Quimera

Evolución y conexión de almas

La humanidad ha evolucionado a tal punto que las personas logran vivir más de cuatrocientos años, por lo cual, se considera una persona mayor de edad cuando cumple los treinta años y completamente adulta al tener cuarenta años.

Tengo veintisiete años, aunque soy sumamente joven para el puesto de Decana de Élite, me he esforzado por madurar y ser responsable de mi vida. Algunas personas me admiran y con el pasar de los años me he ganado el respeto que se necesita para el rol que ocupo en el CCI. A veces pienso que las personas, más que respetarme, me tienen miedo, porque saben que soy un experimento humano y no saben de lo que soy capaz de hacer si me enojo con ellos. Me llaman genio, prodigio, hablan de mí en las escuelas y me vuelvo referente para muchos jóvenes, seguramente piensan que, si yo he logrado tanto en tan poca edad, podrán hacer lo mismo, sin imaginarse que yo nunca escogí esta vida.

En el CCI tienen la expectativa de qué podré lograr cuando cumpla mi mayoría de edad, esperan que pueda ser una soñadora en el rango más alto de la élite humana, para eso me crearon.

Puedo ver en mis amigos, Madeline y Grecor que se esfuerzan por seguirme el ritmo, estar a mi lado los impulsa a ser cada día mejores en sus áreas, por esa misma razón, aunque también son bastante jóvenes, han logrado muchos avances importantes en sus vidas. Pero ellos tienen cuarenta y cinco años, son adultos. A veces se me olvida, pero me lo recuerdan cuando me explican las cosas de la vida, de esa vida que hay afuera del CCI; me hacen sentir como si yo de verdad soy una niñita ingenua que juega a ser adulta, cuando, por dentro sé que he vivido más sufrimiento que ellos dos juntos.

Sufrimiento. El sufrimiento es el que hace avanzar a las personas, por eso, aunque la humanidad ha llegado a crear su propia utopía, donde no hay pobreza, las personas viven cómodamente su vida, sin miedo a salir a las calles, sigue existiendo un mundo oscuro que no quieren que descubran.

¿Por qué las academias de soñadores les prohíben a sus integrantes el no relacionarse con personas no pertenecientes a este mundo? Porque necesitan que se guarde el secreto de que son ellos quienes controlan todo lo que conocemos. La ambición por el perfeccionismo ha llevado a los humanos a sobrepasar los límites y comenzar a experimentar como dioses.

Hace cientos de años que los humanos han dejado de creer en deidades, únicamente quedan algunas exclamaciones que hacen referencia a esas viejas creencias, ¿la razón? Ahora somos nosotros los dioses.

Con una imagen y perfeccionismo que se me obliga a mantener, debo cuidarme de todo lo que pueda introducirme en un problema. Si llegase a involucrarme amorosamente con una persona menor que yo, sería como jugar con un niño. Aunque mi apariencia sea tan joven, ya se me considera una adulta y se me tacharía de irreverente y se me juzgaría como a un adulto ante la ley.

A veces me pregunto si soy realmente yo quien controla mi vida o si lo hace el CCI. Me dicen qué hacer y con quién estar. Nunca pude relacionarme con personas de mi edad, siempre lo he hecho con adultos que me explican lo que debo hacer para comportarme como ellos.

Ahora que sé que moriré joven me detengo a meditar esa pregunta… ¿fui feliz?

He visto en aquellos ojos grises azulados la inocencia, la nostalgia de quien ve a alguien que ha añorado volver a tener en frente de sí. Y cómo he deseado ser él, quien tiene la libertad de escoger su vida, de vivir como desea. Pero, una vez más, se me ha privado de escoger qué decisiones tomar, porque tengo una imagen que cuidar: la perfección de este nuevo mundo.

 

Memorias de la Soñadora J. Darmy. Año 503 Después del Gran Despertar.

 

 

 

 

 




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