Capítulo 40

Algo en mi despertó al escuchar:

- P... Prof....esor... Aiza...wa... - aquello me erizó la piel

- ¡Minamino! - dije rápidamente

- Suministrar más anestesia, la paciente ha despertado - ordenó el cirujano

Una de las enfermeras dio el paso para cumplir con lo mandado, pero yo me apresuré a hablar.

- ¡No! - les interrumpí casi con un grito - No la durmáis, ahora si, ahora si sé como solucionar el problema.

Todos me miraron expectantes, esperando a una rápida reacción por mi parte.
Sin más espera, me acerqué hacia ella, a la altura de su cara.

- Minamino, soy yo - sus ojos me buscaron, algo perdida y sin entender nada - todo va a estar bien, solo tienes que hacer un último esfuerzo, ¿vale? - le hablé con cariño a la vez que sujetaba su mano con fuerza.

Sin más, activé mi don, haciendo que mi iris se volviera del color de la sangre y mi pelo cogiera su característica forma, desactivando el don de ella.

- ¡Mire, doctor! ¡Está funcionando! - dijo un enfermero a la vez que comprobaba el estado de su sangre a través de una pantalla. - La cristalización de su sangre está desapareciendo

Pero mi atención volvió hacia Minamino.

- A... Aizawa... Siempre... Siempre...

- Shh, no te esfuerces tontamente, eso solo hará que... - empecé a decir, pero me interrumpió

- Me... Gus... Gustaste

Aquello me dejó completamente paralizado. ¿Que acaba de decir? ¿Que yo... Que yo siempre...? ¡No! No era momento de pensar en aquello.
Mientras estaba intentando ordenar mis pensamientos, sentí algo que me hizo perder la cabeza.

Su pulso desapareció.

En cuestión de milisegundos, todo se convirtió en un autentico caos.

- Ha entrado en parada - dijo aquella frase que me desvaneció por dentro.

Personas corriendo de un lado a otro, agitados, cambiando las maquinarias que conectaban a Minamino por otras y dando órdenes.

- Señor Eraserhead, necesitamos que salga de aquí - una de las personas que allí estaba trabajando, me sacó de mi trance.

- ¡No! ¡Minamino! - la agité por los hombros - ¡Despierta!

- Salga de aquí, por favor - me insistió

- ¡Minamino! ¡Minamino! - entre dos enfermeros me sacaron del lugar.

- No se preocupe, haremos todo lo que esté en nuestra mano. Usted ya ha hecho mas que suficiente, ahora déjenos actuar - me dijeron

- Necesito entrar, necesito estar con ella - dije casi como una súplica

- Quédese aquí, si estuviera dentro solo molestaría.

Y sin decir más, entraron de nuevo a quirófano, dejándome fuera de todo y en una completa desesperación.

Me apoyé en la pared y me dejé caer hasta el suelo. Agarré mi pecho por la frustración y la falta de aire, respirando agitadamente y enterré la cara entre las piernas, ahogando un grito a la vez que las lágrimas caían sin cesar.

 

¡Hasta aquí el capítulo de hoy!

Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!

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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.

EDITORIAL: Ediciones Arcanas.

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