Quimera

Capítulo 17: dimensión prohibida (parte 1)

Yakov tenía la frente arrugada y los ojos sucumbidos ante la impresión. Se recostó en el espaldar de la silla suspensora de madera y después limpió con una mano el sudor que bordeaba sus labios y barbilla.

Se encontraba ante un gran dilema, su pupilo había violado la ley al robar material prohibido y clasificado, si esta información llegaba a oídos de otra persona, así fuera Jara, no titubearían en acusarlo con las directivas. Por otro lado, estaba el hecho de que Adem ya conocía todo el contenido de uno de los libros escritos más importantes de la existencia humana, en su cerebro se encontraban respuestas a muchas preguntas que por más de quinientos años no pudieron responderse, podía usarlo a su favor, aliarse con las Amantis para que ayudaran a entrenar a Adem y así encontrar la Dimensión Oscura. Tendrían el poder de la existencia misma en sus manos, serían invencibles.

Aunque… la vida de Adem Murf Habid estaría en peligro. Si moría, el culpable sería él, los Soñadores Oficiales no titubearían en asesinarlo por profanar la vida humana.

Y corría el riesgo que de Jara Adelina Darmy sospechara que estaba experimentando ilegalmente con su nuevo pupilo y podría acusarlo. Desgraciadamente tenía una aprendiz tan correcta que se convertía en una molestia.

Necesitaba actuar con cuidado si quería aprovechar la oportunidad que la vida le estaba sirviendo en bandeja de plata.

—¿Crees que podrías acceder a la Dimensión Oscura? —indagó Yakov.

—Señor, le seré honesto, al primer soñador, Bryan Domán le costó ingresar a ella cinco años, comenta en sus escritos que estuvo a punto de perder la vida, pues la dimensión se encuentra más allá de las dunas de la Quimera. Intentar acceder a ella es un suicidio.

—¿Más allá de las dunas de la Quimera? —cuestionó Yakov.

—Sí, después de las dunas lo único que se logra encontrar son energías oscuras, demonios, Bryan Domán en su libro lo llama el Tártaro, pues le recordó a la mitología griega. Dice en el libro que una vez se abren las grandes puertas que conectan con estas dimensiones, las energías más oscuras consumen al lugar y una vez ingresas, nunca más tu alma vuelve a salir. Puedes regresar a tu cuerpo carnal, pero tu alma será arrastrada una y otra vez a la Dimensión Oscura. Por cierto, no es una única dimensión oscura, son muchas, lo describe como varios mundos infernales. —Repuso.

La piel de Yakov estaba erizada y varios escalofríos lo recorrían de pies a cabeza.

—Jensen Riau Darmy no estaba de acuerdo con abrir, como ella lo expresó, las puertas del Infierno —siguió relatando Adem—, por esto le pidió a su prometido que no siguiera investigando, esa es la razón para que la información jamás fuera revelada.

Adem contempló curioso la postura rígida y el rostro de preocupación de su mentor, nunca lo había visto tan consternado.

—Señor, así como yo pude lograr obtener esta información, otras personas pueden hacerlo —comentó él—. Personas que no lleven tan buenas intenciones, como la Oposición.

—¿Cómo tienes tanta información? —indagó el hombre casi en un gruñido.

—No se preocupe, señor, nada más he prestado atención a ciertas conversaciones —dijo Adem—. Nada más con todo esto quiero decirle que la Élite Internacional no hace bien guardando los libros y temiendo que los lean, deben preparar a varios soñadores que logren ingresar a la Dimensión Oscura y la vigilen desde adentro de todo aquel que quiera adueñarse de la Energía Oscura.

—Y tú quieres ser uno de esos miembros —repuso Yakov.

—He de esperarse, ya he leído el libro y soy en este momento el único que sabe la ubicación exacta del portal que nos conecta a ella.

Yakov sacó un pañuelo blanco del bolsillo trasero de su pantalón oscuro y limpió el sudor de su frente. Sentía que le hacía falta la respiración y le pareció que la habitación estaba muy pequeña y apretada.

Se levantó de la silla y se acercó al balcón, apreciando la inmensidad del campus de la academia. Inspiró hondo cuando una suave brisa le acarició el rostro y así logró controlar sus emociones.

—Me ofende lo que has hecho —dijo sin voltear a ver al joven— y al mismo tiempo me impresionas. He de confesar que también creí lo mismo cuando me enteré de la decisión de la Élite Internacional. —Dio media vuelta, encontrándose con la mirada gris azulada del adolescente—. Hablaré con la Suma Eminencia Zimmer, es la única que puede ayudarnos y aceptará entrenarte para que logres acceder a la Dimensión Oscura. Por ahora, esto quedará entre nosotros, no le digas a nadie que tienes en tu poder el libro, ni siquiera a Jara, ella es capaz de entregarte a las directivas para que te expulsen y juzguen; la conozco tan bien que sé que hará hasta lo imposible para que nadie acceda a la Energía Oscura. —Se acercó a Adem—. En este momento no debes confiar ni en tu propia sombra, Adem, desde ahora tu vida siempre correrá peligro. Y, ante todo, mantén la distancia con Jara, si empieza a sospechar de este secreto que vamos a guardar, será nuestro fin, nos condenarán a muerte.

 

 

Luie observaba con impresión el tatuaje en forma de círculo de tres centímetros de ancho que rodeaba el brazo por debajo del hombro. Estaba hecho con minúsculos puntos negros y compaginaba de forma perfecta con el escudo de Soñador Oficial que tenía una estrella encerrada en el círculo que representaba el sol.




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