Capítulo 62

No soy ciega, sé por qué está tan nervioso o por qué esta reaccionando de esta manera pero, por mi parte, no sabía cómo actuar, no sabía como responder y lo peor de todo…no sabía qué sentir.

Entonces decidí sincerarme.

- No sé cuando pasó. Tal vez porque me cuidaste, porque me protegiste del abusador de mi padre, porque me salvaste en varias ocasiones…tal vez todo aquello hizo que sintiera que alguien me cuidaba. Desde hace muchos años vivo prácticamente sola. Cero relación con el exterior. Y, desde que empezó el curso, mi única relación es con los profesores y alumnos…y con nadie tengo una amistad fuerte más allá del compañerismo. Aizawa…me has cambiado la vida y has hecho que mis sentimientos sean un completo caos. M…me gustas y no puedo evitarlo. – finalicé.

Pude notar como estaba nervioso, no sabía como reaccionar ante todo lo que le decía.. Parecía que buscaba las palabras correctas, pero finalmente soltó lo primero que se le pasó por la cabeza.

- ¡Mierda! A mi también Alina, pero no es posible – dijo alterado.

Sabía perfectamente a qué se refería, pues yo también tengo el mismo debate mental.

Él es un profesor.

Yo una alumna.

- Quiero quererte…pero no está permitido – dijo en un susurro – no puede pasar esto entre nosotros.

- Entiendo lo que dices – suspiré – pero no quiero aceptarlo.

Aizawa me miró a los ojos, intentando buscar alguna respuesta.

- Lo siento – me volví a disculpar – Sé que la problemática de Minamino te está causando otro problema – reí irónicamente mientras miraba a algún punto perdido por el suelo.

Él me cogió de la barbilla y giró mi cara hacia él, para establecer contacto visual.

- No eres un problema para mi – susurró a la vez que acortábamos la distancia que había entre nosotros de manera inconsciente.

Pronto sentí los cálidos labios de Aizawa sobre los míos. Fue un beso corto, pero bonito.

Una vez nos separamos, nos miramos a los ojos.

Pero lo vi entristecerse. Se levantó y salió de la casa.

- Necesito pensar, luego vuelvo – dijo antes de cerrar la puerta.

Y allí me quedé, sentada en el sofá, pensando en todo lo que acababa de suceder. Me tumbé en el sofá y Carboncito se subió a este y se tumbó al lado de mi barriga.

Sin más, empecé a llorar, desahogándome por completo.

¡Hasta aquí el capítulo de hoy!

Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!

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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.

EDITORIAL: Ediciones Arcanas.

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