Capítulo 66

Tras el viaje en el tren, llegué a mi casa.

Entrar en aquel lugar me produjo una sensación parecida a las nauseas, lo odiaba. Entré en mi dormitorio y me tumbé en la cama.

Aunque tuviera repulsión hacia ese lugar, mi habitación era como un santuario para mi. Mis cosas me hacían sentir que estaba en casa...cosa que era contradictoria porque me gustaba y no me gustaba.

Tras pensar en la vida un poco, me levanté y me puse manos a la obra: buscar trabajo y un lugar en el que vivir económico pero lo más cerca del centro posible. Cogí el pequeño portátil que tenía mi padre y lo encendí para empezar a buscar por internet las opciones que tenía antes de ponerme en contacto con estos.

Lo único que me era molesto en ese momento era el móvil: llamadas y mensajes de Aizawa. Decidí escribirle brevemente sobre la nota que dejé en su casa, pero sin mencionarla.

No sé cuanto tiempo estuve allí buscando las opciones que tenía, cuando algo me sacó de mis pensamientos: golpes en la puerta.

Me puse muy tensa...¿Quién iba a venir aquí? ¿Acaso sería...mi padre? No...no puede ser, el está en la cárcel y no ha podido escaparse, ¿no?

Con miedo me dirigí hacia la puerta, quería mirar por la mirilla de quien se trataba pero, antes de llegar, una voz habló.

- Minamino, sé que estás ahí, abre – la voz alterada de Aizawa me hizo suspirar de alivio, aunque luego me molestó.

- ¿Qué haces aquí? – pregunté abriendo la puerta, sin expresión ninguna.

- ¿Qué haces tú aquí y qué es esto? – dijo a la vez que me enseñaba aquella nota que le deje en la encimera de la cocina.

- Ya lo has leído. Dejo la UA, nunca quise ser héroe, solo estaba allí por obligación de mi padre pero, ahora que él no está, puedo dejarlo sin miedo a que me maten de una paliza – hablé con normalidad asustando al profesor – Por lo demás...¿no es obvio? ¿Cómo pretendes que me quede en tu departamento con los problemas que tenemos? Lo mejor es cortar por aquí y que no empeore – hablé sinceramente.

- No puedes hacer eso – dijo.

- ¿No? ¿Y qué quieres que haga? – pregunté.

- Quiero que te quedes...que te quedes conmigo, Carbón te necesita.

No voy a evitar decir que aquello me enterneció.

- Soy un estúpido, ¿vale? – habló desesperado – Nunca...he estado así por alguien...no sé que hacer o qué debo decir...además está el punto negativo de que somos...

- ¿Profesor y alumna? – solté una risa irónica – Ya no – me encogí de hombros.

- Alina...sabes a que me refiero...

Suspiré. Sí lo sé, pero querría entender como funciona la mente de aquel profesor que estaba volviendo mi mundo un completo caos.

- Vuelve a mi departamento – dijo – Minimo hasta que encuentres algo de verdad.

Aunque al principio me dio esperanza...el final de la frase me desilusionó. Osea, ¿Qué sí quiere que me vaya?

- ¿Y qué haremos? ¿Estaremos sin hablarnos? ¿Evitándonos como hasta ahora? No, gracias. Además...

No pude seguir hablando ya que Aizawa me agarró de la cintura y me atrajo hasta él, juntando una vez nuestros labios, creando más caos en mi interior.

- No, no nos evitaremos...solo tendremos cuidado – pronunció soltando una pequeña sonrisa – Lo siento. Siento haber tardado tanto en darme cuenta.

Yo, por mi parte, agaché la cabeza avergonzada.

- Está bien. Solo esta vez – hablé dejando claro de que sería la última oportunidad.

Y así, cogí algunas cosas importantes de mi casa, con ayuda de Aizawa, y volvimos en tren a su departamento.

Con Aizawa.

Junto a Carbón.

¡Hasta aquí el capítulo de hoy!

Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!

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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.

EDITORIAL: Ediciones Arcanas.

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