivar, me partía por dentro.

Pero intentaba no desanimarme, no venirme abajo y seguir hacia delante, pues tenía que pagar las tasas del hospital y los tratamientos de este.

Algunas personas me miraban con pena, otros miraban mi trabajo y lo alagaban…pero solo dos personas – hasta el momento – compraron.

- Hola jovencita – dijo un hombre.

- H…Hola – respondí algo insegura.

- Tienes buen cuerpo – habló de una forma asquerosa.

Resoplé hacia su horrible comentario e intenté controlar las ganas que tenía de atravesarle con mi Don…pero tendría que reprimirme. No puedo causar un alboroto o, menos aún, que me echen de la UA.

- Señor, márchese – dije de la forma más educada posible y con el tono más calmado que mi voz me permitía en aquel momento.

- Ven, vamos a divertirnos – habló mientras me agarraba la muñeca e intentaba que me levantara del suelo.

- ¡No!

- No seas aburrida, te lo pasarás bi…

No pudo terminar la frase ya que, en cuestión de segundos, salió disparado y chocó contra una farola. Seguidamente, una especie de cinta grisácea le agarró del cuello y lo suspendió en el aire.

- ¡Aléjate de ella! ¡Sólo es una estudiante! – aquella voz me hizo poner los pelos de punta.

Mi profesor Aizawa.

Verle con su quirk activado, con los ojos rojos y su pelo hacia arriba a la vez que manejaba la cinta de su cuello hizo que sintiera un profundo alivio…a la vez que temor…

- ¡V…vale! ¡L…l…lo siento! – dijo este asustado mientras pataleaba.

Tras aquellas palabras, Aizawa lo dejó caer al suelo – obviamente apenas estaba suspendido en el aire por un metro, altura suficiente como para caer sin hacerse absolutamente nada – y echó a correr a la vez que, la gente que vio la escena, aplaudió el acto heroico del profesor de la UA.

- ¿Estás bien? ¿Qué haces aquí…? – dijo ignorando a la gente y acercándose hacia mí.

- Si…estoy bien – respondí frotándome la muñeca que me agarró aquel hombre.

- ¿Estás…vendiendo? – preguntó sorprendido.

Yo…avergonzada por la situación…asentí.

- ¿Por qué? – su semblante se volvió más serio.

- Las facturas de hospital…eso no se paga solo.

- Ya nos encargamos de eso, está pagado – habló molesto.

- Pero no quiero que os encarguéis de eso, son asuntos míos, así que yo debo pagarlo.

- Levanta – esta vez fue él quien me levantó sin darme tiempo a quejarme.

Se agachó y recogió mis dibujos, eso sí, se quedó un rato mirando uno de los retratos de mi madre…como si la conociera de algo.

¡Hasta aquí el capítulo de hoy!

¡Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!